Buenos días a todxs,* *Os paso la entrevista íntegra que María Benítez<http://www.recbib.es/blogs/mariabenitez>ha realizado a *Don Manuel Carrión* (autor del archiconocido Manual de Bibliotecas) en su blog de RecBib <http://www.recbib.es/>.
*Fuente*: http://www.recbib.es/blog/entrevista-a-isidro-f-aguillo-jefe-del-laboratorio-cibermetria-de-cibermetrics-lab Entrevista a Don Manuel Carrión, autor del Manual de Bibliotecas 23Mar2010 Don Manuel Carrión Gútiez es conocido dentro de la profesión bibliotecaria por ser autor del archiconocido Manual de Bibliotecas, además de haber ejercido la subdirección de la Biblioteca Nacional y la dirección de la Hemeroteca nacional. Hoy nos hablará, con mucho sentido del humor, de sus pensamientos acerca de las bibliotecas, la enseñanza y su experiencia con todo ello a lo largo de su vida. *Don Manuel, usted estudió en Roma y Munich cuando aún muy poca gente viajaba al extranjero, y menos por estudios, ¿me equivoco? ¿Qué es lo que mejor recuerda de aquella experiencia? ¿Qué le llamó más la atención al pisar tierras extranjeras?* En verdad mis estudios, durante cuatro años, en Roma me prestaron también la ocasión para mis viajes a Alemania, que tenían lugar durante los cuatro meses de las vacaciones veraniegas, a las que muchos de los becarios del Colegio Español en Roma renunciábamos para aprender el alemán y hacer algunos cursos complementarios, en mi caso de asuntos relacionados con la Filosofía y con mis futuras tesinas y tesis doctoral. Fue mi condición de sacerdote (nos financiábamos ayudando en alguna parroquia o en algún colegio de religiosos) lo que me dio esta oportunidad, ya que ni se pensaba todavía en abrir el Colegio Español de Munich en el que se formaron figuras tan distantes como Jesús Aguirre o Rouco Varela. Los dos veranos que pasé en Freising, junto a Munich, fueron de trabajo duro en el idioma y de sumo provecho en lo intelectual. La hospitalidad, como la cerveza de Freising, fue insuperable y la cordialidad, extrema. Era un encuentro con gente que había sufrido mucho y que en buena parte eran fugitivos de la parte oriental. Fui feliz. Era la primera mitad de los años cincuenta de mi siglo y pude ver todavía las ruinas de Solingen, de Nürenberg o de Colonia. Y asombrarme de que un periódico local viniera a pedirme una entrevista para preguntarme lo que tú me preguntas ahora. Todavía conservo un ejemplar del periódico. Es demasiado rico de aventura y de emociones todo lo que supone esta estancia, que otro año sería en Essen y otro en Brakel, ya lejos de Baviera. *Acabó por licenciarse en Filosofía y en Teología (dentro y fuera de nuestro país), ambas carreras asociadas a la reflexión. ¿Opina que se ha perdido esta cualidad en la sociedad actual? ¿La biblioteca debiera ayudar a recuperarla?* Tengo, entre otros, el defecto de estar convencido de que lo más específico del hombre es la reflexión o, más en general, el ejercicio de la vida intelectual, de leer por dentro la realidad en la que está incluído uno mismo. De la sociedad actual, en la que también estamos incluídos tú y yo, no opino; sólo sé que me da mucha pena y que pensar en ella me aligera la necesidad de marcharme. El fin supremo de las bibliotecas sigue siendo el de humanizar al hombre a través del conocimiento con unos determinados medios. La sociedad esa hace cada vez menos manifestaciones exigiendo una biblioteca, pero, sigue estando en manos del bibliotecario el apostar, sin dejar de aprovecharlo todo, por la inmersión en la lectura o por la absorción en el magma virtual. *Tras obtener estos títulos se dedicó a la enseñanza y, posteriormente, ha trabajado hasta el fin de su vida laboral en archivos y bibliotecas. ¿En cuál de los dos lugares se ha sentido y se siente más cómodo? ¿Se le antojan justificadas las polémicas que se siguen dando entre los dos colectivos?