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[The problem with people such as S. Artesian is that there are too
many like him in Latin American politics.

Argentina is a special nurturing ground for this kind of "Marxists".
One of the most precious gems in this rather sullen jewelry is the
party known as Política Obrera, PO, led by the now quasi senile former
child of a poor Jewish family in Buenos Aires who wanted this
intelligent scion to become a Rabbi.

He became a Rabbi of sorts, in his Talmudic way to look on Marx and
the texts of Marxism.

At first glance, the followers of this child, whose nom de guerre is
"Altamira" (that is, more or less, "High-targeting", and this is why
my comrade Battistoni in the text below speaks of "Bajamira"; that is
"low-targetting") seem ultra-super-exra-Trotskyists, but essentially
they are pedantic reformists of the worst kind and sworn enemies of
the national revolutionary movements in Latin America such as they
are.

Battistoni´s comments on Baja/Alta-mira and his followers, which were
written as an introduction to this guy´s recently exposed opinions on
the Fifth International proposed by that class traitor Chávez, deserve
wider distribution, save me from responding to a recent incursion by
S. Artesian in this list and they are in Spanish, which makes them a
good reading for those who pontificate on Latin America but don´t even
know how to spell "mama" in the language Latin Americans speak, read,
dream into and cast their decrees, either revolutionary or
counter-revolutionary, into.

Those interested in what follows and with some difficulties with
acronyms, etc, just contact me. On private line.]


---------- Mensaje reenviado ----------
De: Gustavo Battistoni <gustavo.battist...@gmail.com>
Fecha: 27 de noviembre de 2009 03:20
Asunto: [R-P] Bajamira, como siempre...


[Afirma, muy suelto de cuerpo, Bajamira:

" Chávez, pero más que nada sus seguidores ‘marxistas', confunden
interesadamente la centralización revolucionaria que desarrolla un
partido de clase con la que ejerce un caudillo bonapartista. El
bonapartismo busca siempre un apoyo en las masas, es cierto, pero lo
hace mediante la regimentación y es un opositor violento a su acción
libre y autoemancipadora. Esta confusión ha convertido al bonapartismo
de masas en un ‘hecho maldito' de la sociedad burguesa, sea ésta la
francesa de Napoleón, incluso la alemana de Bismarck y, por cierto, la
argentina y venezolana del primer Perón y de Chávez."

Fantástica "reflexión".¿Chávez partidario de la regimentación?¿De la
negación de la "acción autoemancipadora?
Seguramente, se opone a la "emancipación" de la reacción venezolana, y
es partidario, además, de la "regimentación" de los pro-imperialistas...
Es increíble que alguien que se diga "marxista" no estudie el origen
de clase del fenomeno bonapatista.El bonapartismo nace de un "empate"
o "crisis de hegemonía" entre las clases sociales, que lleva a la
"sociedad" a definirse por un "gobierno" regresivo o progresivo.
La historia, que tiene horror al vacío, va siempre por delante de los
hueros teorizantes.¿Y por qué digo esto? Simplemente,porque al no
existir el "partido revolucionario", las clases oprimidas optan por la
mejor solución para ellas, que es en un país periférico, el cesarismo
o bonapartismo progresista.
Si un país tiene un partido "revolucionario", como el PO, ¿cómo las
masas no van a optar una y otra vez por el peronismo, que es un
representante de los intereses populares, más allá de algún periodo
"oscuro", como el menemato?.Lo mismo pasa en Venezuela,en Ecuador,en
Bolivia,en...
Un partido revolucionario, no se crea por decreto, ni por el deseo de
un "Trotsky de plazoleta", como Bajamira. Es una larga lucha,una dura
brega.Y arrogarse la representación o "vanguardia" de la clase
trabajadora, siendo una patrulla perdida, como "nuestro" PO, es de una
temeridad rayana con la vesania.
América Latina seguirá teniendo liderazgos "bonapartistas", mientras
la "izquierda" sea sectaria y contraria al deseo de las masas.Esto no
va sólo para el grupete de Bajamira.También hay algún grupo de
sedicente retórica de IN, que habla desde una torre de marfil, contra
Moyano y la CGT, haciéndole el juego a los Fayt y cia.
Uno, como militante de P y P, es consciente de su papel minoritario y
del camino "sinuoso" que deberemos recorrer para ganarnos la confianza
de la población.Ni el PO, ni la "izquierda" dogmática se hace cargo de
su sectarismo, de su insignificancia, descalificando al bonapartismo
progresivo sin reflexionar porqué este "hecho maldito" surge una y
otra vez en nuestra América difícil...
El "bonapartismo" o si queremos llamarlo, con palabras "nuestras",
peronismo, chavismo o como se nos ocurra, es la expresión profunda de
los intereses y deseos de las masas explotadas de nuestro
continente.Ninguna lectura esquemática y superficial del marxismo
puede reemplazar el proceso vivo de la lucha de clases.
Cuantos libros leídos al pedo por algunos...El retumbar de la calle,
las movilizaciones populares,el candor de la militancia,etc., valen
más que mil manuales repetidos sin tener en cuenta ni a la "vida", ni
a la práctica social, como criterios de la verdad en política .GB]



