QUEMANDO LAS NAVES
                                     Te llaman porvenir
                                     porque no vienes nunca

                                      Ángel González

El default político y económico sopla con fuerza huracanada
y arrastra con todo lo que encuentra. Los sectores políticos
mayoritarios se subieron a un modelo que hizo de una paridad
monetaria un dogma de fe, del fundamentalismo aperturista un
mandamiento divino, de las privatizaciones a ultranza un
mandato bíblico, de la especulación financiera un culto y de
la actividad productiva un desierto. El mantenimiento del
empate peso-dólar, más allá de los dos años, la supina
ignorancia de hacer de la economía un cuadrilátero sin
reglas lógicas mínimas, haciendo competir a un peso pesado
con un mosca, con un árbitro debilucho y anémico- el Estado-
dispuesto a actuar en favor del pesado en aras de la
libertad de mercado, sin guantes ni cuerdas, sólo pudo ser
posible por la adopción de una copia trucha del capitalismo
implantada sobre una sociedad aletargada y atemorizada  por
los traumas próximos de la hiperinflación y el terrorismo de
Estado.
LAS INSTITUCIONES EN RUINAS
El menemismo introdujo a nivel mayorista la devaluación de
la palabra y la inescrupulosidad de que “ el fin justifica
los medios”. El parlamento fue una estación de peaje donde
los parlamentarios dieron el marco jurídico para el
vaciamiento descarado del país. Cuando eso no alcanzaba, se
recurría a procedimientos, como el diputado trucho, recogido
en los medios, y aceptado por la sociedad con complicidad y
picardía, en aras de la estabilidad monetaria. Sostener una
propuesta en la campaña electoral, y hacer lo contrario
desde el gobierno, era la exteriorización de un profundo
pragmatismo. Designar jueces que en la calificación de un
ministro de justicia menemista eran esperpentos, ampliar la
Suprema Corte de Justicia, para convertirla en un grupo de
tareas oficialista, garantizar la iniquidad jurídica como
correlato de la injusticia social, derivó en un profundo
descreimiento de todo lo vinculado al Parlamento y a la
Justicia. Los sectores políticos quedaron atados como
gerenciadores serviles de un modelo donde la gente vota
periódicamente y los banqueros, los acreedores financieros,
los sectores concentrados gobiernan diariamente. Inclinados
dócilmente ante los que imparten las órdenes y sosteniendo
el ajuste perpetuo para los que los votaron, a cambio  de
contraprestaciones, en muchos casos, que tornan a sus
incrementos patrimoniales imposibles de disimular y mucho
menos justificar. El gigantesco naufragio de la Alianza, una
coalición de distintos estratos de las clases medias,
saturadas del pillaje menemista, pero defensoras
inclaudicables de la convertibilidad, devendría en una
desilusión profunda al incumplir todas las promesas y
acentuar todas las injusticias del modelo. Aumentó la
recesión hasta transformarla en depresión, se sumergió en
las inmundicias que condenaba con las coimas en el Senado,
para sancionar una ley inútil, profundizó la inmoralidad y
vaciamiento del PAMI, intentó recortar la educación,
profundizó el desquiciamiento de la salud, aumento la
desigualdad, llamó para salvarlo al autor del modelo que
criticaban, le delegaron poderes omnímodos, dejaron fugar
impasibles veinte mil millones de dólares de reservas, y
terminaron deglutidos entre la ineptitud, la necedad,
amarrados a un modelo muerto mientras estallaban  los
asaltos a los supermercados y los cacerolazos. Mantuvo y
profundizó la fiesta para pocos, resucitó temporariamente
al ex cautivo de Don Torcuato,  hizo Alianza con los que
devastaron el país, y terminó en una sangrienta represión,
cuyo números de víctimas superó todos los antecedentes.
Desprestigiado el Congreso y la Justicia, degradados y
rehenes los sectores políticos, convertida la policía en una
fuente de delitos, sumido el país en una quiebra terminal,
cancelado el crédito interno y externo, enyesada la economía
con el corralito bancario, sin reservas y con la recaudación
en descenso insostenible, paralizadas las exportaciones y
suspendidas las importaciones, suprimida de un día para otro
la economía informal, que representa el 50% de la economía
total, con la desocupación superando la barrera de la
convivencia posible, con quince millones de pobres, cinco
millones de desocupados y subocupados, con barrios armándose
contra otros barrios, con una disgregación social profunda,
con el escepticismo y la desesperanza haciendo colas ante
las embajadas, la implosión es tan poderosa que ha roto la
escala de Richter. Como dice John Kenneth Galbraith en “ El
Crac del 29”: “ El rasgo de la catástrofe de 1929 fue que
