Notícia de El Periódico de Catalunya:

La plaza republicana.
 Una plataforma ciudadana pide que la plaza de Sant Jaume de Barcelona recupere su antiguo nombre, de la República, del que fue despojada por el régimen franquista
El Periódico de Catalunya - 14/04/2005



Mitin en la plaza El president Macià arenga desde el balcón del Palau de la Generalitat a los manifestantes en una concentración en favor del Estatut, el 24 de abril de 1931. Foto: ARCHIVO


XABIER BARRENA
BARCELONA

A falta de estatuas de Franco por retirar, los paladines de la memoria histórica tienen en Barcelona otro objetivo: recuperar el callejero vigente en la II República y que la dictadura borró de un plumazo. La primera iniciativa se presenta hoy, 74 aniversario de la proclamación de la República, y apunta al centro político de Catalunya: la plaza de Sant Jaume, la que a veces une y siempre separa al ayuntamiento de Barcelona de la Generalitat.
La Plataforma per la III República empezará, esta tarde a partir de las 19.30 horas, la recogida de firmas para conseguir que la plaza de Sant Jaume recupere el nombre que tenía hasta que la dictadura le cambió el nombre: plaza de la República. El portavoz de la plataforma, José López, afirma que la iniciativa pretende "reivindicar la República" y sus valores, el "laicismo y el federalismo".
Según López, estos valores "han estado siempre relacionados" con la plaza de Sant Jaume, un espacio de relativo nuevo cuño, ya que apenas tiene 160 años de vida. En los últimos años de existencia de las murallas, en la primera mitad del siglo XIX, la ciudad emprendió una serie de obras con el objetivo de dignificar un casco urbano ciertamente denso. Así, se ensanchó la calle de Ferran y se amplió una plazoleta (la de Sant Jaume) que marcaba el punto donde en la ciudad romana se cruzaban las principales vías, el Decumanus (el actual eje Llibreteria-Call) y Cardo (calle del Bisbe-Ciutat).

'Esponjar' la ciudad
Al más puro estilo Raval años 90, el consistorio progresista de 1823 limpió lo que hoy es la plaza, llevándose por delante la iglesia de Sant Jaume, la casa de la Batllia General y un pequeño cementerio, aledaño a la iglesia y casi pegado al Palau de la Generalitat. Una vez acabado, en 1840, el nuevo espacio fue bautizado como plaza de la Constitución, en honor al texto de Cádiz de 1812, revisado en el 1837. Todo un hito, pues esta denominación primaba lo civil en detrimento de lo religioso.
En la plaza se han proclamado las dos repúblicas que España ha tenido hasta ahora: el 11 de febrero de 1873 y el 14 de abril de 1931. Por ese motivo, "el primer ayuntamiento democrático que tuvo la ciudad", enfatiza José López, la denominó plaza de la República.
El fin de la guerra en Barcelona, en enero de 1939, supuso un nuevo cambio de nombre para volver al existente antes de la República, es decir, plaza de la Constitución.
Bueno es decir que los funcionarios franquistas partían de la base de que si lo que olía a república era malo, aquello que los republicanos sustituyeron en el 1931 debía de ser lo correcto. Hasta 1940, los franquistas no se dieron cuenta de que no hay constituciones sin democracia, con lo que se impuso volver a lo religioso, que para algo es eterno: plaza de San Jaime. Es decir, el mismo nombre de la mísera plazoleta de principios del XIX, pero sin iglesia que le diera coartada. "Fue una decisión nula, ilegal e ilegítima que acabó con lo dispuesto por el consistorio democrático", sentencia López.

Sin la ayuda de los partidos
Tras 28 años de democracia, la plataforma cree que ha llegado el momento de retornar al nombre republicano. Sin embargo, mucho no se fía de las fuerzas parlamentarias, ya que no ha mantenido contactos "con ningún partido político" para que "que nadie abandere" la reivindicación del "carácter civil" de la plaza.
El problema con el que se enfrenta Barcelona es que crezcan plazas en homenaje a la República como setas: las juventudes de ICV pidieron ayer que el obelisco de la plaza de Juan Carlos I, antigua plaza de la Victoria franquista, en el cruce del paseo de Gràcia y la avenida Diagonal, se convierta en plaza de la II República.


Salut i república, benvolguts companys.


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