Guillermo, Tiene usted toda la razón. Desgraciadament la historia del mundo la escriben siempre los vencedores, y aunque muchas veces los historiadores honrados tratan de sacar a la luz las verdades que tanto molestan, a menudo la fuerza de aquellos que controlan la información minoriza o desvirtúa muchos de los intentos por aclarar las verdades que se nos esconden.
No sé si realmente será nunca posible evitar este comportamiento humano tan innoble, pero confío que con el esfuerzo de todos aquellos que no nos queremos dejar engañar por lo que es políticament correcto, tal vez algun dia la Huminidad llegue a poder reescribir una historia tal como realment sucedió. no podemos desfallecer en nuestro trabajo. --- In aymaralist@yahoogroups.com, Guillermo Vásquez Cuentas <gvasquezcuen...@...> wrote: > > > > > > El > mito histórico de Pedro Domingo Murillo > > Escribe: Guillermo Vásquez > Cuentas | Cultural LOS ANDES, Puno 04 nov 2009 > > > > José LuÃs Ayala Olazábal, el más fecundo de los escritores puneños de la > actualidad, aquel que parece haber hecho del oficio de escribir una pasión > cotidiana, > disciplinada e inclaudicable, ha publicado recientemente un relativamente > extenso volumen de poco más de 320 páginas en formato âgrandeâ bajo el > tÃtulo > âJUAN BASILIO CATACORA. PROTOMARTIR DE LA INDEPENDENCIA AMERICANAâ, > que viene a sumarse a las cerca de cuatro decenas de libros que llevan su > prolÃfica autorÃa. Demás está decir que su lectura, imprescindible para > cualquier aficionado a la temática histórica, no solo de Puno sino de los > paÃses andinos, suscita una irreprimible ansia de comentar, de decir algo al > respecto. > > A propósito de esta > obra, y con el solo ánimo de procurar al público lector versiones e > interpretaciones disÃmiles sobre algunos de los hechos e informaciones que se > tratan en su apasionante contenido, queremos mostrar aquà algo del > pensamiento > discrepante solo sobre señalados temas que interesan a la historia del Alto > Perú, al que Puno perteneció por siglos. > > LA FUNDACIÃ"N DE PUNO > > En lo que toca a la tan discutida fundación española de la ciudad de Puno, > Ayala mantiene su posición irreducible por el âno-fundaciónâ (desde su > memorable intercambio de artÃculos con el desaparecido Ing. Ignacio Frisancho > Pineda) bajo su principal argumento: Está abundantemente probado que el Conde > de Lemos no estuvo en Puno el 4 de noviembre de 1668, sino en el Cusco, por > tanto, no pudo efectuar fundación alguna. En la p. 66 del libro que motiva > este > artÃculo, expresa enfáticamente: âno hubo una ceremonia ni nada parecido > a un > acto de Fundación Española de Punoâ y poco más adelante agrega > refiriéndose a los > que sostienen la tesis afirmativa, que (esa fundación) ââ¦ha quedado en el > imaginario pro hispanoâ, y propone en seguida que âhabrá que hacer una > gran > tarea pedagógica para borrar ese error e inútil sentimiento de añoranza, > extraer desde raÃces ese enfermizo sÃndrome de la colonia. Nada más > difÃcil > frente a tantos años de una oscura corriente sostenida por aficionados a la > historia y autores de textos de fotohistoria (fotostáticas e historia)â. > Terrible. > > Sobre el tema, como se > sabe, se ha formado una abundante bibliografÃa generada por autores desde los > â"que podrÃamos llamar- âclásicosâ, hasta investigadores, articulistas > y > ensayistas ârecientesâ. No son pocos los que defienden la posición > âsÃ-fundaciónâ. Entre ellos destaca Rene Calsin quien apoyándose en un > dato del > historiador Rubén Vargas Ugarte, contenido en su Historia General del Perú > (Tomo III p. 317 Ed. Milla Batres, Barcelona 1966), refiere: âEsta > fundación > ocurrió el 9 de setiembre de 1668 en un marco sangriento y devastador y no > el 4 > de noviembre como se cree. Tal fundación la concretó en persona el > sanguinario > virrey Conde de Lemos por