Ganó Chinchilla
Luis Paulino Vargas Solís
Este artículo intenta aportar algunos elementos al debate y análisis en 
relación con el gane de Laura Chinchilla en la convención del Partido 
Liberación Nacional. El asunto ha suscitado diversas reacciones. Desde la acera 
de la derecha neoliberal, una actitud de triunfalismo y absoluta arrogancia. 
Desde los pluralistas sectores de la oposición al neoliberalismo, surgen 
manifestaciones de diversa índole. En algunos casos, de plañidero derrotismo. 
En otros de negación. Afortunadamente, también hay quienes se esfuerzan por 
analizar con seriedad lo que esto significa. 


• Plañidos y derrotismo


Perdón si soy un poco crudo al describirlo, y por favor entiéndase que esto 
está dicho con todo respeto, pero lamentablemente existe al interior de los 
sectores opuestos al neoliberalismo, una corriente –quizá minoritaria pero sí 
muy audible- que parece haber optado por una vía que, a veces, podría ser 
valedera como catarsis personal, pero la cual resulta por completo inútil 
–incluso retardataria- desde el punto de vista político: la de la lamentación, 
en un círculo vicioso de auto-victimización y plañidos. Es característico de 
estos grupos el deplorar en tonos muy apesadumbrados la presunta incapacidad 
del pueblo costarricense para reaccionar frente a la crisis económica, la 
corrupción y el saqueo. Como era esperable, el asunto afloró nuevamente a 
propósito del gane de Chinchilla. Una vez más, el sin fin de lamentaciones, 
cuya repetición hipnótica conduce directo al hueco de la inactividad.


Claro que es sano expresar el dolor y la angustia cuando hay razones que lo 
justifican. Pero cuidemos de no caer en la neurosis. El esfuerzo debería 
encaminarse hacia un proceso de construcción política. Y ello pasa, primero, 
por abrir espacios amplios y libres para el debate serio, el estudio y la 
reflexión, que permitan avanzar en la comprensión de las bases fundamentales en 
que se sostiene la hegemonía neoliberal. Y, a partir de ahí, trabajar en lo que 
hay que trabajar. Y lo primero es, sin duda, la educación política del pueblo: 
para que gane conciencia de sus derechos, discernimiento crítico y dignidad 
frente a lo que se le ofrece, y capacidad para organizarse y hacerse escuchar.


• Negación


Algunos otros sectores han optado por negar. Por ejemplo, que los más de 
500.000 votantes que se reporta haber votado, es una cifra falsa y tan solo 
resulta de un fraude, cosa que se afirma sin aportar una sola prueba 
convincente. Sin embargo, la salida favorita es la siguiente: que mucha de la 
gente que votó no es liberacionista y participó tan solo intentando evitar que 
quedara Chinchilla.


Sin duda esto último efectivamente se dio. Pero ¿cuántos votos corresponden a 
esa categoría? Asumamos una hipótesis más bien fuerte: que representan un 20% 
del respectivo total. A mi la verdad me parece excesivo, pero dejémoslo así. 
Ello significa que habrían votado alrededor de 414 mil personas que si se 
consideran a sí mismas como liberacionistas. Comparémoslo con la participación 
en la convención de la que se supone es la segunda fuerza política nacional, la 
cual, por añadidura, enfatiza reiteradamente que también es la gran fuerza de 
oposición al neoliberalismo. A lo que entiendo, en la convención del PAC 
participaron 19 mil personas. O sea (y en números redondos) una relación de 22 
votos liberacionistas por uno del PAC ¿Así o más claro?


Una tercera expresión de negación es la que insiste en que, sin embargo, el 
“partido mayoritario” sigue siendo el del abstencionismo ¿A quién se quiere 
engañar de esa forma? El abstencionista es alguien que –con razón o sin ella- 
decide permitir que otra persona decida en su nombre. Aquí simplemente no 
cuenta. Tan sencillo como entender que, por muy grande que fuese la abstención, 
ello no impedirá que Chinchilla gane si no existe una fuerza política 
alternativa capaz de impedirlo. Por ello, lo que realmente importa es encontrar 
las vías y mecanismos que eduquen, motiven, movilicen y que persuadan a favor 
de una propuesta alternativa coherente, sólida y convincente.


• Y, en fin, ¿qué significa el gane de Chinchilla?


A mi parecer, ello puede ser sintetizado de la siguiente forma: el triunfo de 
Laura Chinchilla, bajo las condiciones en que se da, podría estar dando base a 
un proceso de recomposición de la coalición oligárquica neoliberal. Recordemos 
que en el período posterior al referendo sobre el TLC y, además, en los marcos 
de la actual crisis económica, esa coalición tendió a resquebrajarse ¿A qué 
condiciones hago referencia? Las resumo en lo siguiente:


a) Arias conserva notables índices de popularidad, no obstante el agudo proceso 
de deterioro económico y social que vivimos. La gente está consciente que la 
situación es pésima y que podría ponerse aún peor, no obstante lo cual sigue 
creyendo que Arias es un buen presidente. Inútil resultaría negar esa realidad. 
Desde luego, esto no debería ser pretexto para la lamentación, sino motivación 
para el análisis y debate político y sociológico, en búsqueda de alternativas 
viables que permitan romper el engaño colectivo (cosa que, desde luego, jamás 
será fácil de lograr). La fuerte vinculación Arias-Chinchilla concede a esta un 
atractivo especial para el electorado y, entonces, la convierte en una 
inversión confiable para la oligarquía.


b) Ni el PUSC ni los libertarios ofrecen una alternativa que el poder económico 
y mediático –o, más en general, la oligarquía neoliberal- querrían tomar en 
serio. El primero ha quedado definitivamente hundido por los escándalos de 
corrupción. Los segundos resultan excesivamente torpes y bullangeros para el 
talante oligárquico.


c) La oligarquía necesita con absoluta urgencia garantizarse continuidad, al 
menos en relación con los aspectos centrales de la estrategia de radicalización 
del proyecto neoliberal, en aplicación a partir de la aprobación del TLC. Aún 
existiendo puntos de fricción –y el manejo de la crisis es uno de los 
desencuentros no resueltos- sin embargo, hay un interés estratégico de mayor 
importancia. Descartados el PUSC y el Partido Libertario, un Partido Liberación 
bajo la candidatura de Chinchilla surge como la mejor garantía de continuidad 
de que pueden disponer.


Se puede anticipar que a favor de Chinchilla se movilizará una inmensa 
maquinaria mediática y económica como también la institucionalidad pública, 
bajo condiciones muy propicias para su elección. Incluso, podría ser una 
elección contundente con una considerable representación legislativa. Tan solo 
una amplia coalición de centro-izquierda e izquierda que trabaje, además, por 
la movilización ciudadana de base, podría arrebatarle a Chinchilla una tajada 
significativa del pastel. Evitar su gane será tarea más que ardua.


Por lo demás, y para concluir, esto demuestra en lo que termina la 
reivindicación de género –como cualquier otra reivindicación similar- cuando es 
secuestrada desde la derecha neoliberal. Se reduce a una operación de 
maquillaje que tan solo encubre el mismo juego corrupto de siempre. Ese es el 
triste papel que le compete a Laura Chinchilla, al comando de un proyecto 
político tan machista y autoritario como siempre. En realidad, el género –como 
cualquier otro frente de lucha por los derechos humanos- solamente adquiere 
contenido liberador cuando se articula como un discurso y una praxis de 
izquierdas.
 
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http://www.frenteamplio.org

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