Hola a todos.
Agradezco a Ligia la difusión que hizo de las
columnas. Efectivamente, creo que no hay discrepancia de
fondo y en cambio son muy refrescantes los argumentos. Creo
que es una magnífica oportunidad la de poder discutir estos temas en
público, además de los volantines de Pastrana y Mancuso y las ansias de
Uribe de perpetuarse en el poder. Creo que Pacho y yo estamos
de acuerdo en lo fundamental: la cobertura no lo es todo, pero
sin ella no se puede avanzar. ¿Qué es peor, 80% muy bien
educados y 20% sin ninguna educación o 100% con una educación no tan
buena? La discusión no está ahí, lo que hay que lograr es 100% con
excelente educación pero, para llegar allá ¿por cuál de los dos
caminos se avanza mejor? Pacho parece afirmar que por el del 100%
con alguna educación y luego mejorarla, puesto que el otro refuerza las
inequidades entre el 80 y el 20, y yo coincido en que es mejor un camino
por el cual las inequidades se disminuyan.
Pero ¡qué bueno que podamos discutir esto en público! Mil
gracias, de nuevo, Ligia. (Mil gracias también por la foto. La
que puso El Tiempo es de hace varios años, a pesar de que en archivo
tiene la que pusiste, que es del año pasado, cuando Marco Palacios armó el
tierrero sobre las carreras de ingeniería en 4 años.)
Saludos
José Luis
-------Messaggio
originale-------
Data: 08/09/05
08:46:14
Oggetto: LAS PARADOJAS
DE LA EDUCACION EN COLOMBIA.
Hola,
Nada como el pensamiento paradójico para aproximarse a la
realidad. Me dio mucho gusto leer hoy los textos de dos amigos de
muchos años, José Luis Villaveces (cuarto a la derecha en una foto de El
Tiempo) y Francisco Cajiao abajo. También leí con mucho
interés el 8 de agosto pasado el texto de otro amigo querido, Felipe
Barrera (dentro de esta misma polémica), que les reenvío más
abajo.
José Luis dice hoy, no hay calidad
sin cobertura y Pacho escribe hoy en la misma pagina de el
Tiempo, la cobertura no lo es todo.
Yo no se ustedes, pero yo estoy de acuerdo con José Luis,
Pacho y Felipe. No veo contradicciones en sus argumentos.
Además me perece refrescante y básica para el país la polémica entre
los tres.
¿Qué
piensan ustedes? ¿Tienen preguntas para estos
amigos?
Ligia
eltiempo.com / columnas opinión
POR JOSÉ LUIS VILLAVECES * LA REVOLUCIÓN
EDUCATIVA No hay calidad sin
cobertura (Agosto 08 de 2005)
Preocupa que se hable poco sobre las competencias
científicas.
Este es un año de efemérides.
Celebramos los 400 años del Quijote y los 100 del año admirable en que el
joven Einstein sentó las bases que cambiaron por completo nuestra
concepción del mundo en que vivimos y de la tecnología disponible. Para no
ir lejos, el compact disc transformó nuestra cotidianidad. La Unesco
estableció festejos que han tenido poca resonancia en Colombia, tan
embelesada en la contemplación de su ombligo.
Por eso hay que
aplaudir el esfuerzo que ha hecho el Ministerio de Educación al declarar
el 2005 año de las competencias científicas y liderar a un grupo de
entidades que han organizado actividades varias que pretenden que la
ciencia y la tecnología que marcaron al siglo XX no sean ajenas a los
colombianos. Nuestra posibilidad de futuro depende de que logremos
apropiarnos de ellas y movernos hacia la sociedad del
conocimiento.
En octubre tendrá lugar el Foro Nacional de
Educación sobre competencias científicas, que ha sido pacientemente
preparado en muchos foros regionales y departamentales. No nace del
aniversario mencionado sino de una paciente labor de varios años, que dio
un paso esencial en 2004, cuando se adoptaron los nuevos estándares para
la formación en ciencias, luego de un proceso participativo de muchos
educadores del país.
Las revoluciones educativas se hacen así. A
diferencia de las políticas, que también se incuban lentamente, pero un
día aparece un gran detonador como el florero de Llorente, los grandes
cambios en la educación son lentos y acumulativos, pero son los que
realmente cambian al mundo. Eso hace que tengan poca presencia en los
medios de comunicación. Preocupa que estos hablen tan poco sobre este año
de las competencias científicas.
Parece que no logran
desprenderse del tomar cuentas al Gobierno por lo inmediato: cifras de
cobertura, transferencias de recursos o precio de las matrículas. Como
decía Francisco Cajiao en su columna del 26 de julio, el problema es
creer que la política es un listado de metas y números.