* He trabajado también en muchos otros campos, por ejemplo en la vida pastoral (no confundir con pastoril) y en la escritura, sin olvidar (y lo digo emulando a Unamuno o a Dámaso Alonso, pero la reclamación es universal) la “creación” poética. Pero mi verdadera vocación era la de la enseñanza, aunque aterricé en el mundo de las bibliotecas casi por accidente. Pero es que yo me siento siempre bien, como los niños buenos, allí donde me sientan con un juguete, mejor con un libro. Me creo ser un afortunado, aunque con el temor, ya en el ocaso, de no haber administrado bien lo recibido. En todo caso, vivir me parece tarea fácil, porque te lo dan hecho. A quien más debo es a la Iglesia. Incluyo aquí muchas instituciones, centenares de nombre. *Y desde una perspectiva general de las dos profesiones, ¿qué problemas observa desde que comenzó a trabajar que persisten? ¿Alguno nuevo que haya surgido en los últimos tiempos desde su perspectiva? ¿Qué soluciones se le ocurren?* Un problema radical de la enseñanza es la politización. Quiero decir el carecer de un basamento ideológico universal humano y reducirse a la siempre publicitaria guía de una ideología política. Hablo de ahora mismo y de lo que pasa en España. En cuanto a los archivos y bibliotecas, los primeros no dejarán de ser necesarios, aunque se ve desaparecer el concepto casi sacro de “documento” y su misma realidad; las segundas, siendo distinto el destino para cada especie, veo diluirse su rostro progresivamente, acaso aceleradamente. ¿Llegará el día en que la biblioteca perviva sólo como “metaarchivo”, es decir, como archivo de la cultura misma escrita y como prestadora de servicios asistenciales? Responder es ya demasiado trago para un viejo. En todo caso, bibliotecas y enseñanza se dan la mano, son complementarias. Históricamente, el archivero-bibliotecario siempre ha ejercido de muchas formas distintas, la docencia. *Háblemos de su experiencia en la Biblioteca Nacional de España. ¿Qué cargos ostentó y qué tareas le correspondían? ¿Vivió algún momento crucial en su historia?* He sido Subdirector durante muchos años, Director de la Hemeroteca Nacional, como forma política de “distanciamiento” y Director Técnico. Las tareas van desde la dirección del personal hasta la organización general de los servicios técnicos, la suplencia, en su caso, del Director y la asistencia a éste en los trabajos de planificación y realización de los planes para el funcionamiento del Centro. Bajar a detalles es demasiado largo y nada oportuno. Momentos cruciales siempre se viven, cuando hay que recoger piadosamente el cadáver de un suicida, asistir a la policía en la caza de un terrorista, hacer frente a los inevitables robos, navegar entre las olas de los cambios políticos... Y más. Y así sucesivamente. Después queda la amargura, la invasión por la niebla del olvido y el gozo siempre vivo de muchos nombres que te quisieron y a los que sigues queriendo. Ya estarás echando de ver que una cosa es una entrevista y otra la alegría. *La verdad es que posee un curriculum inmenso, repleto de puestos de importancia en el campo de la biblioteconomía. ¿Podría elegir tres entre todos ellos? ¿Cuál es el que más orgulloso se sintió de alcanzar? ¿En cuál sintió que su trabajo fue más útil?* Orgulloso, de ninguno, eso se lo dejaba a mi madre. Como es natural, el de más honda huella, por su duración, ha sido el cargo de Subdirector de la Biblioteca Nacional. El último, porque hubo que hacer un nuevo Estatuto para poder cesarme, y el más poblado de esos nombres queridos, la mayoría de los cuales están sobre lápida. *Continuando con el tema de la educación, usted colaboró años más tarde en la redacción de los planes de estudio de la carrera de Biblioteconomía y Documentación en la Universidad Carlos III de Madrid. ¿Está al tanto de los cambios que se han ido sucediendo? ¿Qué le parece que supondrá la llegada del plan Bolonia para los futuros estudiantes?