----- Original Message -----
Sent: Wednesday, August 10, 2005 9:58 AM
Subject: Rif: LAS PARADOJAS DE LA EDUCACION EN COLOMBIA.
 
Hola a todos. 
 
Agradezco a Ligia la difusión que hizo de las columnas.   Efectivamente, creo que no hay discrepancia de fondo y en cambio  son muy refrescantes los argumentos.  Creo que es una magnífica oportunidad la de poder discutir estos temas en público, además de los volantines de Pastrana y Mancuso y las ansias de Uribe de perpetuarse en el poder.   Creo que Pacho y yo estamos de acuerdo en lo fundamental:   la cobertura no lo es todo, pero sin ella no se puede avanzar.   ¿Qué es peor, 80% muy bien educados y 20% sin ninguna educación o 100% con una educación no tan buena?  La discusión no está ahí, lo que hay que lograr es 100% con excelente educación pero, para llegar allá ¿por cuál de los dos caminos se avanza mejor?  Pacho parece afirmar que por el del 100% con alguna educación y luego mejorarla, puesto que el otro refuerza las inequidades entre el 80 y el 20, y yo coincido en que es mejor un camino por el cual las inequidades se disminuyan.  
 
Pero ¡qué bueno que podamos discutir esto en público!  Mil gracias, de nuevo, Ligia.  (Mil gracias también por la foto.  La que puso El Tiempo es de hace varios años, a pesar de que en archivo tiene la que pusiste, que es del año pasado, cuando Marco Palacios armó el tierrero sobre las carreras de ingeniería en 4 años.)
 
Saludos
 
José Luis
 
-------Messaggio originale-------
 
Data: 08/09/05 08:46:14
Oggetto: LAS PARADOJAS DE LA EDUCACION EN COLOMBIA.
 

Hola,

Nada como el pensamiento paradójico para aproximarse a la realidad.  Me dio mucho gusto leer hoy los textos de dos amigos de muchos años, José Luis Villaveces (cuarto a la derecha en una foto de El Tiempo) y Francisco Cajiao abajo.  También leí con mucho interés el 8 de agosto pasado el texto de otro amigo querido, Felipe Barrera (dentro de esta misma polémica), que les reenvío más abajo.

José Luis dice hoy, no hay calidad sin cobertura y Pacho escribe hoy en la misma pagina de el Tiempo, la cobertura no lo es todo.

Yo no se ustedes, pero yo estoy de acuerdo con José Luis, Pacho y Felipe.  No veo contradicciones en sus argumentos.  Además me perece refrescante y básica para el país la polémica entre los tres.

¿Qué piensan ustedes?  ¿Tienen preguntas para estos amigos?

Ligia

eltiempo.com / columnas opinión

POR JOSÉ LUIS VILLAVECES *
LA REVOLUCIÓN EDUCATIVA
No hay calidad sin cobertura (Agosto 08 de 2005)

Preocupa que se hable poco sobre las ‘competencias científicas’.

Este es un año de efemérides. Celebramos los 400 años del Quijote y los 100 del año admirable en que el joven Einstein sentó las bases que cambiaron por completo nuestra concepción del mundo en que vivimos y de la tecnología disponible. Para no ir lejos, el compact disc transformó nuestra cotidianidad. La Unesco estableció festejos que han tenido poca resonancia en Colombia, tan embelesada en la contemplación de su ombligo.

Por eso hay que aplaudir el esfuerzo que ha hecho el Ministerio de Educación al declarar el 2005 “año de las competencias científicas” y liderar a un grupo de entidades que han organizado actividades varias que pretenden que la ciencia y la tecnología que marcaron al siglo XX no sean ajenas a los colombianos. Nuestra posibilidad de futuro depende de que logremos apropiarnos de ellas y movernos hacia la “sociedad del conocimiento”.

En octubre tendrá lugar el Foro Nacional de Educación sobre competencias científicas, que ha sido pacientemente preparado en muchos foros regionales y departamentales. No nace del aniversario mencionado sino de una paciente labor de varios años, que dio un paso esencial en 2004, cuando se adoptaron los nuevos estándares para la formación en ciencias, luego de un proceso participativo de muchos educadores del país.

Las “revoluciones educativas” se hacen así. A diferencia de las políticas, que también se incuban lentamente, pero un día aparece un gran detonador como el florero de Llorente, los grandes cambios en la educación son lentos y acumulativos, pero son los que realmente cambian al mundo. Eso hace que tengan poca presencia en los medios de comunicación. Preocupa que estos hablen tan poco sobre este “año de las competencias científicas”.