Los
números son indispensables para organizar y sin ellos no sabríamos qué se
hace, ni si se hace bien. Coincido con Cajiao en que la política es más,
pero me afana su sempiterna afirmación de que la cobertura se expande a
expensas de la calidad. No puede haber calidad sin cobertura. No hay peor
educación que la de un niño que no la recibe.
El esfuerzo de
aumentar la cobertura es para que la próxima generación esté mejor educada
y no solo algunos de sus miembros. Hay que alcanzar el ciento por ciento.
Hay que recordar también que los maestros están hoy mejor preparados, lo
cual no es a expensas de la calidad. Sin ir más lejos, en el último año
varias decenas de miles de docentes han recibido capacitación con apoyo
del Estado. Eso es trabajar por la calidad.
El problema real de la
calidad es que es fácil declarar que nos interesa pero mucho más difícil
precisar de qué se trata. Creo que el ordenamiento de la casa realizado a
lo largo de la última década, con los procesos de certificación que a
Cajiao incomodan, ha sido un avance. En el desorden no prospera la
calidad.
En Colombia sí está ocurriendo una profunda revolución
educativa. La del aumento de cobertura, condición necesaria aunque no
suficiente, lo mismo que significa disponer de cifras confiables que hace
15 años no teníamos. Sabemos cómo les va a nuestros estudiantes en
exámenes que antes no se hacían; se ha descentralizado la educación hacia
los territorios que se han ido certificando; nuestros maestros están mejor
formados y se diversifica la oferta de formación.
El de las
competencias científicas será el pasito de este año. Deberíamos estar bien
atentos porque puede ser un paso pequeño para los titulares, pero un salto
fundamental para la Nación.
* Ex secretario de Educación del
Distrito Capital
TEXTO
DOS
eltiempo.com / columnas opinión
EDUCACIÓN:
SIGUE EL DEBATE La cobertura no lo es todo (9 de agosto de
2005)
La igualdad solo se logra si el Estado ofrece
educación de calidad.
Me dio mucho gusto leer la
columna de Felipe Barrera, subdirector de Fedesarrollo, en la cual
controvierte afirmaciones hechas por mí hace algunos días. Si algo es
preocupante en Colombia es la ausencia de debate en torno a los temas
educativos, de modo que cualquier opinión que se emita en los medios de
comunicación queda en el aire, sin que la ciudadanía pueda hacer
contrastes y formarse una opinión propia.
Sería interesante hacer
un conteo sobre el número de columnas de opinión referidas al TLC, a la
controvertida Ley de Justicia y Paz o al volantín político del inefable
doctor Pastrana, y se vería que en ellas existen puntos de vista diversos
y contradictorios, dependiendo de la óptica política. Pues bien, nada
parecido se ve en el caso de la educación, a pesar de ser un tema crítico
para el desarrollo del país.
Me alegra, pues, que el doctor Barrera
se haya lanzado a la arena educativa que suele ser compleja por lo que
implica el análisis conceptual, económico y sociológico de los cientos de
aspectos que componen el espectro de un campo de la vida humana que va
mucho más allá de las aulas escolares. Esta complejidad explica, en parte,
la ausencia de comentaristas juiciosos que se esmeren en explorar en
textos sencillos las diversas facetas que puedan interesar a los
ciudadanos del común: maestros, empresarios, padres de familia y
estudiantes.
Ya que se objetaron algunas de mis afirmaciones,
quiero señalar dos cosas: la primera es que el doctor Barrera señala como
políticas muy importantes, tanto como para hablar de una revolución
educativa, el incremento de cupos escolares mediante el aumento del
promedio de estudiantes por profesor y la contratación privada de la
educación.
Los logros en cobertura siempre los he aplaudido pero no
son suficientes para hablar de revolución. Basta revisar los planes de los
últimos diez gobiernos, para constatar que la cobertura ha estado siempre
ahí. Tal vez el salto más significativo en esta materia se dio durante el
gobierno de López Michelsen cuando se estableció la doble jornada escolar,
muy discutida por cierto.
Además, es una de las metas del milenio,
incluyendo la educación preescolar y la educación media, temas que no han
merecido atención suficiente en el actual Gobierno. Tampoco es suficiente
ver los nuevos cupos, sin contrastarlos con la deserción que sigue siendo
enorme, sobre todo en secundaria y en educación superior. La
repitencia en primer año no se ha disminuido en diez años del 13 por
ciento, con todo lo que esto implica. En Fedesarrollo debe haber buenas
cifras históricas.
