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EL MILITANTE - Versíon para imprimir
Declaraciones golpistas del teniente general José Mena Aguado
Es necesario depurar el ejército de mandos reaccionarios
Autor : Editorial
Fecha : ( 09-Enero-2006 )
Categoria : Estado Español
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El discurso realizado por el teniente general José Mena Aguado militar
condecorado y ascendido bajo gobiernos del PP y nombrado por Bono jefe de la
Fuerza Terrestre en mayo de este año invocando una posible intervención del
ejército si el Estatut de Catalunya sobrepasa determinados "límites" tiene
un abierto tono golpista. El teniente general alertó, el día de la Pascua
Militar, de "las graves consecuencias que tanto para las Fuerzas Armadas
como institución, como para las personas que las integran podría conllevar
la aprobación del Estatuto en los términos que está planteado". La amenaza
fue clara y directa. Más adelante siguió con un repaso de los aspectos, en
su opinión, "verdaderamente preocupantes" del Estatut (término nación, la
cuestión lingüística y la administración de Justicia), hizo una defensa de
la Constitución que "afortunadamente, marca una serie de límites
infranqueables para cualquier estatuto de autonomía", para acabar
advirtiendo que "si estos límites fuesen sobrepasados, lo cual en estos
momentos, afortunadamente, parece impensable, sería de aplicación el
artículo octavo de la Constitución" que confiere a las fuerzas armadas la
garantía de la integridad de España y mantener el orden constitucional. "No
olvidemos" dijo el teniente coronel, que hemos jurado o prometido, guardar
y hacer guardar la Constitución. Y para los militares, cualquier juramento o
promesa constituye una cuestión de honor".
La primera medida tomada por el gobierno ha sido anunciar el cese, que tiene
que ratificar el próximo Consejo de Ministros, y un arresto domiciliario de
ocho días. Es lo mínimo que se podía esperar de un gobierno de izquierdas
ante tamaño desafío, aunque son medidas absolutamente insuficientes y de
limitarse a lo anunciado se estaría cometiendo a un grave error, dando alas
a los sectores reaccionarios del aparato estatal, cada vez más
envalentonados. En su discurso, que tuvo un carácter oficial, el teniente
general dijo estar expresando las "inquietudes y preocupaciones de cuantos
formamos parte de las Fuerzas Armadas, en los momentos que estamos
viviendo". Dijo además, estar obligado a "conocer los sentimientos,
inquietudes y preocupaciones de mis subordinados y transmitirlos a la máxima
autoridad de mi Ejército, y hacerlos públicos, por expreso deseo de
aquellos". Resulta obvio, que el tono golpista de su discurso no tenía un
carácter individual sino que se hacía en representación de más militares que
piensan como él. ¿Qué va a hacer el gobierno? ¿Será suficiente con esta
probable destitución y ocho días de arresto domiciliario? Obviamente el
problema no es que este teniente general haya dicho en público lo que
piensa. El problema es, precisamente, lo que piensa y la posición que
detenta. El teniente general está en la cúpula del ejército y al mando de
numerosas unidades de tropa. ¿Cómo puede haber llegado a esta posición un
militar con esa mentalidad golpista? La respuesta es bien sencilla: nadie
los controla, excepto la burguesía y los altos mandos militares. Como hemos
dicho siempre los marxistas, no hubo ninguna depuración seria del ejército a
la caída de la dictadura franquista. Algunos califican el discurso del
teniente general como "anacrónico", como si ahora el ejército español
tuviese profundas raíces democráticas, fuese una institución "independiente"
de los intereses de clase y estuviese libre de mandos reaccionarios, como si
los ruidos de sables fueran música del pasado. Eso es un cuento de hadas
cuyo único fin es adormecer la conciencia de los trabajadores y de la
juventud.
El pasado 3 de octubre, al ser preguntado por varios periodistas sobre el
Estatut, en plena tormenta política con este tema, el jefe del Estado Mayor
de Defensa, el general Félix Sanz respondió: "Qué duda cabe de que existe
entre los militares un gran interés para que esta España secular que tanta
gloria e historia acumula siga siendo patria común e indivisible de los
españoles. Unos meses antes, en julio, un alto mando militar enviaba un
mail a otros militares apelando a su deber de mantener la unidad de España,
a ser consecuentes con "nuestro juramento". Es evidente que existe dentro
del ejército un fermento reaccionario, un fermento que tiene hondas raíces
históricas y que está emergiendo en un contexto de creciente polarización
política. No es ninguna casualidad que, precisamente, la cuestión del
Estatut de Catalunya fuera una de las principales banderas de los oficiales
reaccionarios en los años 30 y uno los ejes del fracasado golpe del general
Sanjurjo (contra la recién proclamada II República) en 1932. Es el mismo
fermento que llevó al golpe militar de julio de 1936, hace ahora 70 años.