* Debo a Mercedes Caridad y a mi querida Araceli G. Antón este privilegio. Tanto Peces-Barba como yo éramos menos amargos. Y fui feliz allí, rodeado de alumnos inteligentes, bien dispuestos a aprender y respetuosos. Allí vi nacer y crecer la excelente biblioteca tan felizmente administrada por M. Taladrid y sus/mis compañeros y allí me jubilé, no poco hinchado por la concesión de la Medalla de la Universidad, en “compañía” de Adolfo Suárez, que ya no pudo asistir y de F. Fernán-Gómez. Del Plan Bolonia, no puedo opinar por desconocimiento, aunque no falta quien me habla de “trivialización”. De los cambios en la Carlos III, nada sé. Nunca he sido de muchas palabras y conviene ir acostumbrándose al silencio. *¿A qué se dedica actualmente? Si se decidiera a volver a trabajar seriamente, ¿por qué área se decantaría dentro de las nuevas disciplinas que han surgido últimamente? ¿Sigue atento a las novedades publicadas en nuestro ámbito o se ha desvinculado ya de todos estos temas?* A todo y a casi nada. Al final, se vive de limosna. Uno no tiene mucho que decidir (se lo decía Jesús a Pedro en el Evangelio) y mucho menos “a trabajar seriamente”. Ya no hay modo de “decantarse” y efectivamente me hallo casi desvinculado. Leo, escribo, publico algo, converso (tengo la manía de pensar con Santo Tomás que el cielo será sobre todo conversación), callo y pienso mucho y soy un asiduo de las salas de espera de los médicos y de alguna librería donde leo de través o en diagonal, porque la crisis te deja hecho unos zorros en cuanto se refiere al fomento del vicio de comprar libros. Me siento honrado de ser Vicepresidente de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles <http://www.aeae.es/> y de ayudar en lo que puedo a AFEDA <http://www.afeda.org/> o a la Academia de San Dámaso. Por desgracia, apenas me entusiasman ya el mus o el subastado. Con la electrónica, nos hemos “trivializado”. Y el cáncer y el catarro, moviéndose a sus anchas. *Su obra más recordada dentro de los círculos bibliotecarios es el archiconocido Manual de Bibliotecas. ¿Qué le empujó a su redacción? Al leerlo descubrimos multitud de fechas, datos específicos que, incluso hoy con nuestro amado internet, son complicados de localizar y contrastar. ¿De qué técnicas y secretos documentales se servían entonces para conseguirlos?* Debo muchas alegrías a este libro. Un buen día, se presentaron en mi despacho los gestores de la Fundación GSR <http://www.fundaciongsr.es/> a pedirme que les escribiera una Historia del Libro y de las Bibliotecas. Ya me habían avisado por teléfono. Escolar [Sobrino], cuyo despacho estaba cerca del mío y con el que tenía más comunicación personal que por señales, se presentó para hablar de algún otro asunto y me dijo que escribir ese libro era la ilusión de su vida y que yo tenía cuajo para otras muchas empresas. No tuve inconveniente en ayudarle a ser feliz y yo me comprometí a escribir un libro fundamental de biblioteconomía. Así fue engendrado el Manual que nacería aprovechando la marginación a la que bien pronto fui relegado por razones políticas. Más duro fue lo del que escribió el Quijote. ¿Secretos de cocina? Ninguno: mucha lectura y mucha fotocopia. Y saber escribir. *El libro data de 1987. ¿Se ha planteado en algún momento una reedicción adaptándola a los tiempos que corren?* Mi sueño fue siempre reescribirlo, junto con mi hermano Alejandro. Comencé a estudiar el trabajo y me di cuenta de que los tiempos habían cambiado y de más que iban a cambiar. Había que hacer un edificio al lado. La estructura doctrinal básica seguía siendo válida y lo seguirá siendo con algunos retoques *Como se destaca al principio del mismo, se encuentra dedicado a su madre, su primera biblioteca. ¿Qué le enseñó ella sobre los libros?