medio de una ordenanza cuando fundó la villa de > Nuestra Señora de la > Concepción y San Carlos, cerca al pueblo de San Juan de Punoâ > (Los Andes, 4 nov 2008). > > La controversia está > lejos de concluirse. Solo podrá terminar cuando se encuentre (si es que > existe) > el documento en el que conste la decisión polÃtica del virrey de trasladar > la > antigua San LuÃs de Alba al lado de pueblo de Puñuy; lo que -sin la > parafernalia > de un fundación española en forma- constituirÃa una fundación atÃpica, > pero > fundación al fin, del actual Puno por españoles. âEl siguiente paso será, > entonces, (Dice el historiador Nicanor DomÃnguez Faura en Rev. Cabildo > Abierto > Nº 11, Nov-Dic 2005, p.17) buscar la carta en el Archivo General de Indias de > Sevilla, o entre los papeles que dejó el jesuita Vargas Ugarte y que hoy se > conservan en la > Universidad Ruiz de Montoya en Limaâ. O en los archivos > nacionales de Argentina o Bolivia, agregarÃamos nosotros. > > PEDRO DOMINGO MURILLO: > ¿INDEPENDENCIA O FIDELIDAD AL REY ESPAÃ`OL? > > El libro de José LuÃs Ayala está dedicado a exaltar, justicieramente, la > figura > de Basilio Catacora. De paso, resulta exaltando la de Pedro Domingo Murillo, > el > mismo que con motivo de la celebración de los doscientos años de los actos > iniciales de la independencia criolla de la hoy Bolivia, ha sido objeto, no > precisamente de conceptuaciones encomiásticas sobre el papel que jugó en > esos > hechos, sino más bien blanco de crÃtica y cuestionamiento a su actuación > en los > hechos del 16 de julio de 1809, anteriores y posteriores a esa fecha. > > Los actos subversivos de > Murillo y compañÃa no buscaban en realidad una independencia de España, > sino de > los franceses que dominaban la corona española cuando el rey Fernando VII > habÃa > sido desprovisto del mando supremo por ellos. > > La constitución de una > Junta Tuitiva o protectora, el 16 de julio de 1809 en La Paz, ha sido > presentada por > los cÃrculos de poder polÃtico boliviano durante toda la época republicana, > como un hecho libertario de independencia. > > Sin embargo, de la mano > con la historiografÃa cabe recordar que en varias ciudades españolas, a > partir > de finales de 1808, los pueblos ibéricos lucharon y lograron la instalación > de > Juntas de Gobierno bajo la teorÃa, ilustrada y tomista de que, preso el Rey, > el > pueblo recobraba su soberanÃa y gobernaba. Las Juntas pretendÃan desconocer > a > las autoridades francesas impuestas por Napoleón, cuyas fuerzas militares > habÃan invadido España. Las Juntas proclamaban que su constitución era un > acto > de fidelidad al rey de España Fernando VII, privado del poder y de su > libertad. > > Llegado el conocimiento > de esos hechos a América, las conductas imitativas no se hicieron esperar. > AsÃ, > entre 1809 y 1810 empezaron a constituirse Juntas con parecidos fines en > diversas ciudades del espacio colonial; también como acto de fidelidad al rey > cautivo y no como lucha polÃtica con objetivos autonómicos o > independentistas > respecto a España. > > Existen publicadas > cartas que los âjuntistas paceñosâ dirigieron a las autoridades > españolas > cuando el movimiento contestatario empezaba a declinar. El historiador > boliviano José Huidobro Bellido en su âRelación e Informe del virrey del > Perú, > D. José de Abascal y Sousaâ da cuenta de su análisis de dichas cartas, > concluyendo entre otras cosas que âlos alborotos del 16 de julio eran el > preciso resultado de fidelidad, celo y honor del pueblo hacia la monarquÃa > españolaâ y que ââ¦la Junta > de Gobierno de 1809 jamás tuvo connotaciones libertarias y menos > independentistasâ. > > Ese aserto se confirma > con determinadas y puntuales alusiones a la fidelidad a Fernando VII, que > obran > en distintos documentos que se dieron en ese lapso de lucha por el poder > colonial: > > En el acta