¿Qué es el espíritu?
Pareciera que, desde 1933, fecha en la que, levantando finalmente las
comillas, comienza a hablar del espíritu y en nombre del espíritu,
Heidegger no hubiera cesado de interrogar el ser del Geist.
¿Qué es el espíritu? Postrera respuesta, en 1953: fuego, llama,
incandescencia, conflagración
Esto es veinte años más tarde ¡y qué años!
Pero vamos a hablar del "año" (Jahr), precisamente, para acercarnos a la
significación que puede tener algunas veces ese "más tarde". Lo que adviene
muy tardíamente, lo más tardío, puede igualmente aproximar a cierto origen,
o más bien, reapareciendo en el origen anterior al origen, anterior al
comienzo.
El Gespräch con Trakl (1), alocución del Denker y el Dichter, proporciona
la respuesta. Entre pensador y poeta, el Gesprache no es entrevista - como
se ha traducido a veces - ,ni diálogo, ni intercambio, ni discusión, y aún
menos comunicación. La palabra de los interlocutores, la lengua que habla
entre ellos, se divide y reúne según una ley, modo, régimen, género, que no
pueden recibir su nombre sino de lo mismo que se dice en ese lugar,
mediante la lengua o la palabra de ese Gesprach. La lengua habla en la
palabra. Habla por ella misma, se remite a sí misma, difiriéndose. No es un
Gespräch entre Heidegger y Trakl a propósito del espíritu lo que leeremos
allí. El Gesprach sólo podrá ser definido como un modo determinado de la
palabra a partir de lo que se dice desde el espíritu, desde la esencia del
Geist que se divide y reúne en la conflagración.
¿Qué es el espíritu?
La respuesta se encuentra en las sentencias que traducen ciertos enunciados
poéticos de Trakl, asumiendo una forma que podríamos llamar ontológica si
la ontología fuese aún el régimen dominante en esos textos.
"¿Doch was ist der Geist?" se pregunta, en efecto, Heidegger. ¿Qué es el
espíritu? Respuesta: "Der Geist ist das Flammende..." (p. 59). Más
adelante, "Der Geist ist Flamme" (p. 62).
¿Como traducir? ¿El espíritu es aquello que inflama? ¿O, mejor, aquello que
se inflama, incendiando, incendiándose a sí mismo? El espíritu es llama.
Llama que inflama o que se inflama: las dos cosas al mismo tiempo, el uno y
el otro, lo uno y lo otro. Conflagración de ambos en la conflagración
misma.
Tratemos de acercar nuestra lengua de esta incandescencia ((embrasement)).
Incandescencia del espíritu, de ese doble genitivo por el que el espíritu
afecta, se afecta y está afectado por el fuego. El fuego del espíritu. No
olvidemos lo que decíamos anteriormente y que vamos a releer una vez más:
el espíritu da el alma, no sólo la entrega en la muerte.
El espíritu in-flama ¿cómo entender esto? No se trata de un ¿qué quiere
decir eso? Sino de un ¿cómo suena y resuena eso? ¿Qué hay de la
consonancia, del canto, de la alabanza y del himno en ese Gespracht con el
poeta? Y para abrir esa pregunta quizá sea necesario pensar eso mismo, a
esos mismos de los que Heidegger dirá "su canto es el decir poético" (Ihr
Singen ist das Dichten). A lo que responde, relanzando la pregunta: ¿cómo?
¿cuánto? ¿Qué quiere decir eso, el decir poético? ¿Qué es lo que llamamos
así? ¿Que es lo que (se) llama así? "¿Inwiefern? Was heisst Dichten?" (2).
En ese Gespräch no quedará claro si el pensador habla en su nombre o en
correspondencia con Trakl. Delante de parecidos enunciados, se hace
imposible de decidir si unas comillas, visibles o invisibles, incluso
marcas aún más sutiles, deben suspender la asignación de una simple
responsabilidad. Para hacerlo, sería necesario anteponer a esta asignación
una larga meditación sobre lo que dirá Heidegger al comienzo sobre la
palabra doble y la doble invocación, la Gesprach y la Zwieprache entre el
pensador y el poeta. Sería necesario también meditar la diferencia, pero
también la reciprocidad (Wechselbezung) entre la Erörterung (la situación,
el pensar el sitio, Ort), y la Erläuterung (la lectura elucidante, la
"explicación") de un Gedicht, la diferncia entre el Gedicht y los
Dichtungen, etc. Asimismo como no puedo traducir esas palabras sin largos
protocolos, así debería, falto de tiempo, limitarme a la siguiente
afirmación, que me parece difícilmente refutable: enunciados como estos que
acabo de citar y traducir como espíritu en-llamas son evidentemente
enunciados de Heidegger. No los suyos, las producciones del sujeto Martin
Heidegger, sino enunciados a los que éste suscribe sin la menor reticencia
aparente. Que él opone, por una parte, a todo aquello a lo que está
oponiéndose, y que forma un contexto suficientemente determinante. Y que
por otro lado, son sostenidos por un discurso respecto al cual él no
manifiesta reserva alguna. No sería, entonces,para nada pertinente reducir
esos enunciados a "comentarios". No hay nada más extraño a Heidegger que el
comentario en su sentido corriente, suponiendo en todo caso que esa palabra
posea otro suceptible de algún rigor conceptual. Sin duda los enunciados
heideggerianos se dejan en este punto portar, conducir, iniciar, por versos
de Trakl, a los que sin embargo parecen a la vez preceder, atraer o guiar.
