Amigos de la lista,

Les mando las siguientes entrevistas realizadas a dos
dirigentes indígenas aparecidas en la revista Pulso.
Uno de ellos es el Mallku. Me han parecido muy
interesantes las repentinas nostalgias de Quispe por
echarse al monte.

http://www.pulsobolivia.com/edicion/020920/politica/index.htm

Saludos

Alex Condori

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La opción electoral no convence a todos. Un mes y
medio en el ejercicio del poder legislativo está dando
los primeros frutos en la Cámara Baja donde se ha
concentrado el sumun de la diversidad política y
cultural. Dos protagonistas hablan desde hondas
perspectivas. El líder qaqachaka dice haber superado
la decepción de los primeros días: Rosendo Copa del
MAS no se rinde. En cambio, Felipe Quispe, el aymara
rebelde, quiere volver a la CSUTCB y a la lucha
comunaria. Si el gobierno no acude al diálogo ya tiene
la amenaza en puertas: ¿Otro Cuartel de Kalachaka en
Achacachi? Es probable.

QUISPE Y COPA: ABANDONAR Y RESISTIR

Dos indígenas con posiciones opuestas

Claudia Espinoza 

EL AYMARA PREFIERE EL CAMPO

“En la práctica no ha cambiado nada”
 
“Nada, nada, nada”. Felipe Quispe es tajante en su
evaluación. El trabajo parlamentario le ha
desilusionado al punto que quiere abandonar su curul.
No es una cuestión tan simple como el aburrimiento. En
la lógica aymara las palabras no son sólo lo que
dicen. En el fondo, su intempestiva decisión está
cruzada por  elementos que sacan chispa en el centro
de su personalidad.

Son elementos que los concentra y conduce él solo. Es
jefe de bancada del Movimiento Indígena Pachakuti
(MIP), y secretario ejecutivo de la Confederación
Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia:
los dos brazos del indigenismo aymara. En el
Parlamento, Quispe se siente enjaulado políticamente,
y perdido entre tantos protagonismos. Prefiere el
campo.

Después de ver las primeras negociaciones y de
constatar que como minoría, la oposición no puede
hacer frente a la vieja máquina del oficialismo, se
siente “dolido”. “Todo ha sido en vano”.

Su decisión la va a dejar en manos de las tres
provincias que lo eligieron: Bautista, Saavedra y
Omasuyos. “Si ellos proponen que debo abandonar mi
curul, lo voy a hacer. Si me obligan a estar acá, no
habrá otro remedio”. Ya ha consultado a la bancada del
MIP, pero los cinco diputados no aceptaron su
abandono. Él tiene sus razones.

Existe una coincidencia entre los diputados indígenas,
de diferentes partidos, sobre la imposibilidad de
hacer un trabajo efectivo en el Parlamento.

• Para empezar, el racismo está vivo y activo aquí
adentro. Hay maneras sutiles de ser racista como ver
este Parlamento adornado con indios, pero en la
práctica no ha cambiado nada. Por eso se frustran, se
decepcionan por haber participado en las elecciones.
Hay que ver, evaluar hasta dónde llegamos.

Usted ha descalificado la acción parlamentaria del MIP
en un mes y medio. ¿No le parece muy pronto?

• El MIP tiene diputados nuevos que no están a la
altura de otros que han estado años acá. Por eso
tienen miedo de exponer sus ideas. Poco a poco se
están familiarizando, hay que adaptarse a los
horarios, a nuevas formas de accionar. Para nosotros
este es un nuevo escenario, es una nueva forma de
patear el tablero político-ideológico frente a los
paradigmas neoliberales. Pero también estamos
conscientes que por esta vía parlamentaria no vamos a
cambiar nada. El oficialismo sigue siendo mayoría y
sigue maniobrando.

¿Se arrepiente?

• No tanto. Yo nunca me arrepiento de lo que hago. Es
que no estamos acostumbrados a estar acá adentro,
sentados, esperando... escuchando discursos retóricos
hasta insultos. A la gente que está defendiendo la
coca  tratan de narcotraficantes. Hay mucho que
aguantar...