lo peor empeoraba continuamente. Lo que un día parecía el
final de la crisis, se demostraba al siguiente que solo
había sido el comienzo”.
FOTOS DE LA DESINTEGRACIÓN
Una multitud de hambrientos se abalanzó sobre la comida que
el dueño de un supermercado dejó en el piso, fuera de sus
instalaciones. La gente disputa los víveres, cuando una
mujer enfrenta a la cámara y dolida por la humillación
exclama: “A la bajeza que nos han conducido” Un hombre con
dolor vocifera: “ No somos perros para que nos tiren la
comida en el suelo”. Un propietario de un establecimiento
saqueado llora amargamente. Un grupo de jóvenes por la
Avenida de Mayo golpea en el suelo a un policía
inconsciente. A muchas cuadras de ahí, en Floresta, cuatro
jóvenes, en el bar de una Estación de Servicios, contemplan
la escena y afirman: “ Le están haciendo, lo mismo que la
policía le hizo a la gente en Plaza de Mayo la semana
pasada” Un sargento de la policía jubilado que actúa de
custodio, se acerca y a sangre fría fusila a tres de los
cuatro muchachos. El día de la Asamblea Legislativa que
proclamó presidente a Eduardo Duhalde, la pesada de La
Matanza, un grupo de fascistas que responden a Pierri libró
en Rodríguez Peña y Bartolomé Mitre, una intifada recíproca
con columnas de Izquierda Unida. La posesión de la calle
parece ser el ámbito de disputa entre las cacerolas
capitalinas y los bombos bonaerenses. En cualquier momento,
las piedras pueden ser reemplazadas por elementos bélicos
más contundentes.
CUADRO DE SITUACIÓN
El desmoronamiento penoso del gobierno de Domingo Cavallo
con la presencia formal de Fernando de la Rúa, llevó a un
punto ríspido la interna justicialista. La paridad de
fuerzas entre los dos postulantes mejor posicionados Carlos
Ruckauf- José Manuel de la Sota, dio espacio al frente de
gobernadores de provincias pequeñas que apoyó a Adolfo
Rodríguez Saa. Llegado para quedarse, a pesar de la exigua
ventaja legislativa,  el Adolfo realizó una frenética
campaña electoral  de siete días, en que a un cambio de
discurso lo acompañó de varios gestos significativos,
algunas propuestas y proyectos trascendentes. Anunció la
suspensión de pagos de la deuda externa y la creación de una
tercera moneda para salir por un callejón, de la
convertibilidad. La designación de funcionarios que son
paradigmas de la corrupción de la última década, la
dimensión de lo anunciado que no se compatibilizaba con su
precaria base de sustentación y el resquemor que provocó su
ingreso tumultuoso a la interna partidaria, produjo un nuevo
cacerolazo  y el retiro de apoyo por parte de gobernadores
de peso. Su triste abandono del gobierno, lo anunció  desde
San Luis, mientras seguía proclamando la posibilidad de un
destino venturoso, impedido, según el puntano, por las
miserias políticas de José Manuel De la Sota. La gran
Álvarez encontró otro adherente en Ramón Puerta, presidente
provisorio del Senado, súbitamente impedido de asumir por un
ataque de asma. Radicales, frepasistas, justicialistas de
diversos pelajes, con la excepción previa de De la Sota y
Kirschner, que solicitaban elecciones, apoyaron la
candidatura de Eduardo Duhalde en la Asamblea Legislativa
que se concretó por una abrumadora mayoría. Haber llegado a
concretar su sueño presidencial, en el peor momento, con
antecedentes que se deslizan por zonas oscuras y evaluación
de gestión contradictorios, con una conformación ministerial
débil, con una interna que apuesta a su fracaso y a un
llamado posterior a elecciones, parece extremadamente exiguo
para afrontar los tumultuosos vientos de la salida de la
convertibilidad, la caja de pandora que abre la devaluación,
la extrema irritación de una población exasperada, la tarea
de reconstrucción de un país asolado mortalmente por la
guerra que el neoliberalismo libró contra el pueblo
argentino. Si no confronta con el poder concentrado sus días
están contados, y si los enfrenta para sobrevivir, pero sin
un fuerte respaldo, su suerte está sellada. En su favor, hay
que reconocerle el sinceramiento de una situación macabra
que nos han dejado el gobierno más exitoso de la historia
argentina y  su sucesor bonsai  cuando afirmó:” Mi
compromiso es terminar con un modelo agotado, que ha sumido
en la desesperación a la enorme mayoría de nuestro pueblo,
para sentar las bases de un nuevo modelo capaz de recuperar
la producción, el trabajo de los argentinos, el mercado
interno y promover una distribución más justa de la
riqueza...Quiero decirles que estamos en una situación
límite, la Argentina quebró......la propia esencia de éste
modelo perverso terminó con la convertibilidad. Arrojó a la