Incluso conducir. Y precisamente de esta doble orientación habla el
Gesprach, de este ir y venir según ese doble movimiento (ducere / agere).
El año, el espíritu, el fuego,
quisiéramos tratar de discernir en esto, hasta cierto punto, y a título
provisorio, lo que pertenece a Heidegger. Lo que éste dice de la llama y
del espíritu se deja, ciertamente, iniciar, por los versos de Trakl. Versos
que Heidegger aísla y escoge, de una manera discreta, pero no menos activa.
El espíritu espíritu y la llama, por ejemplo, serán asociados en el último
poema, Grodek, que habla de "Die Heisse Flamme des Geistes", "la llama
ardiente del espíritu", o en el comienzo del poema An Luzifer: "Dem Geist
leih deine Flamme, glühende Schwermut". "Al espíritu cede tu llama,
fderviente melancolía".
Lo que cuenta, en ese sentido, no es saber quién habla de "el
espíritu-en-llamas" - lo hacen los dos a su manera - sino el reconocer lo
que Heidegger dice del espíritu para situar dicha palabra, explicándola y
al mismo tiempo reconduciéndola a su lugar - si es que ella tiene un lugar
que le sea absolutamente propio.
Por otra parte, Heidegger nopretende deconstruir el sentido del Geist, de
que habla Trak en tanto poeta, o reinscribirlo en la metafísica o incluso
en la teología cristiana. Por el contrario, pretende mostrar que el Gedicht
de Trakl (su obra poética sino sus poemas) no ha solamente franqueado los
límites de la onto-teología, sino que nos permite pensar ese franquear que
es también una liberación. Todavía equívoco en Hölderling, como lo acavamos
de ver, este franquear liberador ((affranchissement)) es unívoco en Trakl.
En realidad, en ninguna otra parte Heidegger a tratado de salvar la
unicidad poética como lo hace en cierto pasaje del texto que aquí debo
contentarme con citar: "Unico en su género, el rigor del lenguaje de Trakl
es, en el sentido más alto, tan unívoco (eindeutig) que es incluso
infinitamente superior que cualquier exactitud técnica de un concepto de
univocidad univocidad siplemente científica." (3)
Esta Erörterung del Gedicht de Trakl es, según creo, uno de los textos más
ricos de Heidegger: sutil, sobrederminado, más intraductible que nunca. Y,
evidentemente, uno de los más problemáticos. Con una violencia que no puedo
ni disimular ni asumir, debería extraer el espectro que responde a los
nombres y atributos del espíritu (Geist, geistig, geistlich). Como, por
otra parte, yo continúo estudiando ese texto con una paciencia más decente,
espero podré algún día, llendo más allá de lo que la conferencia me permite
aquí, hacerle justicia analizando su gesto, su modo o estatuto (si tiene
alguno); su relación con el discurso filosófico, con la hermenéutica o la
poética, pero también lo que nos dice del Geschlecht, de la palabra
Geslecht, del lugar (Ort) y de la animalidad. Seguiré, por el momento, sólo
el pasaje del espíritu.
Heidegger parece fiarse al término geistlich tal como lo descubre en
Verklärer Herbst, Automne transfiguré. En el momento en que se produce este
nada casual descubrimiento, ya se han tomado un cierto número de decisiones
importantes, que autorizaba ya el idioma alto-alemán. En ese Gespräch, todo
parece abrirse y dejarse guiar por la interpretación de un verso de
Frühling der Seele (Primavera del alma):
Est ist die Seele ein Fremdes auf Erden.
Sí, el alma es sobre la tierra una cosa extraña
Heidegger descalificará inmediatamente cualquier resonancia "platónica".
Que el alma sea una "cosa extraña" no significa que deba pensársela
prisionera, exilada, caída en el aquí abajo terrestre, abandonada en un
cuerpo condenado a la corrupción (Verwesen)propia a aquello que está falto
de ser, y que en realidad no es. Heidegger nos propone evidentemente un
cambio del sentido de la interpretación. Este cambio de sentido se dirige
contra el platonismo; equivale a invertir, justamente, el sentido mismo, la
dirección o la orientación del movimiento del alma. Inversión de sentido -
y del sentido del sentido - afecta en primer lugar la escucha de la lengua.