Como quedó dramáticamente claro, los militares golpistas no sólo acabaron
con el Estatut sino que protagonizaron una brutal carnicería contra los
trabajadores de todo el Estado y abrieron un período de 40 años de feroz
dictadura.
El PP, que ha sido el artífice de la campaña contra el Estatut y, en
general, de deslegitimación de la victoria de la izquierda en las pasadas
elecciones generales, no tuvo ningún empacho en afirmar, en boca de su
responsable de comunicación, que "no deja de parecer inevitable que se
produzcan pronunciamientos de todo tipo". La ambigüedad calculada del
término pronunciamiento es obvia. Así son los "demócratas" del PP. Una vez
más el PP está dando fe de sus tradiciones franquistas, legitimando en la
práctica unas declaraciones que justifican una eventual golpe de Estado.
Parece claro que el pronunciamiento del teniente general Mena es un paso
consciente dentro de la estrategia de tensión que ha desatado la derecha y
que tiene numerosas ramificaciones dentro del aparato estatal y en la clase
dominante. No pueden soportar haber sido desalojados del poder por un
movimiento de masas, como nunca se había visto desde la transición. Esas
declaraciones deben ser también una advertencia para todos los trabajadores
y jóvenes conscientes. Creer en la "consolidación democrática" del Estado,
en el carácter democrático de la derecha y de la propia burguesía española
es un engaño que debemos combatir con todas nuestras fuerzas. Es necesario
una profunda depuración de los mandos reaccionarios dentro del Ejército, de
las academias militares y de todo el aparato estatal. Lejos de ser una
garantía democrática, la prohibición de que los militares se puedan
organizar políticamente crea un blindaje para que, en la práctica, sólo
puedan circular ideas reaccionarias y de derechas, que siempre tienden a
predominar en la cúpula del ejército. Es necesario dar plenos derechos
democráticos a los soldados, establecer mecanismo de control dentro del
ejército, con participación de los sindicatos, los partidos de la izquierda
y de los propios soldados. Hay que hacer una investigación a fondo de toda
la trama que ha llevado al general Mena a sentirse tan arropado como para
hacer esas declaraciones tan desafiantes.
Por otro lado, en el plano político, este episodio también es una
advertencia directa al gobierno y a la dirección del PSOE. Han sido años de
unidad de acción con el PP en temas relacionados con Euskadi, y en general
con la cuestión nacional. Han sido décadas de abandono de la defensa del
derecho de autodeterminación, alimentando de forma directa o indirecta, una
tremenda confusión sobre esos temas, incluso, entre el electorado y la base
social de la izquierda. También han sido décadas de defensa de una
Constitución que contempla mecanismos y figuras, como la del Rey,
profundamente antidemocráticas y fuera de cualquier control real por parte
del "pueblo" a quien se supone que sirve. En la época de crisis orgánica del
capitalismo, la socialdemocracia no sólo está revelando su incapacidad para
emprender profundos cambios sociales sino también para ser consecuente con
la defensa de los derechos democráticos, que hoy por hoy, aún no han pasado
la puerta de los cuarteles.
La lucha por el socialismo se revela cada vez más como la única consecuente
no sólo para la mejora de las condiciones de vida de la inmensa mayoría de
la sociedad sino para preservar los derechos democráticos conquistados en la
lucha y avanzar en una auténtica democracia basada en la toma real de
decisiones en todos los ámbitos (económicos, sociales y políticos) por parte
de los trabajadores, una democracia obrera.
¡Apertura de una investigación en el seno del ejército y cese inmediato de
todos los implicados!
http://www.elmilitante.org/index.asp?id=art&imprime=art&id_art=2439
From: "toni nadal" <[EMAIL PROTECTED]>
To: <ais@araisempre.org>,"[EMAIL PROTECTED] Org"
<mhib@memoriadelesilles.org>
Subject: [MHIB] RV: General Mena
Date: Fri, 6 Jan 2006 23:32:36 +0100
El PP no ho condena.
Ja tornam a esser a l'any 36
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