La maquina de guerra yanqui ha sido desencadenada contra Irak
Nuestra repuesta es la lucha prolongado contra el imperio yanqui

Declaración del Campo Antiimperialista

Muchos pensaban que no sucederá o simplemente no querían creerlo. Los EE.UU. han 
desencadenado su guerra de agresión contra el Irak contra la voluntad explícita no 
sólo de la población mundial, sino también de la comunidad internacional. Violan el 
derecho internacional y apenas tratan de encontrar alguna legitimación para su 
agresión. Muchos de los activistas comprometidos con la paz esperaban en la 
resistencia diplomática de Francia, Alemania y otros. Otros pensaban que las 
manifestaciones de millones de personas y acciones espectaculares como los escudos 
humanos podría parar la maquina asesina yanqui. A todos los une la misma ilusión en un 
Nuevo Orden Mundial que después del 1991 aparecía detrás de las frases de paz, 
justicia, democracia y prosperidad y que sólo se tiene que defender con “acciones 
policiales humanitarios” periódicas contra los terroristas y “Estados malvados”. Era 
el movimiento anti-globalización que advirtió que las cosas no están como deben ser. 
“Otro mundo es posible”era su consigna. En los que se esperaba era ajustar y humanizar 
lo existente o buscar el “otro mundo desde abajo” fuera de la realidad de las luchas 
crudas y cada vez mas violentas. Ahora la realidad ha superado el sueño.
Los antiimperialistas siempre hemos advertido: nada y nadie puede parar los yanquis 
que han decidido la agresión contra Irak desde hace mucho tiempo. No es la estupidez 
de Bush o la mala fe de sus asesores que los llevan a hacer la guerra. Desde el punto 
de vista de los imperadores de Washington la guerra es una necesidad absoluta. En sus 
consideraciones no sólo están los recursos petroleros como lo sugiere la consigna 
simplificada de “ninguna gota de sangre por petróleo”. Lo esencial es el predominio 
global de los EE.UU. que sólo pueden conservar y consolidar cuando hacen resaltar 
permanentemente su supremacía militar y demuestran su capacidad de liquidad cualquier 
oposición con la fuerza de las armas, sea una amenaza real o imaginada contra su 
sistema, sean movimientos políticos, rebeliones populares armadas o Estados. Esto es 
la razón de la guerra permanente, preventiva y global del la doctrina de seguridad 
nacional del imperialismo yanqui. A pesar de que pagan un alto precio por su dictadura 
internacional – el rechazo creciente del mundo entero – no pueden reaccionar de otra 
forma que agravar su agresión, si no quieren que su imperio sea derrumbado. Todavía no 
ha terminado la guerra, pero ya están programadas las guerras a seguir.
En esencia es una guerra entre pobres y ricos. Son los condenados de la tierra que 
están en la mira y que resisten con diferentes formas de lucha contra la injusticia 
global terrible. Al mismo tiempo los EE.UU. advierten a sus adversarios dejando claro 
que son sólo ellos que tienen el comando. A pesar de que sus adversarios quieren 
frenar la supremacía total de los EE.UU. ninguno de ellos se atreve a tomar medidas 
serias. O es que algunos de ellos trató de condenar los EE.UU. en el consejo de 
seguridad por su violación flagrante del derecho internacional, ni pensar en 
sanciones. De hecho los “opositores contra la guerra” como Alemania y Francia dependen 
del poder militar, político y económico de los EE.UU. Son los EE.UU. que aseguran la 
seguridad de todo el occidente frente a las desigualdades cada vez mas chocantes. 
En estos días es la resistencia del Irak, de su ejercito, su pueblo y su gobierno, que 
deciden sobre la futura dinámica de las rupturas surgidas al interno del occidente y 
el desarrollo del movimiento contra la guerra. Contrariamente a muchos pacifistas 
esperamos que la resistencia iraquí sea larga y tenaz con el máximo de víctimas 
yanquis. Sólo así el movimiento de los pueblos árabes puede estallar y el movimiento 
contra la guerra en los países imperialistas puede profundizarse. Esta situación 
nuevamente refleja la debilidad y la posición de desarme que significa la 
equidistancia de muchos pacifistas. Mas allá del carácter opresor del régimen de 
Saddam Hussein, no es por la democracias que el imperialismo trata de derrumbarlo. Si 
así sería, los EE.UU. tendrían que actuar contra todos sus vasallos en la región, con 
Israel en primera línea. Se ataca al régimen iraquí porque es, a pesar de toda 
degeneración e insuficiencia, el resultado de la lucha anti-colonial que nacionalizaba 
el petróleo y ha defendido un mínimo de soberanía nacional, porque resiste contra los 
planes de dominio de los EE.UU. en la región. Las masas árabes y en particular los 
palestinos saben que la guerra es también contra ellos, que tienen que estar al lado 
del Irak y que su derrota sería también la de ellos. Todos que están al lado de los 
condenados de la tierra, que luchan por la justicia social y la democracia del pueblo, 
tienen que combatir hoy con el objetivo claro que los EE.UU. sufran una derrota – es 
decir apoyar el Irak.
Pero aunque deseamos una resistencia larga del Irak, esta es improbable por el 
tremendo desequilibrio militar, por el aislamiento internacional del Irak y también 
por la enajenación política entre el régimen y el pueblo. Nuestra resistencia tiene 
que ser una lucha sistemática y prolongada contra el imperio americano, contra su 
tiranía militar, política, económica y cultural. Contra este americanismo hay que 
levantar un frente de liberación global porque la destrucción del imperio yanqui es la 
condición preliminar para una lucha exitosa por la autodeterminación democrática y la 
justicia social.

Al lado del Irak!
Libertad para Palestina!
Fuera yanquis del Medio Oriente!
Abajo el imperialismo yanqui!

20 de marzo 2003
(Inicio de la guerra contra Irak, a apenas cuatro años del ataque de la OTAN contra 
Yugoslavia el 24 de marzo de 1999)

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