En primer término, Heidegger habrá repatriado la palabra fremd de la lengua
alemana, recoduciéndolo hasta su origen "althochdeutsch", fram, que según
él "significa propiamente" (bedeutet eigentlich): estar en camino hacia
(unterwgs nach) otro lugar adelante (anderswohin vorwärts), en el sentido
de la destinación (Bestimmung) antes que en el de la errancia. Para
concluir en que, lejos de estar exilada sobre la tierra como un extranjero
desposeído, el alma se encuentra en camino hacia la tierra: Die Seele sucht
die Erde erst, flieht sie nicht, el alma busca solamente la tierra, y no la
huye. () El alma es extrajera porque no habita aún la tierra - un poco como
la palabra "fremd" es extranjera, porque su significación no habita aún,
porque no habita ya su lugar propio "althochdeutsch".
De lo cual, y por medio de una de esas metonimias que operan todos los
milagros en este trayecto, Heidegger asigna al alma (ein Fremdes de otro
poema, Sebastian im Traum) la decadencia anunciada por el tordo. Luego
distingue esa decadencia (Untergang) de cualquier catástrofe u
obscurecimiento en el Verfall. Ahora bien, la palabra "espiritual"
(geistlich) pertenece a la misma estrofa que el verso"Sí, el alma es una
cosa extranjera sobre la tierra":
.......Geistlich dämmert
Bläue dem verhauenen Wald...
Así es como el azul-azurado del cielo deviene espiritualmente (geistlich)
crepuscular (dämmert). Esa palabra, geistlich, aparece a menudo en la obra
de Trakl, por lo que Heidegger anunciará que es necesario meditar en ella.
Y, en efecto, este será uno de los principales hilos conductores en esta
trama. El azur dviene "espiritualmente" crepuscular, geistlich,. Y ese
devenir crepuscular, esa Dämmerung, que no significa decadencia (Untergang)
ni occidentalización, es de naturaleza esencial (wesentlichten Wesens) (5).
¿Cuál sería, según Heidegger, la prueba? Pues bien, la prueba es otro poema
de Trakl, intitulado, justamente, geistliche Dämmerung, que en el primer
verso canta la "noche espiritual" (die geistliche Nacht). A partir de ese
crepúsculo o de esa noche espiritual se determina la espiritualidad del año
(das Geistliche der Jahre) de que habla otro poema, Unterwegs. ¿Qué es el
año? El año, das Jahr, es una palabra de origen indoeuropeo que recordaría
la marcha (ier, ienai,gehen), en tanto traduce la trayectoria o el curso
del sol. Es, entonces, ese Gehen, ese transitar del sol o del año, mañana y
tarde, elevándose o poniéndose (Gehen, Aufgang, Untergang) lo que Trakl
determina aquí con el nombre de das geistliche. El crepúsculo, o la noche,
en cuanto geistlich, no significa la negatividad de un declinar, sino lo
que cobija al año o remite a ese curso del sol, al 6 Espiritual es el paso
del año, y el ir y venir revolucionario de aquello mismo que va (geht).
Ese recorrido espiritual permitiría interpretar la descomposición o la
corrupción (Verwesen)de la forma humana que menciona Siebengesang des Todes
(O des Menschen verwestw Gestalt). Pero también nos guía en ese mismo
camino la interpretación de ese segundo golpe (Schlag) que golpea al
Geschlecht, o sea, a la vez, la especie humana y la diferencia sexual. Ese
segundo golpe transforma la dualidad simple de la diferencia (Zwiefache),
imprimiendo la disensión agonística (Zwietracht). No se trata con ello de
una historia del espíritu, en el sentido hegeliano o neo-hegeliano, sino de
una espiritualidad del año: aquello que va, pero que más bien va retornando
hacia la mañana, hacia lo más temprano. Precipitándo de manera indebida
cierta formalización, digamos que el propósito de Heidegger, en fin de
cuentas, sería mostrar que la mañana y la noche de esta espiritualidad son
más originarias, en el Gedicht de Trakl así entendido, que el elevarse y
ponerse del sol, que el Oriente y el Occidente, el origen y la decadencia
de que habla la interpretación dominante, es decir, la metafísico
cristiana. Esta mañana y esta noche serían más originarias que toda
historia onto-teológica, que toda historia y espiritualidad aprehendidas en
un mundo metafísico platónico o cristiano.
¿Que significará entonces ese suplemento de originareidad? ¿Poseerá
siquiera algún contenido determinable? Esta podría ser una de las formas
para la pregunta hacia la cual nos conducimos. Pero también un primer signo
en dirección de lo que precede o exede el cuestionar mismo.


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