PRENSA OBRERA.

La V Internacional

El viernes 20, el presidente Hugo Chávez lanzó la propuesta de
construir, textualmente, "la V Internacional". Lo hizo en un ambiente
insólito: un Encuentro Internacional de partidos de izquierda, en
donde dominaban, sin embargo, los partidos liberales y nacionalistas
de Asia, Africa y América Latina. Por ejemplo, el Polo Democrático y
el Partido Liberal de Colombia, o el Liberal zelayista de Honduras, o
incluso el nacionalista de Zimbabwe. La reacción fue igualmente
insólita: un delegado de un partido mexicano interrumpió a Chávez para
aclararle que ya existía una suerte de Internacional, que agrupaba a
varios centenares de partidos, en cuyo nombre le enviaba un saludo de
su presidente, el pejotista argentino Antonio Cafiero.

Chávez advirtió que se había creado una situación idiotamente absurda,
por lo que enseguida añadió que marcharía con su propuesta con
aquellos que estuvieran de acuerdo, aunque fueran pocos. Al día
siguiente, el I Congreso Extraordinario del Partido Socialista
Unificado de Venezuela se desayunó con esa propuesta, que nadie había
planteado durante la preparación del evento.

La ambigüedad del escenario y la anomalía del procedimiento
constituyen, por cierto, una expresión amplificada de la incoherencia
del planteo. Chávez ni siquiera hizo alusión al programa de esa V
Internacional. En la tentativa de explicar las ventajas de la
propuesta, señaló su utilidad para "hacer negocios", citando una
expresión del delegado de Zimbabwe, que se había olvidado de recodarle
al presidente bolivariano que hasta hace pocos meses la tasa de
inflación en ese país había sido de un consistente 231 millones por
ciento anual, la más alta del mundo (le sacaron doce ceros a su
moneda). Entre los negocios, Chávez aludió, como ejemplo, a algunos
acuerdos comerciales firmados por Venezuela con algunos municipios del
Nordeste brasileño. Una V Internacional de negocios rayaba en el
surrealismo. De todos modos, incluso la lectura más feroz que se haga
del planteo de Chávez debería recoger la circunstancia de que, al
hablar de una V Internacional, Chávez legitimó el rol histórico de las
cuatro precedentes –en especial de la más controvertida de ellas, la
IV Internacional– o sea, de una continuidad histórica del proletariado
internacional con conciencia de clase. Chávez siempre se refiere a
Trotsky con gran respeto, claro que lo hace para abogar por un
Socialismo del Siglo XXI que se desprenda de planteos ‘demodé' como la
Dictadura del Proletariado. Para que el lector se haga una idea de la
dimensión de todo este exabrupto basta con señalar que ni siquiera
recibió la aprobación de un sumiso cortesano de su régimen, el
‘marxista' Alan Woods, quien naturalmente tampoco expresó su
desacuerdo (ver V Headline news and views, 23/11). Los cortesanos
tienen un envidiable instinto de autopreservación.

