Hola a todas y a todos.
Me gustaría aportar a la discusión sobre el tema con una breve anécdota.
Puesto que no tengo computador portátil, desde hace años utilizo
distribuciones GNU-Linux mediante pendrive como discos de arranque para
acceder a mi propio sistema operativo en cualquier computador. Hace más de
un años que hago esto con Trisquel.
Cuando voy a un local de internet, le pregunto a la persona encargada si
sería tan amable de permitirme trabajar con mi propio sistema operativo, que
llevo a todas partes en mi memoria flash. Algunas personas, las que menos
conocimientos tienen sobre informática, dicen que no, pero la mayoría,
luego de explicarles y de mostrarles cómo se hace, acceden sin problema.
Entonces visto con frecuencia ese mismo local (entre otras cosas, para no
andar a cada rato aventurando a ver si me dan permiso o no) y luego de un par
de visitas, a las personas termina dándoles curiosidad cómo es que yo
trabajo sin pedirles la clave de acceso a la cuenta de los usuarios, o
también sienten curiosidad porque el escritorio se ve algo diferente.
En ese momento les comento la verdad, que dejé de usar el sistema que usa la
mayoría a mi alrededor porque me había cansado de pelear con los virus, los
cracks y las versiones demo y demás. Y que desde entonces, no volví a tener
ningún problema en ese aspecto. También les cuento que por esas inmensas
ventajas he debido hacer algunos sacrificios: ciertas dificultades para la
impresión, para usar WiFi (que por otro lado aún no me demuestra ser inocuo
y no me hace falta para nada a la hora de conectarme a internet, pues
conexiones por cable hay por doquier). Y por último les digo que me gusta
mucho compartir con mis seres queridos, mis amigos y, por qué no, con
personas desconocidas, esas ventajas.
Me cuido de no recomendar, sugerir, ni mucho menos presionar. Sencillamente
hablo con mi verdad y dejo abierta la posibilidad a que me pregunten más
acerca del tema.
Y en varias ocasiones me he llevado la agradable sorpresa de que son las
mismas personas de esos locales quienes me expresan su interés por saber un
poco más. Incluso, a veces se han mostrado interesados en hacer alguna
prueba con alguna de las distros que les sugiero e incluso alguna vez recibí
una propuesta para hacer un curso.
Desde luego, es un proceso que toma tiempo. En general, para llegar al punto
en que la gente se muestre interesada, o que definitivamente decida que no le
interesa en nada el tema de la legalidad, la libertad ni la solidaridad, toma
entre un par de semanas y un mes. Todo depende de la confianza que se logre
generar y de lo abiertas que estén las personas.
En resumen, pienso que la mejor manera de que quienes desconocen el mundo de
GNU-Linux huyan de él, es tratando de acercarlos al tema. Y, según mi
experiencia personal, la mejor manera de invitarlos es trabajar delante de
ellos y demostrar de esta manera las ventajas y desventajas de este
fascinante mundo del software libre.
Otra idea que me ha ayudado mucho es compartir con las personas mis propias
dudas acerca del movimiento por el software libre: la facilidad con que los
desarrolladores caen en cierto dejo despectivo ante los profanos como yo
mismo, el fanatismo en que a veces se cae, casi sin quererlo, las
dificultades que se encuentran a la hora de plantear que el software es
apenas una herramienta y no un fin por sí mismo, etc, etc.
De este modo, cuando me pongo en los zapatos de quienes no saben casi nada
del tema y les cuento que me siento a veces maltratado por quienes defienden
el software libre, ellos se sienten identificados y entonces me cuentan sus
dudas y vacilaciones con mayor naturalidad.
Finalmente, cuando le hago notar a las personas que no saben nada sobre el
tema, que entre quienes defienden el software libre hay mucha gente a la que
no le importa para nada la defensa del medio ambiente, ni la desigualdad de
género, ni la protección a los animales, ni la política, ni la economía,
ni la privacidad (gran paradoja), ni el trabajo infantil, ni la trata de
personas, ni los efectos de la alimentación tóxica o de las radiaciones no
ionizantes, etc., etc., he podido notar que la gente se relaja mucho al darse
cuenta de que quienes defienden el software libre son personas de carne y
hueso, que han decidido promover una causa que les parece justa, a veces sin
tener en cuenta para nada muchas otras causas que son tanto o más
importantes. Y al estar relajadas, las personas pueden pensar con menos
prejuicios sobre las ideas del movimiento por el software libre, dejando de
lado a los mortales que tratamos de impulsarlas.
Espero que mis reflexiones y experiencias sean de provecho. Un abrazo para
todas y todos.