Hola José Luis,
 
¿Tienes por ahí esas ocho paginitas sobre Ciencia y Tecnología en Colombia?  ¿Nos las puedas enviar?  Yo he podido leer y oír apartes y comentarios de las otras 350 paginas de sueños. 
 
Pero las ocho paginitas que tu escribiste, ¿cosa rara entre nosotros? ni suenan ni truenan, como dicen mis compatriotas santandereanos.
 
Ligia 
 
----- Original Message -----
Sent: Thursday, August 18, 2005 10:14 AM
Subject: Re: CIENCIA Y TECNOLOGIA EN COLOMBIA Y LA METAFORA DEL AUTOAMARRE.
 
Muy buena la invitación de Ligia a pensar sobre estos temas y, ojalá, a pronunciarse.  También buena la invitación a pasar por la página del Observatorio.  En ella encontrarán (esquina superior derecha) el link para descender el libro que menciona Francisco Gutiérrez, con los indicadores de CyT en Colombia del 2004.  A finales de octubre se encontrará (confiamos) el del 2005.  En él hay cifras que ayudan a avanzar en la discusión.  Hemos llevado las estadísticas de quienes lo han bajado y, significativamente, lo han bajado más desde fuera de Colombia que desde nuestro país. 

De todas maneras, vale la pena completar estas reflexiones invitando a todos a leer las ocho paginitas sobre ciencia y tecnología que incluyó el gobierno nacional en el libro de sueños para el 2019 que lanzó el presidente Uribe el pasado 7 de agosto y ponerlas en relación con las otras trescientas cincuenta páginas de sueños.  

José Luis Villaveces C.
Director
Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología

On 8/18/05, Ligia Parra <[EMAIL PROTECTED]> wrote:
Hola,
 
Les recomiendo darse una vuelta por la pagina de El Observatorio de Ciencia y Tecnología  http://www.ocyt.org.co/  en Colombia.  Allí podrán leer, entre otras cosas que:
 
"La misión del observatorio es investigar sobre el estado y las dinámicas de Ciencia, Tecnología e Innovación, producir indicadores, informar y transferir metodologías de medición a los diferentes actores del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología - SNCyT".

"En este proceso, el Observatorio de Ciencia y Tecnología acumulará información, le dará valor agregado y producirá indicadores acerca del estado y las dinámicas de Ciencia, Tecnología e Innovación. De esta manera sirve a los diferentes actores institucionales del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología para realizar análisis, tomar decisiones, elaborar estrategias, evaluar políticas de investigación y desarrollo tecnológico, encontrar causalidades y realizar predicciones de las distintas actividades que emergen de la sociedad".
 
En el texto de abajo el profesor de la Nacional y ex funcionario de Colciencias  Francisco Gutiérrez Sanín sugiere como solución a nuestros problemas en Ciencia y Tecnología la estrategia del autoamarre.
 
Miren a ver que piensan ustedes..
 
Ligia
 
EL ESPECTADOR AGOSTO 17 05
Los profesores, la cerveza y San Agustín

Francisco Gutiérrez Sanín


Colombia está aquejada por un grave mal: tiene un déficit crónico de profesores de matemáticas. El diario El Tiempo se anotó el tanto de darle primera plana a la noticia, pero les apuesto que muy pronto (¿hoy?, ¿mañana?) quedará sepultada bajo el habitual alud de horrores.

Es de por sí malísimo que nos falten aquellos profesores. Pero se trata sólo de un síntoma de algo más grave. Una de las más recónditas —pero creo que de las más importantes— esperanzas asociadas a la renovación de 1991, es que en una economía abierta las empresas colombianas tendrían que incorporar un componente significativo de conocimiento para poder sobrevivir: aumentaría el número de departamentos de investigación y desarrollo, las entidades estatales y privadas impulsarían alianzas estratégicas para inventar y exportar, etc. Ninguna de estas reacciones positivas se produjo. De hecho, estamos perdiendo terreno. Por ejemplo, de acuerdo con un notable libro publicado a finales del año pasado por el Observatorio de Ciencia y Tecnología, la inversión privada en el sector está cayendo. Como el punto de partida era ya irrisorio —y como en Colombia a veces contamos como inversión en ciencia y tecnología la simple compra de máquinas—, la situación real debe ser deplorable. Si se trata de investigación, en la práctica en Colombia es sólo el Estado quien se mete la mano al dril; pero, como todos sabemos, es un bolsillo que se encoge.

La apertura en grande nos va a coger, pues, prácticamente sin establecimiento científico. Mala cosa. Y un tema que no tiene nada de aburrido ni de marginal. Está relacionado con las apuestas más gordas que se están haciendo en este momento. Tómese el caso del TLC. Se le pueden hacer muchos reparos a la forma en que se está negociando el TLC. Uno de los más obvios: los funcionarios colombianos parecen estar defendiendo más a la contraparte que al país. Ningún defensor serio de nuestros intereses, por ejemplo, declararía en público, alarmadísimo, que estamos tremendamente urgidos de firmar el tratado. Esa es la mejor manera de ponernos en una posición en la que estamos obligados a ceder en todo. Pero nadie le reprochará al TLC ser poco importante. La pregunta que nos hacemos los legos es la siguiente: ¿Y con qué vamos a competir nosotros? ¿Con gaseosa y cerveza? De manera más general: ¿Hay una perspectiva de desarrollo? ¿Involucra o no tener la capacidad de producir conocimiento?

Lo curioso de la cosa de la ciencia es que a todo el mundo le parece maravillosa y chirriada. Pero no lo suficiente como para meterle el hombro. En algún artículo que hice para Colciencias sugerí que nuestra actitud se parecía a la de San Agustín durante su prehistoria (su "vida derramada"), que le rezaba a Dios para que le concediera la castidad y la continencia, pero no hoy, sino mañana. Las apuestas de largo plazo (desde las dietas hasta los planes para el desarrollo) a menudo se estrellan contra esa clase de trampas mentales. Elster —que si mal no recuerdo trae a cuento el aforismo de Agustín— sugiere que el antídoto contra tales males es el autoamarre, es decir, ponerse en una posición tal que es imposible no aplazar la gratificación. Hay un ejemplo colombiano maravilloso de autoamarre: el padre de Jorge Isaacs, que era un jugador compulsivo y que sabía que esa adicción terminaría destruyéndolo, publicó un aviso que le permitía a cualquier ciudadano cobrarle una multa si lo veía jugando (ignoro si la quiebra de Isaacs senior ya se había producido, o si era inevitable, pero el remedio sí parece lo suficientemente radical como para ser efectivo). A nivel institucional, el autoamarre consiste en establecer reglas de juego difíciles de cambiar y exigentes que obliguen a los agentes a hacer hoy lo que saben que es vital pero quisieran aplazar para mañana.

Diría que en ciencia y tecnología, si no nos autoamarramos, merecemos que nos pongan una camisa de fuerza. Importada.


 

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Ligia Parra-Esteban.  Directora
Fundación Voc de Investigación de la Comunicación Entre Científicos.
http://mox.uniandes.edu.co/voc
Luis H.  Blanco.  Secretario de la Junta Directiva.
Laboratorio de Investigaciones Básicas.  Ciudad Universitaria.  Unidad Camilo Torres.  Bogotá.
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