RACISMO, FASCISMO Y CAPITAL IMPERIALISTA ESPAÑOL

(EL EJIDO)

Hace 20 años El Ejido era uno de los pueblos más pobres y deprimidos de España. Hoy es uno de los pueblos más ricos de Europa por sus cultivos bajo plástico. 52.000 habitantes con una burguesía tan poderosamente desarrollada que está construyendo un complejo turístico al estilo de Marbella. La riqueza insultante de El Ejido tiene como base la explotación capitalista, en condiciones mucho peores que la esclavitud, de unos 15.000 magrebies, y otros africanos y latinoamericanos, la mayoría sin papeles, con salarios de hambre y viviendo en miserables chozas sin agua y sin luz y en condiciones infrahumanas.

El viejo racismo español, hijo del exterminio y la expulsión de España de judíos y árabes, y de las conquistas imperiales y coloniales de su Edad Media, permanece latente en una sociedad burguesa que, en menos de un siglo, ha pasado de lamentar la pérdida de su viejo imperio colonial a disfrutar alegremente de la actual etapa imperialista del desarrollo de su capitalismo.

Franco, mediante las armas, sentó las bases para una gran acumulación capitalista, utilizando sistemáticamente el terror contra la clase obrera y las masas trabajadoras de la ciudad y el campo. Hoy, esa burguesía imperialista saquea y explota de nuevo a América Latina y extiende un poco sus tentáculos por todo el mundo, mientras se trae clandestinamente a España y a sus dominios la mano de obra más barata que pueda encontrar para hacer los trabajos más duros y penosos en la metrópoli. Y es esa burguesía imperialista la que de mil maneras cultiva el racismo popular con objetivos muy claros: mantener las condiciones de sobrexplotación del obrero y campesino inmigrantes, y enfrentar a los trabajadores de la metrópoli con esta fuerza de trabajo que viene de los países del tercer mundo para envilecer así políticamente una parte de los trabajadores en el estado español.

Lo que está ocurriendo desde hace tres días y tres noches en El Ejido es la expresión más clara y más grave de esta política racista y fascista que practica el capital imperialista español. La burguesía española y su estado están especializados históricamente en la manipulación emocional y política de las masas en beneficio de sus intereses de clase, aprovechando cualquier situación para desencadenar las más criminales agresiones racistas y fascistas, ocultando los verdaderos objetivos y los auténticos promotores de esas acciones aparentemente espontáneas y ampliamente toleradas y cubiertas por las fuerzas represivas del estado español.

Las agresiones criminales e incendiarias que se están dando en El Ejido, y que se extienden a otras localidades cercanas, son un auténtico pogrom nazi contra los obreros y campesinos inmigrantes del Magreb, y de otras zonas del tercer mundo, instigado por los intereses del capital imperialista español.

Los periódicos españoles necesitaron 48 horas seguidas de pogrom nazi para darse por enterados y hacer marcha atrás. El domingo día 6 de febrero en sus periódicos todavía justificaban o simpatizaban, más o menos abiertamente, con las manifestaciones racistas de El Ejido.

La "noche de los cristales rotos" de la Alemania hitleriana ha quedado pálida al lado de los días y las noches racistas y fascistas de La España "democrática" en El Ejido. Quienes hace ya años, desde la derecha e izquierda democráticas y españolas atizaban el ultranacionalismo fascista español frente a las justas reivindicaciones de soberanía de Euskal Herria y Catalunya, ahora pueden comprobar qué fuego alimentaban con esa leña. Ninguno de ellos es inocente..., sobre todo desde la agresión imperialista a Yugoslavia.

¡Demasiados aprendices de Hitler aquí y en toda la Europa occidental de la OTAN! Por eso quieren reducir el fenómeno racista y fascista a Haider, cuando este no es más que un alumno de ellos.

¡Que el proletariado en todo el estado español no haga el juego a su burguesía imperialista y se solidarice firme, rápida y eficazmente con sus hermanos de clase, los trabajadores inmigrantes, vengan del país que vengan!

COMUNISTES de CATALUNYA

8 de febrero del 2000

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