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  Para los socialistas, España debe estar con el eje franco-alemán. Pero eso Zapatero se reunió en París con Jacques Chirac, en abril pasado.
AFP
 
Diciembre 4 de 2004
La nueva política exterior del jefe del Gobierno Español parece acumular más traspiés que éxitos

‘The Wall Street Journal’ asegura que el manejo de José Luis Rodríguez Zapatero ‘no está conducido tanto por la inexperiencia, como por la ideología’.

 Una tensión con Washington que obligó al Rey Juan Carlos a viajar hasta el rancho del presidente George W. Bush en Texas para tratar de componer las cosas; demoledores editoriales de influyentes periódicos y un ministro de exteriores vetado por la principal fuerza de la oposición. En menos de ocho meses de gobierno, , y no son pocos quienes aseguran que en este terreno se ha perdido la brújula.

El penúltimo episodio lo protagonizó el ministro de exteriores, Miguel Ángel Moratinos, al acusar por la televisión al gobierno José María Aznar de haber avalado el golpe de estado contra el presidente Hugo Chávez, en abril del 2002. Y el último, si así se puede decir, fue la intervención de Moratinos esta semana en el Congreso, donde se excusó ‘por la forma’ pero no ‘por el fondo’, y reafirmando, antes que retirando, sus acusaciones.

Se sabía que muchas cosas iban a cambiar en España con un gobierno socialista. No en vano la primera decisión de Rodríguez Zapatero fue retirar las tropas españolas de Irak: medida difícilmente cuestionable si se recuerda que ocho de cada diez españoles estuvo contra la intervención.

Pero lo que resulta inusitado es la cadena de episodios subsiguientes a esa medida. El reemplazo de Estados Unidos por Francia en el desfile militar del pasado 12 de octubre; las palabras del ministro de defensa, José Bono, en el sentido de que España “no se arrodilla” ante nadie (léase E.U.) y las de Rodríguez Zapatero en Túnez, cuando recomendó a los socios de Estados Unidos en Irak que salgan cuanto antes de allí, como lo hizo España. 

Esto solo ha contribuido a aumentar el malestar de Washington y explica por qué Bush no responde aún la llamada de felicitación de Rodríguez Zapatero tras la reelección. Bush no olvida que el presidente del Gobierno español declaró antes de las elecciones estadounidenses, en entrevista con The Guardian: “Creo que Kerry va a ganar, de hecho, quiero que Kerry gane”.

Plantones y desplantes

La respuesta ha sido más que notoria: ausencia del embajador de E.U. en el desfile del 12 de octubre; sucesivos desplantes de Condoleezza Rice a España, y el violento editorial del conservador Wall Street Journal, titulado: “El primer ministro accidental”.

El diario subraya que la retirada de Irak le costó a España “amigos e influencia exterior”; que las “implacables ráfagas” del actual antiamericanismo español “hacen estremecer incluso a los diplomáticos franceses y alemanes”; que es ingenuo que Rodríguez Zapatero espere que Bush le devuelva la llamada cuando “ha instado a los aliados de E.U. a que abandonen Irak en dos ocasiones”, y que “sus afinidades con los últimos bastiones que quedan del socialismo en Latinoamérica” muestran que su política exterior “no está conducida tanto por la inexperiencia, como por la ideología”.

Y el periódico remató: “Zapatero tiene derecho a tener sus ideas”, pero “el pueblo español debería poder preguntar qué consiguen de un líder que apacigua a los terroristas, se hace amigo de los dictadores y acaba con la posición internacional de España”.

Por todo esto, el PP y su entorno ya han bautizado al ministro Moratinos como ‘el ministro Desatinos’, y le acusan de “afrancesado”. El secretario de Relaciones Internacionales del PP, Jorge Moragas, llegó al extremo de traer a colación que la esposa del ministro es francesa y comentó que quizá “su relación conyugal intoxica toda la política exterior de España”.

Rectificando el estilo Aznar

Al margen de esta truculencia hay un choque de visiones sobre lo que debe ser la política exterior española. Pues mientras para la derecha piensa que si España quiere tener alguna relevancia internacional hay que estar siempre del lado de Estados Unidos, para los socialistas España debe estar con el eje franco-alemán en la construcción de una Europa cada vez más fuerte para la defensa del multilateralismo y del diálogo, como vías idóneas para la resolución de conflictos, dejando el uso de la fuerza siempre como último recurso.

Antonio Remiro, catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid y director del master en Relaciones Internacionales del Instituto Ortega y Gasset, opina que “ha habido expresiones muy desafortunadas, salidas de tono innecesarias”. Y señala que aunque en el tema del golpe en Venezuela “los hechos hablan claro”, lo que dijo Moratinos “no lo podía decir un ministro de exteriores”.

Pero advierte que estos hechos “se están utilizando con intereses políticos” y hacen perder de vista el fondo: “La rectificación de un guión realmente extraño a la tradición de la política exterior española (el de Aznar), como era la sumisión incondicional a Estados Unidos: algo que no es bien visto por la mayoría de los ciudadanos españoles”.

Y Remiro cree que esta rectificación, esta “vuelta a las líneas tradicionales”, no tiene porque ser entendida como una confrontación, pues “hay intereses comunes lo suficientemente fuertes para mantener una buena relación”. Como las bases estadounidenses en España, por ejemplo. 

Urgen clases de tacto

Florentino Portero, analista del Grupo de Estudios Estratégicos, anota que “en los últimos dos años varias naciones han desarrollado una política diferenciada de los Estados Unidos”, pero “lo han hecho sin abandonar la prudencia y las buenas formas; los excesos retóricos y los gestos gratuitos de hostilidad del Gobierno Zapatero han creado una atmósfera que hará más difícil recomponer las relaciones”. 

Y varios analistas han escrito que aunque Europa sea la prioridad, Rodríguez Zapatero no puede olvidar la importancia de unas buenas relaciones con E.U.

Pero la realidad es que más allá de estas difícilmente enmendables metidas de pata, se trata del choque estruendoso de visiones políticas.

Un ejemplo, es el liderazgo asumido por España para que la Unión Europea descongele sus relaciones con Cuba, por considerar que Europa puede hacer mucho más por la democratización de la isla a través de la vía del diálogo.

Las primeras respuestas de La Habana, aunque disten de ser ideales, no son precisamente negativas. Aunque para el PP esto no sea más que “oxígeno para un tirano”. Y para E.U., como lo expresó este viernes el secretario de Estado adjunto de E.U. para América Latina, Roger Noriega, España se “humille” ante Cuba para conseguir la liberación de unos cuantos presos políticos.

Que España tiene un gobierno socialista es algo que se está y se seguirá sintiendo. Pero que la España de Rodríguez Zapatero necesita urgentemente clases de tacto diplomático no hay duda.

VÍCTOR MANUEL VARGAS
Corresponsal de EL TIEMPO
Madrid 

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Ligia Parra-Esteban.  Directora
Fundación Voc de Investigación de la Comunicación Entre Científicos.
http://mox.uniandes.edu.co/voc
Luis H.  Blanco.  Secretario de la Junta Directiva.
Laboratorio de Investigaciones Básicas.  Ciudad Universitaria.  Unidad Camilo Torres.  Bogotá.
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