Los papeles ¿de Salamanca?


José Ángel Domínguez Pérez  -  Salamanca
EL PAÍS  -  Opinión - 20-04-2005

Me siendo orgulloso de ser concejal socialista en el Ayuntamiento de Salamanca, de dedicar mi tiempo y el de los míos a luchar día a día para que esta ciudad sea un poco más habitable, para que lleguen proyectos de progreso a esta tierra, para que los salmantinos reciban unos servicios públicos de calidad, para que mis convecinos puedan vivir un poco mejor.

No me siento orgulloso de que un militar con aires de salva-dor de la patria decidiera allá por 1936 dar un golpe de Estado contra la República española, instalando su primer Gobierno ilegítimo precisamente en Salamanca, llevando a este país a una guerra civil, para más tarde imponer una dictadura, al amparo de la cual se crearon tribunales represores, cuya base acusadora se nutría de papeles expoliados a los vencidos y almacenados en esta ciudad, pero que nunca han sido ni serán nuestros.

Me siento muy orgulloso de ser profesor en la Universidad de Salamanca, referencia universal del saber y la cultura, precisamente el lugar donde Unamuno defendió la fuerza de la razón ante esa dictadura impuesta por las armas. Esa defensa de la tolerancia, esa lucha por el entendimiento y la concordia, ese espíritu de paz, ése sí que es nuestro, de Salamanca. No me siento nada orgulloso del alcalde de derechas que gobierna Salamanca, de sus modos caciquiles de mandar e imponer sus ideas sin tan siquiera escuchar a quienes no pensamos como él, de su modo de defender la unidad de un archivo que fue creado con sangre de inocentes.

Me siento especialmente orgulloso de que por fin en España un Gobierno socialista haya decidido recuperar la memoria histórica de aquella Guerra Civil, de rescatar del olvido a los vencidos, de construir en Salamanca un centro nacional para el estudio de aquel fratricidio maldito.






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