Saludos, Mariano.
    Te empiezo a responder con algo que es algo más que una anécdota: tu
errónea transcripción de mi nombre en gallego, "Alexander", en vez del
correcto "Alexandre". Y esto por parte de alguien con capacidad lingüística
obviamente superior a la media, que además lee mi firma con frecuencia. La
anécdota indica que la capacidad lingüística tiene más límites de lo que nos
puede parecer en "horas altas". Tenedlo bien en cuenta al diseñar
auxilenguas.
    En cuanto a las reflexiones epistemológicas y metodológicas de Mariano
sobre la ley del mínimo esfuerzo, estoy de acuerdo en general. Así que me
despido de este punto "a la sueca" y, con cierto morro, paso a cosas de
mucha más enjundia para mí.
    Mis ideas guía sobre auxilenguas son poquitas, pero creo que me dan buen
resultado. las resumo en un breve catecismo comentado.

    1) Lo mejor es enemigo de lo bueno. No vale la pena perder el tiempo en
perfecciones en algo como la lengua. En la comunicación lingüística, si a
uno lo entienden fácilmente, ya es suficiente. Así pues, lo primero que uno
diseñe, si no es apenas protestado por los usuarios, va bien.
    2) La gente no quiere ni puede romperse la cabeza. Cuanto más fácil
mejor. Y lo que es fácil lo define normalmente la propia gente, en materia
de habla.
    3) La gente no es idiota. El francés, el chino o el delauare están
perfectamente como están. Cualquiera de ellos sirve como auxilengua
universal si se corrigen en él los defectos secularmente señalados por los
hablantes nativos de esas mismas lenguas. El modelo de las auxilenguas ya
existe: las lenguas étnicas depuradas de sus errores tradicionales.
    4) Una auxilengua practicable debe partir del mundo lingüístico y
cultural occidental. Apenas hay interesados en estos temas desde África
Negra o desde Abya Yala (América de los pieles rojas). Si llega a haberlos
en el futuro, se cambiará el vocabulario de la auxilengua en uso, y ya está.

    De este catecismo se desprende mi espíritu "practicón" y teóricamente un
tanto antiteórico en el ideolingüismo. Básicamente, porque cedo la palabra a
los hablantes, nunca mejor dicho. Nosotros, los lingüistas, sabemos más del
tema que los usuarios medios, eso está claro. Pero no podemos convertirnos
en los dueños y guías de las auxilenguas. Es bastante que demos un armazón a
los interesados para que luego lo modifiquen a su gusto y conveniencia.
    Lo que, hasta ahora, está fallando en la lista Ideolengua en su apartado
"minoritario", el apartado sobre lenguas auxiliares, es algo tan sencillo
como intercambiarse mensajes en lenguas construidas, por ejemplo tino o
futurés.
    Ahí tenéis la solución al tema de la sintaxis. No en la teoría, sino en
la práctica. La gente, ahí, hará probablemente lo que ha hecho siempre en
estos casos: llevarse por delante las conjugaciones y declinaciones largas,
irregulares e insoportables, establecer unos pocos tipos de frase básica,
unas partículas de enlace (conjunciones y preposiciones, para entendernos)
más un orden habitual de la frase básica.
    Me parece que el punto de partida ya existe y se llama europanto. Los
del tino hemos creado un europanto muy regularizado, y no por razones
sesudamente epistemológicas, sino por razones prácticas: queríamos
comunicarnos (sobre todo oralmente) de modo fácil. Eso implicaba usar el
vocalismo común (pentavocálico) y evitar en general las sílabas acabadas en
consonante (que tienden a perder la consonante). También hemos formado
espontáneamente un sencillo sistema neolatino de conjugación verbal y de
concordancia adjetivosustantival. Porque no queríamos aprender verbos
irregulares ni plurales anómalos.
    Hay una diferencia esencial entre hablar "sobre" auxilenguas y hablar
"en" auxilenguas. Cualquier comunidad de auxilingüistas que se tome un poco
en serio la idea de hablar en una auxilengua (digo hablar en sentido propio,
no digo escribir), como los del esperanto, los del ido o los del tino, ha
ido sintácticamente a lo de siempre: unas pocas docenas de modelos básicos
frasales, sintaxis posicional habitual y un repertorio claro de
frecuentisimas partículas de enlace frasal (conjunciones y preposiciones).
    Ahora, supongamos que alguien quiere decir en tino algo cuya expresión
le cueste mucho esfuerzo. En ese caso, lo hará con la sencilla fonología del
tino, su vocabulario básicamente neolatino y su morfosintaxis mecánica. No
se romperá tampoco la cabeza con las reglas de escritura, dada la ortografía
fanáticamente fonológica del tino. Eso le quita muchas dificultades de
expresión, y más que se quitará él mismo si encuentra que todavía puede
simplificar más. Pero le quedan las dificultades "de pensamiento". Por
ejemplo, ¿cómo construir un sistema socieconómico que haga acomodados
propietarios a casi todos sin crear para ello una numerosa tropa de
trabajadores baratísimos que sufraguen la opulencia de los demás habitantes?
    Seamos sinceros: el imponente esquema verbal del sánscrito (y lo
conozco) no lo va a ayudar. Y la enmarañada sintaxis alemana tampoco.
    Al grano, pues. Como sabéis, soy esperantista, aunque nada beato y
fuertemente crítico con el movimiento esperantista. Reconozco así, sin
paliativos, que el pensamiento original en esperanto es escasísimo en más de
ciento diez años de esperanto. Pero hay excepciones, y os señalo una: "Al la
tero returne" (De nuevo a la tierra), que podéis conseguir fácilmente por
medio de la entusiasta comunidad esperantista mundial. El brasileño que
escribió el libro hizo algo largo y con un punto de vista bastante
antitópico. Tuvo que pensar, tuvo que enfrentarse a sus demonios y sacó unas
cuantas conclusiones interesantes. No estoy de acuerdo con todo lo que
escribió en el libro, ni mucho menos; pero es un libro que merece leerse.
Naturalmente, si hubiera una traducción del libro al castellano, os sería
más fácil leerlo.
    El hecho probado es que la estructura del esperanto no impidió, sino que
favoreció, el esfuerzo del autor para comunicar algo interesante. La
facilidad sintáctica, fonética y semántica de las auxilenguas no se opone al
pensamiento creativo: lo favorece enormemente, como favorece a nuestro foro
el disponer de correo electrónico en vez de limitarnos a cartas escritas a
mano con lápiz sobre papel.
    En el final de esta carta, predicaré pues con el ejemplo.
    esistale la posibluro de creare una noba listo bia la castilico sel para
las ajutolinguos/ Existe la posibilidad de crear una nueva lista en
castellano sólo para las auxilenguas/ las interesatos sur las artolinguos ja
tenaje la listo "ideolinguo"/ Los interesados en las lenguas artísticas ya
tienen la lista "Ideolengua"/ la noba listo non esule ataco ni concurso
berso la listo "ideolinguo", inbes conpreno de ce la listo "ideolinguo"
esale prinsipalamente una listo para las artolinguos/ La nueva lista no
sería ataque ni competencia hacia la lista "Ideolengua", sino comprensión de
que la lista "Ideolengua" es principalmente una lista para las lenguas
artísticas/ donce, nosos, las ajutolinguoros, bijoname una listo propra/ De
modo que nosotros, los auxilingüistas, necesitamos una lista propia/ ono
pobole liberamente apartenare en las duas listos intan la bolto/ Se podrá
pertenecer libremente a las dos listas a la vez/ sujestioname como nomo de
la listo pe "ausilinguos"/ Sugiero como nombre de la lista "Auxilenguas"/