Parece que no logran desprenderse del tomar cuentas al Gobierno por lo inmediato: cifras de cobertura, transferencias de recursos o precio de las matrículas. Como decía Francisco Cajiao en su columna del 26 de julio, “el problema es creer que la política es un listado de metas y números”.

Los números son indispensables para organizar y sin ellos no sabríamos qué se hace, ni si se hace bien. Coincido con Cajiao en que la política es más, pero me afana su sempiterna afirmación de que la cobertura “se expande a expensas de la calidad”. No puede haber calidad sin cobertura. No hay peor educación que la de un niño que no la recibe.

El esfuerzo de aumentar la cobertura es para que la próxima generación esté mejor educada y no solo algunos de sus miembros. Hay que alcanzar el ciento por ciento. Hay que recordar también que los maestros están hoy mejor preparados, lo cual no es a expensas de la calidad. Sin ir más lejos, en el último año varias decenas de miles de docentes han recibido capacitación con apoyo del Estado. Eso es trabajar por la calidad.

El problema real de la calidad es que es fácil declarar que nos interesa pero mucho más difícil precisar de qué se trata. Creo que el ordenamiento de la casa realizado a lo largo de la última década, con los procesos de certificación que a Cajiao incomodan, ha sido un avance. En el desorden no prospera la calidad.

En Colombia sí está ocurriendo una profunda revolución educativa. La del aumento de cobertura, condición necesaria aunque no suficiente, lo mismo que significa disponer de cifras confiables que hace 15 años no teníamos. Sabemos cómo les va a nuestros estudiantes en exámenes que antes no se hacían; se ha descentralizado la educación hacia los territorios que se han ido certificando; nuestros maestros están mejor formados y se diversifica la oferta de formación.

El de las competencias científicas será el pasito de este año. Deberíamos estar bien atentos porque puede ser un paso pequeño para los titulares, pero un salto fundamental para la Nación.

* Ex secretario de Educación del Distrito Capital

TEXTO DOS

eltiempo.com / columnas opinión

EDUCACIÓN: SIGUE EL DEBATE
La cobertura no lo es todo (9 de agosto de 2005)

La igualdad solo se logra si el Estado ofrece educación de calidad.

Me dio mucho gusto leer la columna de Felipe Barrera, subdirector de Fedesarrollo, en la cual controvierte afirmaciones hechas por mí hace algunos días. Si algo es preocupante en Colombia es la ausencia de debate en torno a los temas educativos, de modo que cualquier opinión que se emita en los medios de comunicación queda en el aire, sin que la ciudadanía pueda hacer contrastes y formarse una opinión propia.

Sería interesante hacer un conteo sobre el número de columnas de opinión referidas al TLC, a la controvertida Ley de Justicia y Paz o al volantín político del inefable doctor Pastrana, y se vería que en ellas existen puntos de vista diversos y contradictorios, dependiendo de la óptica política. Pues bien, nada parecido se ve en el caso de la educación, a pesar de ser un tema crítico para el desarrollo del país.

Me alegra, pues, que el doctor Barrera se haya lanzado a la arena educativa que suele ser compleja por lo que implica el análisis conceptual, económico y sociológico de los cientos de aspectos que componen el espectro de un campo de la vida humana que va mucho más allá de las aulas escolares. Esta complejidad explica, en parte, la ausencia de comentaristas juiciosos que se esmeren en explorar en textos sencillos las diversas facetas que puedan interesar a los ciudadanos del común: maestros, empresarios, padres de familia y estudiantes.

Ya que se objetaron algunas de mis afirmaciones, quiero señalar dos cosas: la primera es que el doctor Barrera señala como políticas muy importantes, tanto como para hablar de una revolución educativa, el incremento de cupos escolares mediante el aumento del promedio de estudiantes por profesor y la contratación privada de la educación.

Los logros en cobertura siempre los he aplaudido pero no son suficientes para hablar de revolución. Basta revisar los planes de los últimos diez gobiernos, para constatar que la cobertura ha estado siempre ahí. Tal vez el salto más significativo en esta materia se dio durante el gobierno de López Michelsen cuando se estableció la doble jornada escolar, muy discutida por cierto.

Además, es una de las metas del milenio, incluyendo la educación preescolar y la educación media, temas que no han merecido atención suficiente en el actual Gobierno. Tampoco es suficiente ver los nuevos cupos, sin contrastarlos con la deserción que sigue siendo enorme, sobre todo en secundaria y en educación superior.
La repitencia en primer año no se ha disminuido en diez años del 13 por ciento, con todo lo que esto implica. En Fedesarrollo debe haber buenas cifras históricas.