de > instalación de la Junta > Tuitiva fechada el 24 de julio de 1809 (Ayala: Basilioâ¦p.150) > ante el Cabildo de La Paz > los miembros de la Junta > juran âreconocer y obedecer a nombre de nuestro Soberano el Señor Fernando > VII, > a este ilustre Cabildo, Gobierno, Intendencia y CapitanÃa Generalâ¦â > > En la Proclama de la Ciudad de La Plata (Ayala: Basilioâ¦p.152) > los de la Junta > dicen en un acápite: âYa es tiempo pues de sacudir el yugo tan funesto a > nuestra felicidad como favorable al orgullo nacional del españolâ. > > Pedro Domingo Murillo > publica el 11 de agosto una Proclama (Ayala: Basilioâ¦p.157) , en la que > reflexiona: âLa causa que sostenemos, ¿no es la más sagrada?. Fernando, > nuestro > adorado Rey Fernando, ¿no es y será el único agente que pone en movimiento > y > revolución todas nuestras ideas?â (¡!). > > El 3 de setiembre se publica > un Bando en que se reclama al gobierno de Puno por introducir armas y fuerza > por Copacabana. âPor tanto â"señala- con conocimiento del atentado y > autoridades > holladas, ha venido este Cabildo Gobernador en determinar con maduro examen, > la > guerra que debe hacerse a la citada provincia de Puno⦠y se ordena en > sostén de > sus respectivas jurisdicciones y representación que esta tienen de nuestro > único soberano el Señor Fernando VII, cuya causa invariablemente sostiene > este > gobierno, ciudad y provincia.â > > En dÃas inmediatamente > posteriores al 16 de julio de 1809, los alzados elaboran un interesante > documento que contiene diez puntos programáticos, al que denominan > âplanâ, que > algunos han dado en llamar âcredo polÃticoâ, otros âConstitución de > la Junta Tuitivaâ, y > algunos exageradamente âEstatuto Constitucionalâ. Suscrito por los > ârepresentantes del puebloâ Gregorio GarcÃa Lanza, Basilio Catacora, y > Buenaventura Bueno, el escrito contiene propiamente un petitorio mediante el > cual se dirigen al las autoridades coloniales encabezadas por el Cabildo, > pidiendo que âen el acto y sin oposición alguna se realicen todos los > artÃculos > que contiene esta solicitud, por dirigirse en beneficio de los intereses de > nuestro adorado Monarca el Señor Fernando Séptimoâ¦â (Ayala: Basilio⦠> p. 224) > Más adelante se registra sin empacho: âEste proyecto (o sea el âPlanâ) > se halla > apoyado en el sistema de nuestra amada penÃnsulaâ, y que sus âdiez > artÃculos se > dirigen a la defensa de la patria, sagrados derechos de la religión y de la > coronaâ. > > Sobre los anteriores > datos, los historiadores hispanos, criollos y pro-criollos, esgrimen el > argumento de que en el fondo de esos documentos residÃa el propósito > táctico, > escondido, disimulado, de los alzados, de lograr la âverdaderaâ > independencia y > que las frases de lealtad al âamadoâ rey Fernando VII eran pura máscara. > Obviamente no fue asà pues los hechos habrÃan sido distintos, y si hubieran > sido como se dice, puro disimulo, los âprotomártiresâ habrÃan > contrapuesto > ética y polÃtica, lo cual no serÃa sino la legitimación de la mentira, del > fraude, del engaño, de la vergüenza. > > En definitiva y a la luz > de los documentos citados, no es arriesgado afirmar que el objetivo buscado > por > los alzados parecerÃa ser ganar posiciones en la estructura del poder > colonial, > con todas las ventajas -de todo tipo- que ello aparejaba en esa época > histórica > del Alto Perú. > > TRAS LAS HUELLAS DE > MURILLO > > En 1781 se produjo la gran rebelión de Tupak Katari. Además de los > españoles, > los criollos y algunos âcaciquesâ se unieron para combatirla hispanos. Los > españoles o hijos de españoles nacidos en tierras americanas, eran como se > sabe, los âcriollosâ. Tan pronto cómo el poder colonial español entró > en crisis > de legitimidad, los criollos se erigieron como pieza de recambio, manteniendo > la dominación sobre las masas indÃgenas. Criollos