Podemos proponer un sistema que no se base en opiniones de una CDU, de una
época, o de un bibliotecario.

Comparando la CDU antigua con las nuevas ediciones, se da uno cuenta de cómo
evoluciona la sociedad en pensamiento.

(Caso increíble de los homosexuales, y de la propia religión, que en la
vieja parece que solo existía la católica).

Cada x años hay que reformular la CDU por motivos de pensamiento social, eso
hace pensar en si realmente es un sistema idóneo para organizar una
colección.

El ejemplo de la biblia es revelador, las opiniones vertidas son de la
índole de si soy creyente o no, de si me ha servido en mi vida o no, y eso
no es determinante para crear un sistema de clasificación. (asimov como
divulgador científico me ha impactado mucho, lo ponemos en religión?)

Quizás el debate estaba encaminado a esto, a que tenemos un sistema de
clasificación muy subjetivo, que debe actualizarse periódicamente; (imagino
que nadie mete la homosexualidad en problemas psicológicos ya).


El 24 de noviembre de 2010 11:32, Honorio Penadés <hpena...@db.uc3m.es>escribió:

> Gracias Jorge por la vuelta al objeto del debate (a lo que yo creo que era
> el objeto). Lo contaba el otro día en Facebook y lo transmito aquí, con
> perdón:
>
> "El debate original, con su miga chusca, era bibliotecario: ¿debemos los
> bibliotecarios juzgar la calidad, oportunidad e idioneidad de nuestros
> fondos para nuestros usuarios? Con el ejemplo de la Biblia, libro que, dicho
> sea de paso, nadie busca en la biblioteca, o casi nadie. Pero volvamos al
> quid: desde el 0 al 9 de la CDU de una colección mínima de 50.000 volúmenes
> (cf. Rebiun) ¿vamos a ir mirando, uno por uno, los orígenes ideológicos de
> las personas que los escribieron, el sustrato institucional sobre el que
> escribieron, el entorno social en el que vivieron, y los desajustes sociales
> y personales que a todos, muchos o algunos de los 6.000.0000.000 de seres
> humanos (por ejemplo) les haya causado alguna vez?
>
> *No se salva ni El Principito de la quema*."
>
> Salu2
>
> El 24 de noviembre de 2010 11:14, Jorge Candás Romero <
> jorgecan...@gmail.com> escribió:
>
>> Me siento abrumado por la cantidad de respuestas y el debate que se ha
>> generado.
>>
>> Mi intención no era tanto debatir sobre Biblia en un sitio o en otro, si
>> no qué hacer con libros de contenido cuestionado/cuestionable.
>> Y veo, no sin cierta sorpresa, que en general priman las opiniones
>> personales frente a cuestiones profesionales.
>>
>> Profesionalmente se pueden seguir muchos criterios de clasificación: me
>> ciño al contenido y al lenguaje usado, atiendo a cómo buscan y piden los
>> usuarios, sigo los criterios de tal o cual biblioteca, hago lo que dice mi
>> jefe, etc. Todaos ellos son justificables y cuestionables, y ahí está la
>> importancia y la riqueza de esta tarea.
>> Pero honestamente creo que en una biblioteca pública, la opinión personal
>> ha de quedarse en la puerta. Y después, congeniemos lo que pide el usuario
>> con lo que dice la profesionalidad (que no es poco).
>>
>>
>> Un saludo,
>>
>> --
>> Jorge Candás Romero
>> jorgecan...@gmail.com
>>
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