indigencia a millones de compatriotas, destruyó a la clase
media, quebró nuestra industrias y pulverizó el trabajo de
los argentinos” La duda que produce un balance tan
descarnado y certero, es que el senador devenido en
Presidente no haya dejado constancia de su contribución
desde importantes cargos a este Guernica argentino.
LA CLASE MEDIA Y LOS CACEROLAZOS
El 19 de diciembre pasará a la historia como el 17 de
octubre de la clase media capitalina.  A la finalización del
discurso de Fernando “ el irrelevante”, anunciando el
estado de sitio como el aporte más significativo a la nada
televisada, una autoconvocatoria espontanea, recorrió la
ciudad y hubo concentraciones importantes en la Plaza de
Mayo y en la Plaza del Congreso. Esa primera presencia
política callejera era un basta a su expresión política, el
Presidente y su partido, y contra aquel economista que le
había permitido disfrutar de los bienes en cuotas, los
viajes al exterior, el dólar barato, los productos
importados, el ingreso por los suburbios del primer mundo,
el acceso al celular y al buen funcionamiento telefónico.
Claro que al cabo de diez años, muchos perdieron sus
trabajos, sus hijos la escuela privada, las familias las
prepagas, se acortaron las vacaciones en los mejores casos o
se convirtieron en recuerdo, la jornada de trabajo se
flexibilizó hasta diluirse en la incertidumbre laboral, los
salarios se amputaron, la declinación social se patentizó
con crudeza. Fue esa misma clase media que en muchos
estratos se entusiasmó anteriormente con el orden militar,
con el deme dos, con somos derechos y humanos, que luego
trocó en el horror virginal, se enamoró de Alfonsín, amenazó
con irse del país si ganaba Menem, se cautivó con el riojano
liberal y pro norteamericano, hasta hacerlo ganar a Erman
González en la Capital en 1993. Reeligió a Menem en 1995, se
saturó y apostó a la Alianza en 1997 y 1999, soñando con un
menemismo pulcro y honesto, puso sus fichas al regreso de
Cavallo como un salvador, y su desilusión se transformó en
ira cuando el ahorro perejil quedó secuestrado en los
bancos. Después de cargarse a Cavallo y De la Rua, siguió
con Carlos Grosso,  Adolfo Rodríguez Saa, e hizo sonar las
cacerolas a la terminación del discurso de Duhalde. Su
movilización es un hecho muy significativo y trascendente,
porque han dejado de ser espectadores de su propia
humillación. Pero el discurso antipolítico generalizado, el
voluntarismo de solicitar el nacimiento de caras nuevas por
generación espontanea, su “ todo es lo mismo”, encierra
más desilusión que inteligencia, es terreno fértil a
aspiraciones mesiánicas, y escamotea a la verdad histórica,
su complicidad con políticas que apañaron electoralmente, su
pasividad y crítica cuando otros sectores afectados cortaban
calles y rutas como prólogo a otros derrumbes sociales. Las
cacerolas expresan un veto, pero deben acompañar su sonido
para ponerle música a la reivindicación de una política
distinta.
POSDATA
Es difícil jugar un encuentro definitivo, con jugadores de
la calaña de Carlos Ruckauf, que huye de su cargo de
gobernador de una provincia que se derrumba y estalla, con
el fin de protegerse y preservarse electoralmente para un
remoto 2003, recorriendo alfombras diplomáticas. Las
exigencias de la situación es equivalente a jugar un
campeonato del mundo y afrontarlo con un equipo de 1° B. Hay
que esperar un milagro o la implosión seguirá llevándose
presidentes y licuando las cáscaras vacías de los partidos
políticos mayoritarios. El gobierno tiene una oportunidad,
lejana de revertir lo que se ha venido haciendo. En
palabras del escritor uruguayo  Eduardo Galeano: “ Los
gobiernos piden permiso, hacen sus deberes y rinden examen :
no  ante los ciudadanos que los votan, sino ante los
banqueros que los vetan.....¿ Que son las personas de carne
y hueso? Para los economistas más notorios, números. Para
los banqueros más poderosos, deudores. Para los tecnócratas
más eficientes, molestias. Y para los políticos más
exitosos, votos.”

HUGO PRESMAN

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Néstor Miguel Gorojovsky
[EMAIL PROTECTED]

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Compañeros del exercito de los Andes.

...La guerra se la tenemos de hacer del modo que podamos:
sino tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos
tiene de faltar: cuando se acaben los vestuarios, nos
vestiremos con la bayetilla que nos trabajen nuestras mugeres,
y sino andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios:
seamos libres, y lo demás no importa nada...

Jose de San Martín, 27 de julio de 1819.

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