e indios nunca tuvieron > (ni > las tienen) coincidencias estratégicas. âEn la rebelión de 1781 no habÃa > criollos y en la revolución de 1809 no habÃa indiosâ. > > Las coincidencias eran puramente tácticas y partÃan del descontento, aunque > distinto, de unos y otros frente al poder colonial. Ambos querÃan ver > suprimida > la dominación polÃtica de aquellos a los que ya se consideraba como > extranjeros. Las diferencias no eran fáciles de salvar: Los criollos no > tenÃan > caudillos carismáticos; los criollos no estaban dispuestos a obedecer a un > lÃder indio; la lucha indÃgena podrÃa dirigirse también contra ellos; los > intereses económicos y sociales de ambas partes estaban en conflicto. > > En los sucesos del 16 de julio de 1809 los indÃgenas no participaron porque > no > era âsuâ causa y porque los criollos soliviantados no les franquearon sino > mÃnimos canales de participación. En el punto Noveno del âPlanâ o > âCredoâ > PolÃtico, antes mencionado, se pide al pueblo que âse reúna el congreso > representativo de los derechos del pueblo indio noble de cada Partido de las > seis subdelegaciones que forman esta provincia de La Paz, cuyo nombramiento > (como > que eran personas con capitis diminutio) se hará por el subdelegado, cura o > cacique de las cabezas de cada Partido (equivalente a la actual Provincia). > Uno > solo (Ayala: Basilioâ¦p.158) apellidado por coincidencia como Catari, > âasistÃa > vestido de inca a las sesiones de la Junta Tuitivaâ¦â. A él se sumaron > unos cuantos > caciques interesados en seguir explotando a los suyos en alianza con criollos > y > chapetones. > > Estudiosos bolivianos > (Documentos para la revolución de 1809, editado en 1954, La Paz), precisan > que en la > insurrección de Tupak katari hubo un tal Juan Ramón de Loayza, en ese > entonces > comandante de las fuerzas realistas en los Yungas. Pedro Domingo Murillo fue > capitán de su primera compañÃa de fusileros. Murillo aparece también como > ayudante mayor en la expedición de ReseguÃn para romper el cerco de la > ciudad > de La Paz. > Posteriormente se le señala como guardián en la prisión de > Tupak Katari. Se dice que âPedro Domingo Murillo nunca tuvo empacho en > reivindicar su actitud contra la revolución katarista. En sus declaraciones > ante autoridades españolas indica ser âconstante los servicios que tengo > hecho > en defensa de la corona y la > Patria desempeñando los cargos de oficial.â > > Como es de verse en esos > documentos, Pedro Domingo Murillo ratifica estas declaraciones al manifestar > él > mismo en su manifestación: ââ¦En este campo de las Peñas según los > papeles > presentados logré la satisfacción de ser uno de los comisionados para el > prendimiento de los Quispes y demás Coroneles, estar al reparo de las > guardias > en la prisión de Catari y otras que se fiaron a mi cuidado conociendo mi amo > al > servicio y el esmero y anhelo con que (desempeñé) mis funcionesâ. > > âDurante la rebelión > katarista (1781-1782) fue enemigo acérrimo de los indios, (LuÃs Roca > GarcÃa, > dixit) luchando en el bando realista como fiel servidor del Rey de España y > de > la patria peninsular. En estos hechos de armas obtuvo los grados de Teniente, > Capitán y Coronel por el celo demostrado en destrozar al bando enemigo. Se > destacó, principalmente, en peligrosas misiones contra el ejército indio, > habiéndosele encomendado por ello el apresamiento de los lÃderes aymaras una > vez consumada la derrota del ejército aymara. Cumplió esa misión > arrestando a > varios caudillos, entre ellos Quispe y Mullupuraka. Fue carcelero de Tupak > Katariâ... âOrganizó un poderoso equipo de mercenarios para combatir a > los > alzados que buscaban su emancipación. Trasladó familias españolas a > Cochabamba; > persiguió a los infelices indios que huyeron a los Yungas. Usó y abusó de > sus > ilimitados poderes al servicio