SALOMÉ 
 
 
OTRA VEZ Luis Carlos Vásquez, pero ahora con más fuerza, ha llenado de luz, 
color, música y drama del más alto nivel, el Teatro Nacional. Bajo su 
dirección, el drama SALOMÉ adquiere un matiz muy personal, donde los actores y 
actrices, junto al elenco de bailarines, han venido a romper el ambiente de 
mediocridad que domina las “obras” sin autor ni dirección que llena las 
pequeñas salas josefinas de un público mal formado.  
 
 
Ahora que el drama de Oscar Wilde pasa al Teatro de La Aduana por varias 
semanas, muy respetuosamente instamos a las y los universitarios a gozar de su 
presentación y a aplaudir al compañero académico de la UNA quien, al lado de 
tan buenos  artistas, nos hace recordar que el mundo cultural costarricense 
puede ser de primera categoría si se le da la oportunidad.
 
 
A propósito. La mejor “recomendación” que hasta ahora hemos leído es la del 
crítico de La Nación, Andrés Sáenz, para quien Luis Carlos Vásquez es incapaz 
“de moderar excesos”.  Si lo dice Sáenz, pueden estar ustedes seguros de que la 
dirección del compañero Vásquez es quizá apta para los premios nacionales que 
se otorgarán a inicios del año entrante.  Por ello el “crítico” (por dicha que 
el montaje no es dirigido a los “críticos” sino al público que no “raja” de 
experto) no tuvo más que admitir que en su estreno “el público aplaudió con 
entusiasmo y por largo rato…”, tal y como sucediera en los días posteriores 
(agregamos).  Así es como hay que leer a Andrés Sáenz, y por ello cuando el 
dice que algo es malo o mediocre, se puede estar seguro de que es todo lo 
contrario.  
 
 
En momentos en que la UNA se apresta a iniciar un proceso de reconstrucción 
académica y de mejoramiento en la administración académica (con la que creemos 
va a ser la elección de la Dra. Ada Cartín el viernes de esta semana) los aires 
renovadores invitan a gozar de la ciencia, las letras y las artes gracias al 
aporte de muchos compañeros que, más allá de las mediocridad y el clientelismo 
que algunos quisieron entronizar sin lograrlo. 
 
 
La puesta en escena de Salomé es un buen augurio de  que la calidad subsiste en 
la UNA, más allá de los feos y caros “monumentos”, los formidables (y también 
caros) Toyota Prados,  las “purgas” de vicerrectores, el desbarajuste 
presupuestario, los “planes de relevo” que más  bien parecen diseñados para 
“relevar” a los profesores interinos (¡cada vez más desprotegidos!), y los poco 
originales “ladridos” cervantinos con que algunos se muestran para solaz de la 
comunidad universitaria.
 
Tal vez nos salimos del tema… (muy probablemente) pero aunque nuestra intención 
original era hablar del drama del perseguido Oscar Wilde,  creemos que LA 
REALIDAD de la UNA  podría ser base para un guión de una obra en la que Luis 
Carlos Vásquez en la de menos podría lucirse aún más.  
 
 
 
Muchísimas gracias.
 
 
 
Freddy Pacheco
Escuela de Ciencias Biológicas
Miembro de UNA ALTERNATIVA NECESARIA
 
8 de marzo del 2009-03-08
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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