La segunda observación hace referencia a lo que
yo entiendo por políticas: me refiero al tipo de país que queremos. Yo
quisiera, por ejemplo, uno más igualitario, donde todos los niños tuvieran
las mismas oportunidades y eso solo se ha logrado en los países en los
cuales la educación de calidad ha sido ofrecida por el Estado. Un país
como el nuestro, tan escindido socialmente, no avanzará hacia la equidad
estimulando la estratificación de la educación. Mientras no haya
cambio en esta tendencia no podrá hablarse de una revolución democrática.
Detrás de la contratación privada se ocultan altos riesgos de corrupción,
como puede verificarse en países que recorrieron esa senda y que ya están
de vuelta. Hace falta ver los estudios sobre el tema y no solo los
decretos que legalizan la operación.
Lo único que siento es que las
cifras que presenté sobre incremento de las transferencias en los
departamentos de mayor influencia paramilitar no hayan sido controvertidos
por el doctor Barrera, pues deseo estar equivocado y poderme retractar
para evitar los malos pensamientos.
[EMAIL PROTECTED]
TEXTO TRES
eltiempo.com / columnas opinión
CARTA DEL DÍA Una
verdadera revolución educativa (Julio 28 de
2005)
En una columna reciente, Francisco Cajiao hizo
algunas reflexiones sobre la política educativa del Gobierno.
Sostiene, primero, que detrás del actual plan de
educación no existen ni políticas ni ideas; segundo, que el plan deja de
lado la calidad, y tercero, que no existe ninguna Revolución
Educativa.
En primer lugar, detrás del Plan hay ideas y políticas
claramente sustentadas. Bastan dos ejemplos. Hay un claro objetivo de
aumento de cobertura a través de diferentes estrategias, entre ellas la
eficiencia. Una política de eficiencia busca aumentar el número de
estudiantes por profesor en aquellas regiones del país en donde es
extremadamente bajo, y transferir recursos con base en dicho número.
Algunas personas pueden sugerir que incrementar la
cantidad de alumnos por profesor disminuye la calidad. Sin embargo, ningún
artículo técnico ha demostrado que exista una cifra óptima. Aumentar de 25
a 70 estudiantes por profesor posiblemente tenga efectos negativos en
calidad, pero, con una probabilidad alta, hacerlo de 25 a 35 no. De
cualquier forma, es un debate empírico y no ideológico.
Otro ejemplo de política es ofrecer instrumentos a
disposición de los entes locales, como la contratación privada, para que
estos tengan la capacidad de elevar la cobertura. El Decreto 4313,
expedido por este gobierno, otorga el marco legal para la contratación y
presenta varias opciones a los municipios para que, cuando la oferta
pública sea insuficiente, el Estado brinde educación de buena calidad.
En segundo lugar, en el Plan es evidente la importancia
de la calidad. Por ejemplo, hay políticas concretas para aumentar la
calidad de los profesores. Asimismo, el Ministerio realiza un gran
esfuerzo para generar información sobre calidad mediante pruebas de
diversa índole. Por otra parte, si en algo peca el decreto es en el
énfasis en calidad debido a problemas de aplicación de la política. En
efecto, establece la necesidad de un banco de oferentes para la
contratación con entes privados. Sin embargo, dicha política ha tenido
problemas de implementación por la dificultad para encontrar instituciones
que cumplan con los requisitos de idoneidad y calidad. Un mejor uso de
tiempo de analistas y técnicos sería ayudarle al Gobierno a pensar en una
forma de implementar la política para que surta los efectos de calidad
deseados.
Lástima que una persona que tiene tanta voz pública como
Cajiao no discuta con ideas técnicas sustentadas en números serios, por
decir lo menos. Por lo pronto, los datos de educación encontrados por
Fedesarrollo en las Encuestas de Hogares son sorprendentes. La cobertura
en educación aumentó significativamente desde el 2002, especialmente en
los estratos más pobres. ¿Dónde está, entonces, el problema de inequidad
de la política que Cajiao pretende insinuar?
Personalmente estoy convencido de que la política de este
gobierno está logrando una verdadera revolución educativa en el país.
Felipe Barrera
Subdirector Temas Sociales, Fedesarrollo
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Ligia
Parra-Esteban. Directora Fundación Voc de Investigación de la
Comunicación Entre Científicos. http://mox.uniandes.edu.co/voc Luis H. Blanco.
Secretario de la Junta Directiva. Laboratorio de Investigaciones
Básicas. Ciudad Universitaria. Unidad Camilo Torres.
Bogotá. ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------.
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