del yugo españolâ. > > Hay mucho, mucho más sobre la entraña anti-india de Murillo, pero pensamos > que > bastan esas citas para conocer asà verdadero Pedro Domingo Murillo > injustamente > nombrado âProtomártir de la Independencia Americanaâ, nada menos. > > ¿MURILLO TRAIDOR? > > Pedro Domingo Murillo ha recibido altas distinciones, honores y homenajes en > Bolivia. > Aquà se le han erigido monumentos, se ha bautizado con su nombre a > innumerables > escuelas, plazas y calles. âcon su efigie se ha sellado el papel moneda e > impreso las banderas bolivianas, hablando de sus virtudes se han realizado > asonadas y golpes de cuartelâ. > > Pero los trabajos > históricos actuales y actualizados, hacen notar la improcedencia e injusticia > de tales consideraciones. > > El escritor boliviano > Alcides Arguedas, en su âHistoria General de Boliviaâ, ya habÃa tildado > de > traidor a Pedro Domingo Murillo. Ahora hay muchos alcances sobre este tema y > en > igual sentido. Al respecto solo citaremos la opinión del historiador Humberto > Vazquez Machicado (âManual de Historia de Boliviaâ, Ed. Gisbert. La Paz, > Bolivia.1958.) quien dice > lo siguiente: > > âEl 25 de septiembre (de > 1809) hubo una pequeña tentativa de rebelión, el 30 se disolvió la Junta > Tuitiva y > Murillo quedó con todo el poder en sus manos. El 1º de octubre escribÃa > secretamente a Goyeneche poniendo a sus órdenes su persona y las tropas de su > mando⦠Dos emisarios de Goyeneche: Pablo Astete y Mariano Campero fueron > recibidos solemnemente y el 6 de octubre se convino la reposición de las > antiguas autoridades, entrega de armas, etc. Incluso Murillo depuso su > autoridad en manos de Campero, quién se la devolvió hasta que Goyeneche > dispusiera lo conveniente. Apenas acordado esto, algunos intransigentes no > estuvieron conformes, entre ellos sobre todo, el cura Medina, resolviendo > resistir. Debido a su conducta Murillo fue apresado por los mismos rebeldes > el 12 > de octubre, tachándolo de traidor a la causa, pues los habÃa vendido a los > edecanes de Goyenecheâ¦â > > EPÃLOGO > > Se ha llegado a decir > que mucho de lo escrito acerca de los revolucionariosâ del 16 de julio de > 1809, > son armazones de mentiras. Los hechos desencadenados desde esa fecha y su > secuela están cada vez en cuestión entre los estudiosos bolivianos. Ronda > alrededor de la historia oficial y de la oficiosa, las acechanzas de la labor > de investigación de jóvenes historiadores que recogiendo lo antes hicieron > sus > predecesores intelectuales, han empezado a desmitificar a Murillo. > > Debemos dejar aclarado > que en los estudios consultados, para beneplácito de los puneños, no hay > señalamientos negativos a la trayectoria de Basilio Catacora. Pudo estar y > estuvo junto a Murillo en los momentos álgidos del levantamiento criollo; > pudo > ser y fue condiscÃpulo de Murillo en las universidades de Cusco y Chuquisaca; > ambos laboraron al alimón en los tribunales de justicia, seguramente > compartieron sentimientos e ideas, pero no estuvieron revueltos en conducta > común alguna como aquellas que desdibujan gravemente la imagen de Pedro > Domingo > Murillo. > > A la luz de los nuevos > estudios, la asociación de Murillo con Catacora, es harto desfavorable para > la > memoria de éste. Por ello, la tarea de sacar a luz las verdades históricas > que > los interesados en mantener la dominación cultural ocultan, está pendiente. > Debe ser obra de los americanos, no solo de los bolivianos, ni de los peruanos > puneños. > > Toca a los jóvenes > intelectuales de hoy llegar a los archivos documentales, hurgar e indagar en > ellos los hechos tal como ocurrieron, para liberarnos de la mentira, el peor > cáncer de la historia. > > > > > GUILLERMO VÃSQUEZ CUENTAS   Tlfs. 51-1-624-2764 // Cel 51-959693204 > > > > > [Non-text portions of this message have been removed] >