LA DECISIÓN DE REESTABLECER RELACIONES DIPLOMÁTICAS CON CUBA: MÁS ALLÁ DEL DOBLE DISCURSO Y LAS INCOHERENCIAS DE LOS ARIAS
Por Alvaro Arnoldo Araya Alpízar El país está sorprendido con la noticia de que los Arias hayan decidido per se y sin contarle a nadie que es el momento de reestablecer relaciones diplomáticas con Cuba. La cadena de razones reagan-bushinianas que justificó por decenas de años la justificación del bloqueo comercial contra Cuba, quedó atrás como obra de magia y tan solo los libertarios hoy sacan del baúl de los recuerdos la validez del aislacionismo, como estrategia para ganar el pulso por la libertad y la democracia Hay que impedir que los Castro influyan en las decisiones del pueblo costarricense era su consigna en tiempos de Referéndum del TLC y así lo repetían los Arias. Descalificar a todos los que pensaban diferente sobre el modelo país en nombre de la amenaza castrista fue valido y democrático, según el manifiesto Casas-Sánchez y la propaganda de las Cámaras Patronales. Y así los Castro fueron parte de la gran mentira arista para imponer el TLC, pero hoy nos hablan de nuevas realidades y tiempos Con discursos y remembranzas de tiempos de la Guerra Fría y dictaduras militares en America Latina, hoy tratan de dejar en la impunidad de los tiempos sus operaciones encubiertas DIS para enlistar a quienes por cualquier motivo tuviésemos correspondencia, visitásemos Cuba o simplemente nos atreviéramos a reconocer algún logro de la Revolución Cubana. De nada o poco sirven ahora las justificaciones en nombre del derecho de las naciones y los pueblos a encontrarse en el marco del derecho internacional, si durante muchos años se hizo gala de la más sucia y cruel de las armas para ganar la batalla por las libertades y la democracia de los Reagan y los Bush: el arma del hambre. La negación del derecho de las y los cubanos a satisfacer en el mercado internacional necesidades básicas de bienes y servicios no producidos en la isla. Dispararon desde la OEA y la ONU todo tipo de metralla para dizque promover el derecho del pueblo cubano a vivir plenamente el disfrute de los derechos humanos, mientras sin ningún sonrojo, ni disimulo se hacían apoyar de otros tantos gobernantes reconocidos como tiranos, dictadores y explotadores de pueblos, que tenían la ventaja competitiva las disposición de recursos y competencias para hacer negocios rentables en beneficio de las grandes transnacionales que representaban y representan. Así, los Arias y sus compinches a lo largo y ancho de América Latina, dejaron que muriera en millones la esperanza y la ilusión de un mundo mejor, donde los recursos de las naciones y los derechos de las personas no fuesen una mercancía más de la diplomacia del libre mercado. ¿Apuestan los Arias en la política exterior por la defensa de valores superiores de los derechos humanos y la democracia? ¡Mentira! ¿Ese es el objetivo? ¡Mienten una vez más! Habrá que tener los ojos bien abiertos para leer e interpretar esta y la próxima ocurrencia de los Arias, y no dejarse sorprender creyendo de buenas a primeras en la historia de un nuevo contexto y de nuevas realidades. Y esto lo digo porque una vez más se engaña y se oculta la verdad al pueblo costarricense sobre el por qué del rompimiento de las relaciones con Cuba en el pasado y el por qué de los votos contra las aspiraciones cubanas en los organismos internacionales. Son tantas las contradicciones entre lo que supuestamente se debe ser como nación democrática y lo que se espera sea de Cuba, o en otras naciones, que nunca como ahora es necesario leer e interpretar los signos de estos tiempos de las ocurrencias aristas para que el futuro no nos sorprenda formando parte de la muy selecta lista DIS-Castristas. Y es que de este Régimen falso y corrupto cualquier cosa se puede esperar. De momento, no queda más que esperar tiempos de coherencia mejores, para avanzar hacia estadios superiores de convivencia entre las naciones y los pueblos, donde sea posible ver más allá de nuestras utopías y sueños de democracia, para promover sin miedo a la descalificación castrista la posibilidad cierta de construir sociedades justas, solidarias, inclusivas y equitativas a partir de otros modelos de desarrollo distintos a los neoliberales. Esta es la mayor lección que nos deja el publicitado reestablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba, MÁS ALLÁ DEL DOBLE DISCURSO Y LAS INCOHERENCIAS DE LOS ARIAS, porque en verdad no existe diferencia cierta entre la Cuba de Fidel y la Cuba de Raúl. Hay que saber leer e interpretar los climas políticos de nuestros tiempos. Una Costa Rica aislada en la lucha de Chavez y otros por reinsertar a Cuba en los organismos latinoamericanos es un detalle que obviamente los Arias no quieren para su vitrina sabia de su historia. Esto hay que decirlo y repetírselo al oído a Oscar y Rodrigo Arias, aunque se nieguen a saberse atropellados por el cambio de los paradigmas neoliberales hacia compromisos con el desarrollo socioeconómicos justos y solidarios. Por tanto, amigos y amigas, aquí la primicia no es el reestablecimiento de relaciones diplomáticas entre Costa Rica y Cuba, ni la esquiva o ambivalente forma de hacer política exterior de los Arias, es el reconocimiento explícito sobre la existencia de una corriente latinoamericanista dispuesta a luchar y emprender acciones para establecer un nuevo orden diplomático, independiente de los intereses y deseos de las transnacionales. Esta vez en América Latina, los Calderon, los Arias, los Uribe y los Garcia se están quedando solos, muy solos al no encontrar ecos en el discurso de diálogo y negociación de Obama. Se sienten reliquias del pasado reagan-bushiniano al no ser sujetos de la historia política actual, con un gobierno norteamericano dispuesto a tender puentes con todas las naciones. En fin, no quieren ser recordados como los últimos en entender los signos de nuestros tiempos. "Grande es la coherencia, pero aún más grande la verdad, desde un punto de vista práctico, cuando se es consecuente siempre, sin dejar que el silencio venza la verdad".