EL TIEMPO
Agosto 1 de 2004
Tecnología, idiomas, tolerancia y comunicación serán las competencias de los niños en el futuro

Dentro de diez años, los jóvenes hablarán dos o tres idiomas; manejarán tecnologías complejas a corta edad y aprenderán de ellas con rapidez.;

También entenderán a sus compañeros de escuela cuando sufran descalabros emocionales y tendrán claridad política, nociones de ética y hasta la capacidad de poner denuncios, solicitar tutelas y exigir derechos desde niños.

Por supuesto, el avance en un lado tendrá retrocesos en otro. Pocos sabrán manualidades, menos aún dominarán oficios que se enseñaban antes en la escuela como la mecánica o el dibujo técnico, y vivirán en una sociedad con familias más divididas, en espacios cerrados donde desarrollarán menos destrezas motoras, y con mayores exigencias laborales.

Las competencias del futuro, que parecen distantes, se están tejiendo desde ahora. Harold Pahde, rector del colegio Agustín Nieto Caballero, de Bogotá, ha laborado en ese tema desde hace años. "No trabajamos por grados, sino por ciclos y en cada uno hay niños hasta con tres años de diferencia. En el bachillerato hay un modelo de macroproyectos, que apunta a la investigación en ciencias naturales y sociales".

Pero más allá de mezclar a alumnos de distintas edades y de propiciar la investigación, el objetivo es que el muchacho crezca en todas las áreas, y que los docentes de matemáticas evalúen las habilidades comunicativas de sus estudiantes y los de español reporten sus capacidades motoras. "Antes que los resultados, miramos la tendencia con que evoluciona el menor en sus competencias", dice el rector, quien hace énfasis en el desarrollo motor.

"No son los deportes, sino la conciencia del cuerpo lo que importa en una sociedad de niños de apartamento".

Seres íntegros

A la par, los escolares tendrán que desarrollar competencias sociales y de convivencia. Eso traduce que aprendan a ser responsables de sí mismos, a cuidarse en un mundo donde permanecen más tiempo solos, a tener solidaridad en una sociedad de valores confundidos y a trabajar en equipo para contrarrestar el individualismo reinante.

La psicóloga María Elena López asegura que los niños de hoy se enfrentan a separaciones, madres solteras y exceso de información. "Necesitarán de mucha versatilidad y capacidad de adaptarse a entornos distintos, desde las clases magistrales hasta Internet. Tendrán más concentración, habilidad para relacionarse con gente nueva desde pequeños porque hasta en las guarderías verán a otros, más capacidad de comunicación y flexibilidad ética, porque sus héroes son fugaces, y cada uno ofrece algún valor distinto".

Por lo tanto, la mayor competencia que deberán desarrollar los menores es su capacidad para discernir entre tanta información, qué valores imitar en una cultura influenciada por Estados Unidos y con tantos mensajes publicitarios disfrazados de conductas para seguir. "Lo cierto es que ya tienen una inquietud espiritual porque están saturados de cosas materiales", agrega López.

La tolerancia será, por lo tanto, la competencia vital. Ante tantas conductas posibles, la apertura a otros puntos de vista les permitirá relacionarse mejor. Igual de importante será poder expresar afectos. Incluso entre niños de parejas que no han considerado la separación, su mayor temor es que sus padres entren en conflicto. Poder expresar sentimientos y entenderlos será un retorno a la humanidad perdida por la industrialización.

De todos modos, las competencias académicas seguirán siendo importantes. Diego Aristizábal, director de Berlitz en Colombia, asegura que los niños, desde los 4 años, deberían afianzar los idiomas para asegurar una correcta pronunciación y reforzar el conocimiento. "Los idiomas crecen en importancia porque los países tienden a integrarse, y un niño que hable idiomas tiene más formas de proyectarse en el mundo de hoy".

Mauricio Castillo, especializado en el tema en la Subdirección de Evaluación y Análisis de la Secretaría de Educación de Bogotá, dice que lo crucial es que la educación deje de ser una 'cosa aparte' de la vida diaria. "La idea es que los problemas de matemáticas sirvan para resolver problemas cotidianos -dice-; que puedan servir más allá de la escuela y que si se sabe sacar el área de un rectángulo, se aprenda cómo hallar el área de una cancha de fútbol. No más memoria, sino capacidad de comprender y aplicar el conocimiento".

Por supuesto que el dominio de la tecnología será clave. Pero también el conocimiento del Estado para garantizar el funcionamiento de la democracia. "Saber poner una demanda, un denuncio, una tutela, saber votar, todo eso garantiza el desarrollo del juicio moral".

Integralidad parece ser la palabra que resume todo. "Ver al hombre como un ser integral es un reto para la educación de hoy. Nos hemos acostumbrado a vivir en una esclavitud intelectual y no como seres superiores capaces de explorar no solo el nivel intelectual sino el físico, afectivo, emocional, espiritual y causal", dice Juan Carlos Materón, gerente de High Technology in Learning.

Y eso que en Colombia no se suman competencias como las que se inculcan en los países nórdicos y en Nueva Zelanda, en donde se promueve la cultura tradicional. De todos modos, para ser profesionales íntegros en el futuro, los niños de hoy tendrán que aprender lo nuevo de la tecnología y recuperar los valores que los adultos parecían haber olvidado.

ENRIQUE PATIÑO
Redactor de EL TIEMPO

 
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Ligia Parra-Esteban.  Directora
Fundación Voc de Investigación de la Comunicación Entre Científicos.
http://mox.uniandes.edu.co/voc
Luis H.  Blanco.  Secretario de la Junta Directiva.
Laboratorio de Investigaciones Básicas.  Ciudad Universitaria.  Unidad Camilo Torres.  Bogotá.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------.

Responder a