Bueno: yo tengo los títulos de maestro y de bibliotecario. Formación en bibliotecas escolares, animación de bibliotecas escolares, animación a la lectura, cuenta cuentos y clown. Llevo años esperando una dignificación de la profesión de bibliotecario escolar, ya que creo firmemente que a los niños se les debe educar, viviendo en una revolución de la información, en el uso de esta, en la búsqueda, contraste y crítica de esta información. No se trata sólo de prestar libros de cuentos a los niños, sino de saber moverse por la maraña informativa de los medios, de no hacer corta-pegas del Rincón del Vago, y de no creerse lo primero que leen en la Wikipedia. No critico estos webs, pues son realmente buenos, a lo que me refiero es que no hay que quedarse sólo con ellos, como fundamento. Creo en educar a las personas a vivir en una sociedad de la información como la que vivimos. Y esa es la función de la biblioteca escolar: formar. El fomento a la lectura es secundario, pues para eso está la pública. En la escolar se ha de impulsar, pero como fin secundario.
En Cataluña, después de muchos años, surge el maravilloso programa de bibliotecas escolares PuntEdu. Por fin, todas las escuelas han de tener bibliotecas escolares, con recursos adecuados Y CON PERSONAL FORMADO. Basta ya de padres y madres prestando libros de 5 a 6 de la tarde. Pero no todo ha de ser perfecto: resulta que ese personal formado van a ser profesores. Eso sí, con una formación suplementaria. ¿Y con qué condiciones? Según el programa: "El coordinador/a o responsable de la Biblioteca escolar dispondrá de unas horas de dedicación para el desarrollo de la gestión y la dinamización de la biblioteca escolar" Más claro, imposible. Me puse en contacto con el programa PuntEdu, ofreciendo mis servicios. Al parecer, debo ejercer como maestro para poder tener la posibilidad de trabajar como bibliotecario escolar, en mis horas libres. A ver: es un problema económico, por supuesto. Si se está reduciendo el número de maestros. Si se obliga a los que quedan a hacer horas extras, si cada vez están más cuestionados: ¿cómo se va a contratar a un bibliotecario en cada escuela de este país? El despilfarro económico sería tremendo. Y más, cuando está claro que no se entiende, y no se ha entendido nunca, cuál es la función real de la biblioteca escolar, y que esta era de la información en la que nos encontramos, tampoco se ha asumido todavía en toda su inmensidad: es como si la revolución industrial hubiese supuesto que los agricultores cogiesen el nuevo tractor a vapor, y le pusiesen dos bueyes delante tirando para sembrar los campos. Daniel Becerra ---------------------------------------------------- Normas para el correcto uso del correo electrónico: http://www.rediris.es/mail/estilo.html ----------------------------------------------------