La propuesta de formar una V Internacional no es nueva; en el pasado
caracterizó a la mayor parte de los renegados del trotskismo y nunca
partió de personas con alguna relevancia. En Argentina, la planteó
tempranamente Liborio Justo (Quebracho), luego de acusar a Trotsky de
agente de Wall Street. Desde el punto de vista del método, esos
planteos eran incapaces de fundamentar en términos de programa la
necesidad y oportunidad de la V Internacional o, lo que sería lo
mismo, como consecuencia de una re-caracterización de la etapa
histórica. Lo de Chávez es diferente de aquellas propuestas anónimas,
pero para nada menos inconsistente. De todos modos, pone en ridículo a
todos los que, en nombre del chavismo, hacen gala de un sectarismo
contrario a la política y a los partidos en diversas partes del mundo.

No es la primera vez que Chávez procede a saltos ideológicos verbales
en momentos de dificultades políticas. En las vísperas del 1º de Mayo
de 2008, despilfarró citas de Rosa Luxemburgo, Trotsky y otros
marxistas eminentes –incluso recurrió al término proletariado para
referirse a los trabajadores o clase obrera– para dirigirse a un
auditorio de destacados dirigentes y activistas de izquierda de Sidor,
que protagonizaban huelgas reivindicativas, luego de haber intentado
estatizar al movimiento obrero de la industria a través de su ex
ministro de Trabajo, Rivero. En el caso de la V Internacional, ella
está prefigurada por el partido que ha formado en Venezuela, el PSUV,
que es manejado en los hechos por los funcionarios del Estado y cuyo
programa apuntala a un régimen social y estatal que es
inconfundiblemente burgués y capitalista en su contenido. Las masas no
se encuentran en el poder en Venezuela, sino una burocracia de origen
pequeño burgués y, fundamentalmente, las fuerzas armadas. El capital
estatal se encuentra entrelazado al capital extranjero en la industria
petrolera y, de un modo general, en la creciente deuda pública y
externa, en tanto que las nacionalizaciones no entrañaron una
expropiación del capital sino un intercambio entre activos productivos
o bancarios por generosas indemnizaciones de fuente pública.

En estos términos, una V Internacional para este Socialismo del Siglo
XXI supone una regresión respecto de las cuatro internacionales
previas, no exclusivamente sobre la IV o III; es, incluso, un
contrasentido histórico. No hace falta decir que se pone atrás de la I
Internacional, que abogaba por la acción colectiva del proletariado de
los principales países para una emancipación de los trabajadores por
los trabajadores mismos. Chávez, pero más que nada sus seguidores
‘marxistas', confunden interesadamente la centralización
revolucionaria que desarrolla un partido de clase con la que ejerce un
caudillo bonapartista. El bonapartismo busca siempre un apoyo en las
masas, es cierto, pero lo hace mediante la regimentación y es un
opositor violento a su acción libre y autoemancipadora. Esta confusión
ha convertido al bonapartismo de masas en un ‘hecho maldito' de la
sociedad burguesa, sea ésta la francesa de Napoleón, incluso la
alemana de Bismarck y, por cierto, la argentina y venezolana del
primer Perón y de Chávez.

Dicho todo esto, es incontrovertible que es necesaria una
Internacional revolucionaria, en especial ante la gigantesca
bancarrota capitalista mundial. Nuestro partido planteó una campaña en
torno a esta tarea a partir de la crisis mundial y de las
restauraciones capitalistas. El tema está objetivamente en la agenda y
hasta en las gateras. Para eso es necesario comenzar por algo
concreto, no a partir de divagaciones en auditorios absurdos. Ese algo
concreto es discutir el programa de la última internacional, la IV
–cuya vigencia ha crecido en muchos aspectos, en lugar de disminuir,
en especial por la confirmación de su pronóstico sobre la restauración
capitalista que la burocracia incubada en el país del ‘socialismo
real'. Esta discusión y las conclusiones que se vayan desprendiendo de
ella en términos de acción, son el punto de partida de la
Internacional que podrá aprovechar la bancarrota capitalista en
desarrollo, para poner fin al capitalismo.
Jorge Altamira


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Néstor Gorojovsky
El texto principal de este correo puede no ser de mi autoría

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