GENES HUMANOS A LA VENTA En 1976 un equipo de medicos de la Universidad de California extrajo celulas del brazo de John Moore, un paciente con leucemia. Estas celulas fueron patentadas por la universidad , sin el conocimiento o concentimiento del paciente, cuando descubrio que tenia proteinas muy poco usuales.
La patente, cuyo valor commercial a largo plazo podria exceder los 3 mil millones de dolares, paso a manos de la Corporacion Sandoz, que ahora forma parte del gigante Novartiz. Moore se entero de la patente y acundio a los tribunales para afirmar su soberania sobre su propio cuerpo. En 1990 el Tribunal Supremo de California determino que Moore no tenia ningun derecho sobre las celulas de su brazo, ya que estaban patentadas y la patente era perfectamente legal y habia que respetarla. Segun la organizacion Accion Internacional por los Recursos Geneticos (GRAIN), el caso de John Moore ‘tiene la singularidad de ser la primera patente sobre genes humanos en la que el desprevenido donante del invierno no solamente estaba vivo, sino que ademas estaba en plenas condiciones para discutir como se siente estar patentado”. En vista de este precedente ,los pueblos indigenas y grupos activistas comenzaron a mirar con desconfianza el Proyecto de la Diversidad Genetica Humana (PDGH), un consorcio de universidades y cientificos dedicados a procurar muestras de material genetico humana de todas partes del mundo, especialmente de pueblos indigenas en peligro de extincion. A Beth Burrows, presidenta del Institno Edmonds, le toco la desagradable faena de informarle a un grupo de indigenas estadounidenses acerca de la existencia del PDGH en una reunion en 1993. Tras su presentacion, Burrows recibio un largo silencio de la audiencia. La primera persona en hablar fue Jeanette Amstrong, del centro indigenista canadiense En’owkin Center. “Que gente son ustedes, nosotros pensamos que ustedes nos habian quitado todo los que podian quitarnos. Ustedes tomaron nuestras tierras, tomaron nuestros hogares. Ustedes robaron nuestros productos de alfareria y nuestras canciones y nuestras mantas y nuestros diseños. Ustedes tomaron nuestro idioma y en algunos lugares hasta se llevaron nuestros niños. Ustedes robaron nuestra religion y nuestras mujeres. Ustedes destruyeron nuestra historia y ahora parece que viene a chupar la medula de nuestros huesos.” El Concilio Mundial de Pueblos Indegenas (CMPI) denuncio al PDGH como “un grupo de cientificos que planean sacarle dinero a la mas nueva materia prima para el desarrollo de la biotecnologia seres humanos. “Sus principales objeciones fueron que 1)la investigacion , la cual supuestamente preservara genes indigenas para la posteridad, en realidad es una movida comercial para satisfacer la avaricia de las empresas farmaceuticas, 2)la idea de que la extincion de pueblos indigenas es inevitable es un insulto al cual se debe añadir la degradacion de ser usados como conejillos de indias; 3)las sumas de dinero a ser gastadas en el proyecto se podrian usar mejor para ayudarlos a sobrevivir; 4)el proyecto los deshumaniza al categorizarlos como “aislados de interes historico”. Confirmando las peores sospechas, la Fundacion Internacional para el Progreso Rural averiguo en el verano de 1993 que el secretario de Comercio de Estados Unidos, Ron Brown, habia solicitado patentes para las celulas de una mujer indigena de la tribu guaymi de Panama. Sus celulas contenian un virus extraordinario, al igual que sus anticuerpos, con utilidad potencial para investigaciones medicas. Al enterarse esto ,Isidro Acosta, presidente del Concejo Mayor Guaymi, declaro indignado “nunca imagine que la gente llegaria a patentar plantas y animales. Esto es basicamente inmoral y contrario a la vision guayami de la naturaleza y nuestro lugar en ella. Patentar material humano tomar ADN humano y patentar sus productos constituye una violacion de la integridad de la vida misma y de nuestras convicciones morales mas profundas”. El escandalo y repudio internacional que el señor Brown se vio obligado a retirar la solicitud de su patente. Pero comenzando 1994 salieron a luz mas solicitudes de patnetes de genes humanos, de lugares tan reconditos como Papua Nueva Guinea y las Islas Salomon. Ante este cuadro no es de sorprender que los pueblos indigenas repudien el PDGH por considerarlo un frente de la industria farmaceutica para facilitar el acceder a material genetico humano potencialmente patentable. La Fundacion John D. &Catherine T Mc Arthur organizo un encuentro entre lideres indigenas y cientificos del proyecto con miras a contribuir a limar asperezas entre ambas partes. Segun relata Janette Armstrong, los cientificos “estaban sorprendidos de que los indigenas estuvieramos tan bien informados. Podiamos ver que ellos estaban tratando de evader los puntos de conflicto” .Acerca de su actitud ante las preocupaciones de los indigenas, ella percibio que la mayoria de ellos “solo veian premios Nobel en el horizonte; no estuvieron conmovidos. En 1996 Moore testifico ante un comite de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos para hablar en contra del PDGH, y comenzo su ponencia con las siguientes palabras: “ Yo soy conocido como patente 4,438,032 .Algunos de ustedes esten familiarizados con pedazos de mi en sus laboratorios”. Un elemento surrealista tragicomico surgio cuando la persona que testifico a favor del PDGH es un antropologo llamado tambien John Moore , y que para colmo tenia una apariencia fisica similar a la de John Moore patentado. _________________________________________________________ http://www.latinmail.com. Gratuito, latino y en español. _____________________________________________ Lista de discusión Aymara http://aymara.org/lista/lista.php _____________________________________________