* Como en casi todos los casos, la dedicatoria es siempre una manifestación de memoria agradecida. Mi madre, que tuvo poco tiempo para asistir a la escuela, siendo niña, fue, sin embargo ferviente lectora de libros siempre prestados, hasta que pudo tenerlos en su casa y en la mía. Por lo demás, yo me refiero sobre todo a quien me enseñó el secreto de vivir y de avanzar por un camino escabroso de final feliz y me fascinó con la comunicación oral como enclopedia viva de sabiduría popular, de la poesía para cantar, enseñar y sorprender. Ella (y yo en mi infancia) tuvo una gran biblioteca oral: se llamaba Alfonsa y era mi abuela. *En el momento de la publicación (y hasta bastante tiempo después), este manual supuso un obligado punto de referencia a la hora de hacerse una idea general de la profesión. Sin embargo, actualmente se suceden progresos a pasos agigantados y cada vez más quedan anticuados manuales recientemente escritos. ¿Los artículos de revistas acabarán definitivamente con esta forma de conocimiento tan típica de los ambientes educativos superiores o es que ya lo han conseguido?* Desde que apareció, con distintos disfraces, la Documentación, nos empeñamos en convertir la biblioteconomía en ciencia, es decir, en bibliotecología. Su destino estaba sellado por la provisionalidad como el de cualquier otra ciencia positiva. Lo de las revistas de este campo ya es cosa hecha, pero afecta más a la supuesta Documentación que a la Biblioteconomía. Los peligros que intentan, sin buscarlo, el asalto a nuestros fundamentos doctrinales vienen de otro lado. Al trabajar en la conmemoración del sesquicentenario del Cuerpo Facultativo, me di cuenta de que estaba entonando un requiem que se deja ver en los textos publicados. *El Manual de Bibliotecas fue editado por la Fundación Germán Sánchez Ruiperez, famosa por su interés en el fomento de la lectura. ¿Ha colaborado en alguna ocasión en alguna de las actividades que organizan?* En muchas, aunque no en mi séptima y última vida que es la de jubilado. Además de echar una mano como asesor editorial, han dejado huella española y ultramarina los Cursos de Automatización de Bibliotecas que yo dirigía. Me gusta abreviar ante la tentación de sentirme encantado de mí mismo. *Y sin embargo, a pesar de las buenas intenciones, los años pasan y las tecnologías llegan, y sin embargo las bibliotecas escolares siguen estando tan descuidadas como antaño, por lo menos en nuestro país. ¿Qué medidas se debieran adoptar para remediar este hecho? ¿Por dónde habría que comenzar? ¿Tal vez se trata del problema de la lectura en los niños y jóvenes?* “Ser o no ser: ésta es la cuestión” para todo lo humano. Un rosario de preguntas: ¿Hasta cuándo el libro, la biblioteca, el bibliotecario, la persona misma arraigada en alguna metafísica? Las cosas de la cultura, como la mayoría de los problemas y retos culturales no se arreglan con “medidas”, que siempre son temibles. Se arreglan con educación y con densidad humana. La mayoría de los términos que utilizamos son lábiles y equívocos. Hay mucha distancia desde la lectura verdadera con sus tres dimensiones (conocer más, saber más y ser más) hasta la lectura imprescindible para la vida y para cargar tu depósito electrónico de música o de imágenes. La lectura total, tan representada por los artistas plásticos con modelos casi siempre femeninos, supone una adquisición de hábitos y un ejercicio seriamente comprometido de la libertad personal. En la carrera de la cuesta abajo de la necedad o de la trivialidad en que el hombre y muchos dirigentes sociales se encuentran, este ejercicio será cada vez más escaso, porque, aunque gratificante, es penoso, va en serio. Y para eso eran las bibliotecas. Internet es también una fuente inagotable de auténtica lectura. Y para esto son también las bibliotecas. Pero, una vez inmerso o cazado en la Red, son demasiados, sobre todo los más jóvenes, los que prefieren las consignas a los pensamientos, el intercambio de flujos al de ideas. ¿Y con el llanto, ya está? Claro que no: el porvenir del libro y de la biblioteca