Lo que pasa es que no pensamos como ellos, no comemos
como ellos, no hablamos como ellos, no vestimos como
ellos. Hay una diferencia tremenda, una contradicción,
un choque de culturas: cultura política indígena
frente a cultura política dominante liberal.

¿Ese es el factor más desfavorable para la
representación campesino-indígena?

• No, solamente. Es que estamos huérfanos de apoyo.

¿Qué tipo de apoyo esperaban?

• Supongamos que presentamos un proyecto de ley o una
minuta de comunicación o una interpelación. De este
tipo de acciones parlamentarias, la oposición nunca va
a salir con la victoria, porque el oficialismo siempre
se va a aliar con sus seguidores. Así las acciones van
al vacío. ¿Para qué vas a presentar, entonces? Esas
cosas a uno le molestan, ¿no? Te desmoralizan. De ahí
uno se pregunta, habiendo masas, ¿para qué voy a estar
aquí adentro? Esta no es nuestra cancha, la nuestra es
hacer movilizaciones, bloqueos donde participan miles
de comunarios...

Eso quiere decir que es mejor volver a las bases.

• Vamos a bajar a las bases a informar con lujo de
detalle lo que aquí está pasando y, a la vez, voy a
dejar mi dieta parlamentaria en la circunscripción
porque no me la he gastado.

¿Si vuelven a la lucha social, la función
parlamentaria ya no tendrá ningún sentido?

• Ese es el camino. La vieja máquina es fuerte,
entonces si no podemos hacer nada, no queda otra.
Podemos presentar un montón de papeles, pidiendo
escuelitas o algún caminito, pero ¿qué pasa si tocamos
la Ley INRA? ¿O la 1008? Van a defender con uñas y
dientes los serviles del neoliberalismo. Eso nos
obliga a volver a las luchas comunarias, no siempre a
la lucha social.

Pero usted ha pedido un diálogo con Sánchez de Lozada.

• Ya he recibido la respuesta y ellos ven como
escenario del diálogo el Palacio de Gobierno. Nosotros
no aceptamos, ellos no quieren y todavía lo postergan.
En su campaña electoral, Sánchez de Lozada dijo: “yo
soy el hombre predestinado, escogido, iluminado, para
solucionar esta crisis”. Una crisis caótica, que él
—como cerebro privilegiado— ha prometido solucionar en
90 días. Nosotros estamos contando los días, va a
llegar su plazo y sabemos muy bien que cuando salgamos
a las carreteras nos van a matar. Sánchez de Lozada va
a manchar su camisa blanca con sangre india. No
importa, estamos decididos porque sólo con eso vamos a
conseguir.

¿Está pensando en otro  Kalachaca?

• Otro Gran Estado Mayor de Kalachaca, eso ya está.

¿El diálogo no sirve para nada?

• Nosotros los indígenas nos caracterizamos por
dialogar en el preconflicto. Vamos a agotar todos los
medios posibles para hablar de igual a igual. El jefe
del Movimiento Indígena Pachakuti frente al jefe del
Movimiento Nacionalista Revolucionario. Si llegamos a
un acuerdo, viviremos en paz. No somos locos ni
trotskistas que se trosquean en las calles por joder.

Estamos pidiendo tractores, no tanques. No queremos
sangre, ni metralletas. Queremos producir mejor, ¿cómo
vamos a tecnificar el agro con las herramientas que
nos ha dejado Atahuallpa? En vez de fusiles, que
compren herramientas para no estar manejando chontas,
pala, picota...

Después de que Sánchez de Lozada se reunió con Evo
Morales, parecía que Felipe Quispe no quería quedar
atrás, de ahí que solicitó hablar con el Presidente.  

• Pueden estar diciendo que es una cuestión de
protagonismo político, que quiero hacer crecer al
Movimiento Pachakuti. Se equivocan. Solamente le
estamos tomando la palabra. En su programa el MNR
habla que en 90 días habrá agua potable, caminos
vinculados, postas sanitarias, hospitales, luz
eléctrica y Bonosol para los indios viejos.