La segunda observación hace referencia a lo que yo entiendo por políticas: me refiero al tipo de país que queremos. Yo quisiera, por ejemplo, uno más igualitario, donde todos los niños tuvieran las mismas oportunidades y eso solo se ha logrado en los países en los cuales la educación de calidad ha sido ofrecida por el Estado.
Un país como el nuestro, tan escindido socialmente, no avanzará hacia la equidad estimulando la estratificación de la educación.
Mientras no haya cambio en esta tendencia no podrá hablarse de una revolución democrática. Detrás de la contratación privada se ocultan altos riesgos de corrupción, como puede verificarse en países que recorrieron esa senda y que ya están de vuelta. Hace falta ver los estudios sobre el tema y no solo los decretos que legalizan la operación.

Lo único que siento es que las cifras que presenté sobre incremento de las transferencias en los departamentos de mayor influencia paramilitar no hayan sido controvertidos por el doctor Barrera, pues deseo estar equivocado y poderme retractar para evitar los malos pensamientos.

[EMAIL PROTECTED]

TEXTO TRES

eltiempo.com / columnas opinión

CARTA DEL DÍA
Una verdadera revolución educativa (Julio 28 de 2005)

En una columna reciente, Francisco Cajiao hizo algunas reflexiones sobre la política educativa del Gobierno.

Sostiene, primero, que detrás del actual plan de educación no existen ni políticas ni ideas; segundo, que el plan deja de lado la calidad, y tercero, que no existe ninguna Revolución Educativa.

En primer lugar, detrás del Plan hay ideas y políticas claramente sustentadas. Bastan dos ejemplos. Hay un claro objetivo de aumento de cobertura a través de diferentes estrategias, entre ellas la eficiencia. Una política de eficiencia busca aumentar el número de estudiantes por profesor en aquellas regiones del país en donde es extremadamente bajo, y transferir recursos con base en dicho número.

Algunas personas pueden sugerir que incrementar la cantidad de alumnos por profesor disminuye la calidad. Sin embargo, ningún artículo técnico ha demostrado que exista una cifra óptima. Aumentar de 25 a 70 estudiantes por profesor posiblemente tenga efectos negativos en calidad, pero, con una probabilidad alta, hacerlo de 25 a 35 no. De cualquier forma, es un debate empírico y no ideológico.

Otro ejemplo de política es ofrecer instrumentos a disposición de los entes locales, como la contratación privada, para que estos tengan la capacidad de elevar la cobertura. El Decreto 4313, expedido por este gobierno, otorga el marco legal para la contratación y presenta varias opciones a los municipios para que, cuando la oferta pública sea insuficiente, el Estado brinde educación de buena calidad.

En segundo lugar, en el Plan es evidente la importancia de la calidad. Por ejemplo, hay políticas concretas para aumentar la calidad de los profesores. Asimismo, el Ministerio realiza un gran esfuerzo para generar información sobre calidad mediante pruebas de diversa índole. Por otra parte, si en algo peca el decreto es en el énfasis en calidad debido a problemas de aplicación de la política. En efecto, establece la necesidad de un banco de oferentes para la contratación con entes privados. Sin embargo, dicha política ha tenido problemas de implementación por la dificultad para encontrar instituciones que cumplan con los requisitos de idoneidad y calidad. Un mejor uso de tiempo de analistas y técnicos sería ayudarle al Gobierno a pensar en una forma de implementar la política para que surta los efectos de calidad deseados.

Lástima que una persona que tiene tanta voz pública como Cajiao no discuta con ideas técnicas sustentadas en números serios, por decir lo menos. Por lo pronto, los datos de educación encontrados por Fedesarrollo en las Encuestas de Hogares son sorprendentes. La cobertura en educación aumentó significativamente desde el 2002, especialmente en los estratos más pobres. ¿Dónde está, entonces, el problema de inequidad de la política que Cajiao pretende insinuar?

Personalmente estoy convencido de que la política de este gobierno está logrando una verdadera revolución educativa en el país.

Felipe Barrera

Subdirector Temas Sociales, Fedesarrollo


 


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Ligia Parra-Esteban.  Directora
Fundación Voc de Investigación de la Comunicación Entre Científicos.
http://mox.uniandes.edu.co/voc
Luis H.  Blanco.  Secretario de la Junta Directiva.
Laboratorio de Investigaciones Básicas.  Ciudad Universitaria.  Unidad Camilo Torres.  Bogotá.
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