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Carlos Jiménez: Es desde luego muy valioso – y hasta valeroso – que GP denuncie 
la politica de compras de obras de arte del Banco de la República que, aparte 
de despreciar olímpicamente a unos artistas y privilegiar excesivamente, a 
otros ha estado conducida por un comité, encabezado por Beatriz González, cuyos 
integrantes son practicamente vitalicios. Y es igualmente apreciable su defensa 
del papel cumplido por Eduardo Serrano, tan expuesto últimamente al fuego 
cruzado de quienes quieren echarlo a empujones de su lugar en la historia del 
arte de este pais. Lo lamentable es, sin embargo, que GP incurra igualmente en 
la práctica de la exclusión, en su caso, de los criticos de arte colombianos. A 
lo largo de su apasionada reivindicacion de Serrano no hay ni la más mínima 
mención de Germán Rubiano, Darío Ruiz Gómez, Alvaro Medina o Miguel González, 
para citar sólo unos cuantos nombres de los que cualquier historia medianamente 
seria de la critica de arte en Colombia se tendría que ocupar. Concluyo con dos 
observaciones adicionales referidas también al ámbito de la crítica de arte. El 
primero concierne a José Roca, cuyas tareas como gestor y curador exceden 
evidentemente su exigua labor como crítico de arte. Y la segunda quiere llamar 
la atención sobre la extraordinaria confusion de ideas con la que GP ha 
abordado en esta oportunidad el concepto de la crítica de arte. Su explicación 
del "caracter contradictorio de la crítica de arte- en uno de sus aspectos" 
(!¡) es un auténtico galimatías.

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Jorge Torres González: A veces creo que la palabra mecenas no hace parte de 
nuestro lexico cultural, aqui aportar o ayudar se lee como mendicidad o incluso 
comodidad.
A veces pienso que los mecenas son cosa del pasado, en la epoca de Leonardo y 
Miguel Angel y que no encajan en nuestro mundo de gestores y autogestores, 
investigadores y estudiosos de los lenguajes plasticos y visuales.
A veces me ilumina un presentimiento y alcanso a ver a un ministerio de cultura 
tratando de suplir todas las necesidades de los creadores, incluida su 
seguridad social y su dignidad fundamental.
A veces creo que soy artista y a veces creo que no.
A veces pienso como artista y a veces no.
A veces leo en mi entorno la lucha solitario de los verdaderos artistas y me 
pregunto para que necesito un mecenas.
A veces compra, maltrata, desprecia, humilla, subvalora, ayuda o engorda su 
caja o gabinete fino y muy bien selecionado, con tanta "exquisitex" que hasta 
ahora nada ha logrado superar este concepto de belleza segmentada y comprada de 
todas las maneras posibles, incluida la infamia y el descaro.
A veces recuerdo a Beuys y su lenguajeÂ…"todo ser humano es un artista" y para 
mi, todo artista debe ser ante todo humano.
Colombia requiere de una conciencia y confianza mas generosa y de menos azar.
Creo, aún creo, es más…. quisiera crer un poco más.

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