Es cierto, pero algún ministro ha adelantado que los
tractores no tienen financiamiento.

• Eso queremos hablar a calzonsillo quitado. ¿A ver
qué pueden cumplir? ¿O no van a cumplir nada, siempre?
Si es así, somos nomás de otra Bolivia, entonces que
nos borren del mapa político. ¿Somos salvajes e
incivilizados? Que nos digan de frente. 


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El qaqachaka no se rinde

“PARA MI, EL PARLAMENTO ES OTRO MUNDO”
 
 
El Comandante del Ayllu Mayor Qaqachaka, después de
sentir el desprecio de los que ahora son sus pares  
—los “honorables” diputados— se pasea por la Cámara
Baja como por su casa. Esquiva los saludos extraños
con una sonrisa. No le faltan en el bolso las leyes ni
la coca. Cada día, toma tranquilo el atajo de su nuevo
destino. La angustia de los primeros días ya pasó. Hay
que resistir...

A veces lo desconocen, entre tanta gente, lo que no
pasaría ni por asomo en la pampa de Jila de  donde lo
conocen bien hace 33 años. Desde que nació, no
abandonó su comunidad, como casi nada que le tocó en
la vida.

Visto en su curul del Movimiento Al Socialismo, el
comandante Rosendo Copa aparenta una quietud que su
mirada contradice cuando habla.

Dirigente comunal desde muy joven —a los 19 ya era de
la junta escolar— el ahora diputado está dispuesto a
librar la lucha parlamentaria porque entiende que el
ayllu le encomendó esa misión.

Con los votos de la circunscripción 36, conquistó la
diputación como una tarea más —en su largo camino—
aunque sabía que ingresaba a “otro mundo”.

No hay nada que sea “más fuerte que obedecer el
mandato de las bases”. Su madre le había dicho
siempre, “hay que caminar desde temprano, para hacer
las cosas bien”. Así fue que aprendió quechua, aymara
y castellano. Aprendió a tocar quilla, charango,
mandolina. Aprendió todos los bailes, y así fue que
conoció a su mujer, Alejandra, en una fiesta del
ayllu, con quien ya llenaron la casa con cuatro hijos.

En el territorio qaqachaka       —con 56 comunidades y
83 estancias— el joven ocupó seis cargos comunales
hasta llegar a presidir la comisión pacificadora entre
Qaqachakas, Laimes y Jucumanis. De la guerra a la paz,
entre modernidad y tradición, asambleismo comunal y
partidismo, Rosendo expresa en su pequeño y delgado
cuerpo la múltiple visión de la cultura qaqachaka del
sur de Oruro.

Entre otras, tiene la tarea infranqueable de convertir
el acuerdo de paz de los ayllus en ley. “Con eso
haremos nuestro desarrollo alternativo”, sostiene, y
por eso viaja todos los viernes de la plaza Murillo al
ayllu para informar cómo van sus “gestiones
parlamentarias”. No falta un día al trabajo, en el
“otro mundo” que hoy le toca vivir. Ahí se queda a
cumplir su misión.
 

Sus colegas indígenas están un poco decepcionados del
trabajo parlamentario. ¿Cuál es su balance después de
un mes y medio de estadía en el Parlamento?

•Yo venía de subalcalde del ayllu, donde en cinco años
hemos tenido mucho trabajo. Al llegar al Parlamento vi
todo al revés. Como nunca me había metido en política,
yo mismo me dije “no voy a poder hacer nada en el
Parlamento”, quería irme a la comunidad.

Entonces, he tenido que reflexionar que este sistema
ha sido dominado 510 años. En ese tiempo hemos dejado
trabajar a la clase dominante, mucha gente ha estado
en nombre de nosotros.... Pudiendo estar aquí, y no
pudiendo escaparme, lo tomé como una lucha. Esto tiene
que cambiar.
 

Usted ha sido uno de los diputados más hostigados por
el racismo. ¿Qué impresión le queda de esa actitud?