es, primero, resistir; luego, ni rechazar ni someterse, sino adaptar los nuevos medios. Y, por abreviar, saber que el estiércol, como el dolor, debe terminar siendo fecundo. *De cualquier manera, en menos de diez años, la biblioteca tal y como la conocíamos ha ido desapareciendo de los países más desarrollados para dar lugar a unos espacios nuevos, de conocimiento y TICs. Las nuevas tecnologías se han aliado para proporcionar más servicios y posibilidades a los usuarios. Todos esos servicios se están fusionando y acercando cada vez más a la virtualidad total. ¿Cabe la posibilidad de que la biblioteca como espacio físico de cultura pueda llegar a desaparecer algún día en pro de las bibliotecas digitales?* La respuesta a esta pregunta se transparenta ya en lo anterior. Por supuesto, no a la biblioteca virtual (dejémosla en híbrida) y no a la dichosa “biblioteca de la información”. Aquí no desaparece nada. Todo se cambia o se transfigura, según de lo que se trate. Hacen falta pensadores para este mundo y, en el fondo, el célebre discurso de Ortega y Gasset, como todo lo sustancial, sigue estando vigente. Modelar votantes o enterrar ideas siguen no siendo un fin de las bibliotecas, para Ranganathan y para mí, con perdón. *Para ir terminando: ¿Cuál de sus dos amores fue primero: la poesía o los libros? ¿Alguna vez se ha planteado una combinación de las dos profesiones? ¿Cuántos libros tiene un su casa?* Primero, escuchar alrededor del fuego en una humilde cocina; después, los libros de FTD Edelvives, en los que me asomé y gravé en mi memoria desde Gabriel y Galán hasta las Coplas de Manrique y, por fin, ya juntos, libros y el estímulo de mis profesores del seminario, ya con la presencia en el de platos como Homero, Horacio, Virgilio... No son amores incompatibles ni hay necesidad de “combinar” nada, porque no se trata de profesiones y porque leer y tener un apartamento en la poesía, como el navegar, son imprescindibles. No así la vida, como sabes. A pesar de la presencia bibliotecaria en mi entorno, andamos, como siempre escasos de personal. Creo que, en varios asentamientos, reuniré unos quince mil libros. En esto al menos, me alegro de no ser sueco, por poner un ejemplo. *Y, finalmente, la Galaxia Gutemberg se tambalea ante la llegada de numerosos lectores de libros electrónicos. ¿Ya está preparado?* La Galaxia se ha tambaleado, pero no se ha extinguido. El ariete que la ha golpeado es bastante más que la existencia del libro electrónico, que hasta ahora ha vivivo fundamentalmente a cuenta de ella. Inevitablemente, más que desaparecer, tendrá que redimensionarse, aunque siempre será un sello discernible de humanidad el haber pertenecido a ella y el seguir perteneciendo. Pocas cosas tan efímeras y transitorias como los electrones domesticados. Por mi parte, por fin, estoy preprado para viajes más definitivos. Vivir con libros y vivir a secas son algo muy hermoso, una aventura narrada por un autor seguro y que, hasta en sus sueños disipados, en sus duelos y quebrantos, pero sobretodo en sus alegrías, nos deja espacio para esperar que alguna vez seremos felices. --- Un saludo, Julián Marquina Director RecBib -- *********************************************** Julián Marquina Arenas Director RecBib - Recursos Bibliotecarios Ficha EXIT: http://tinyurl.com/ykpovyu Web: www.recbib.es Boletin RecBib: www.recbib.es/boletin-recbib RSS: www.recbib.es/rss-recbib Facebook RecBib: http://es-la.facebook.com/pages/RecBib/130400401260 Facebook JulianMarquina: facebook.com/julianmarquina Twitter RecBib: twitter.com/RecBib Twitter JulianMarquina: twitter.com/JulianMarquina FriendFeed: friendfeed.com/recbib *********************************************** ---------------------------------------------------- Para darse de baja IWETEL pincha y envia el siguiente url mailto:iwetel-signoff-requ...@listserv.rediris.es ----------------------------------------------------