    fa isa alesandrulo sabiero casanobo domingo/ De Alexandre Xavier
Casanova Domingo/

----- Original Message -----
From: "mariano de vierna y carles-tolrà" <[EMAIL PROTECTED]>
To: <[EMAIL PROTECTED]>
Sent: Monday, April 08, 2002 12:30 PM
Subject: La ley del mínimo esfuerzo.


            Alexander y todos,

[alexander, escribía]
>     Bueno, pues a mí me interesa mucho la sintaxis del futurés. Recordad
que
> el futurés es una lengua auxiliar. Eso implica que su sintaxis ha de
> atenerse a la ley del mínimo esfuerzo. Eso implica una sintaxis muy fácil;
> lo que sabemos sobre facilidad comparada apunta a una sintaxis de tipo
> aislante y posicional, con un par de docenas de tipos básicos de frases;
las
> demás frases se formarían por yuxtaposición y partículas de frase
> (conjunciones, para entendernos).
[mariano]
Desde mi punto de vista, la ley del mínimo esfuerzo no implica una sintaxis
muy fácil ni, tampoco, muy difícil; ni implica poco esfuerzo, ni, tampoco,
mucho esfuerzo. Más bien implica una economía en que si se puede hacer
menos esfuerzo, para significar algo, se hace menos esfuerzo, pero si se
precisa más esfuerzo para significar algo se hace más esfuerzo; si se hace
mucho esfuerzo para entender algo se espera que merezca la pena.
Por ejemplo, el gran esfuerzo que supone escribir largos mensajes y luego
leerlos
implica que esos mensajes deben de tener un contenido proporcionalmente
grande
o que lo que se quiere dar a entender es de una gran relevancia (tanto más
cuanto
más palabras se usen, considerando que a mas palabras más esfuerzo); pero,
lo mismo
ocurre si los mensajes son muy cortos y difíciles de entender, pues un
mensaje
corto pero críptico requiere de mucho esfuerzo de comprensión. Si el
esfuerzo
no es compensado con algo, la ley de mínimo esfuerzo no se cumple.
Así que si ese esfuerzo no resulta compensado con suficiente contenido o
significado o
si la relevancia (manifiesta importancia) del contenido o significado que el
escritor quería
comunicar no se llega desentrañar el principio de mínimo esfuerzo no se da y
la
comunicación fracasa.
Así, que la idea no es tanto de "minimo" esfuerzo como de "minimización" del
esfuerzo
(o si se prefiere "esfuerzo minimal"); o lo inverso, maximización del
significado
(significado maximal).

Un saludo cordial,
                                                                    mariano



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