•Yo no me quejo, los que se están quejando son
aquellos k'aras oficialistas que han estado viviendo a
nombre de nosotros, comiendo a nombre de nosotros,
mientras nosotros hemos estado a punta de puchos de
mineral en los rincones... Que nosotros estemos en el
Parlamento, implica que esos k'aras vayan a trabajar,
por eso están protestando, nos dicen: “¿quién ha
elegido a este indio?”.

Nosotros no hemos venido por nosotros mismos. Evo
Morales no nos ha elegido a dedo por política del MAS,
las bases nos han iluminado. Yo no quería ser un
político partidista, a mí me han tenido que forzar. A
mí me gusta ser franco y concreto como cuando
permanecía como líder comunario sin partido. Yo tenía
otro dominio, en otras palabras me decían Comandante
Qaqachaka.
 

Pero usted está aquí, no en el ayllu. ¿La
discriminación no es una presión?

•Los primeros días harto me han molestado, con lo que
decían “¿este indio qué va a hacer en el Parlamento?”.
En las calles, cuando yo venía (al Palacio
Legislativo) decían cosas y no me dejaban entrar. Yo
no estoy dolido, sin embargo los k'aras están, porque
esta era su casa y hoy es mi casa también.
 

¿Hasta dónde se puede tolerar la presión?

•No me voy a rendir, vamos a mantener nuestra lucha
aquí con nuestra identidad cultural y política.
Nosotros somos hombres fuertes, discriminación habrá.
Vamos a demostrar la cultura de nuestras bases. Así
como ellos, nosotros también tenemos derechos y vamos
a mostrar la evidencia de nuestras realidades.
 

No hay arrepentimiento ni decepción...

•No, eso he sentido los primeros días. Ha habido mucha
emoción, pero tenemos que prepararnos para lo que
viene.
 

¿Qué le motiva a querer cambiar la estructura política
del Parlamento?

•Yo he venido a defender al comunario y al minero,
porque he vivido con el ganado de camélidos, la
producción de la papa y en la minería. Entonces pensé
en los hermanos que están sin trabajo, en las palliris
recogiendo los puchos de los minerales. En el campo,
los hermanos sin vender lo que producimos...

Todo eso implica que nunca hemos visto el desarrollo
que los gobiernos tanto han hablado. Eso he venido a
ver, a buscar canales, hacer gestiones para llegar a
las realidades. Aunque para mí era otro mundo, los
indios hemos llegado como nunca. Un qaqachaca nunca
había sido diputado. Yo traigo las propuestas de las
comunidades, no es por mí ni para el partido. Eso
propongo, pero los partidos tradicionales nos callan
diciendo “suficiente debate”. Sé que ahora todo se
complica, pero voy a tener que trabajar con ese
sentimiento. Aunque no nos den cobertura vamos a
seguir luchando.
 

Como segunda fuerza, el MAS podía estar en una
posición más favorable. ¿Qué ha fallado en el orden
político?

•El MAS ha sido usurpado y por supuesto marginado de
muchas decisiones. Como segunda fuerza nos
correspondía tener cuatro comisiones o por lo menos
dos. Nos han dicho que no sabemos negociar.
Evidentemente no sabemos negociar pegas. Si piensan
así, estamos muy conformes sólo con la comisión de
Política Social. Para expresarse uno tiene que conocer
la realidad y conocer muy bien las leyes. ¿Será por
que no conocemos bien que nos marginan? Yo veo que la
diferencia con ellos es que nosostros estamos
preparados política e ideológicamente. Hasta en
nuestras reuniones es diferente: todos hacemos todo,
si no hacemos todos, no hacemos nada. Así voy a
experimentar hasta fin de año, sino el próximo voy a
mejorar.
 

Decir al año seré mejor, ¿es decir vamos a negociar
como ellos?

•¿Las pegas? No. Al año vamos a salir a defender, no a
negociar. Vamos a salir a las carreteras, si el
gobierno nos sigue interfiriendo. Si no nos hacen
caso, si no oyen nuestras propuestas, vamos a tener
que empezar bloqueando el Parlamento. 

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Lista de discusión Aymara 

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